Al igual que la vecina ciudad de Ubeda, esta tambien es patrimonio de la humanidad, si bien la anterior destaca por su arquitectura civil, Baeza lo hace por su arquitectura religiosa donde destaca su catedral renacentista, fruto de su autoridad eclesiastica que llego a tener en la epoca que se construyo.
Baeza ofrece al visitante su esplendor monumental y en sus edificios se suceden diferentes estilos arquitectónicos, entre los que destacan el Gótico Isabelino y el Renacentista -presentes en los hermosos edificios del Palacio de Jabalquinto y la Catedral de la Natividad, entre otros- cuyo desarrollo coincide con la época de máximo esplendor de la localidad.
Sin embargo, la ciudad también alberga joyas como la Iglesia de la Santa Cruz, el único templo románico en pie de la Alta Andalucía; e incluso interesantes piezas íberas, como la estatua que corona la Fuente de los Leones. Otra hermosa fuente, la de Santa María, preside la plaza principal en torno a la que se articulan las calles del centro histórico.
El viajero observará que muchos de los palacetes y casas de la zona constituyen un monumento en sí mismos: un tranquilo paseo por las callejas y rincones de Baeza le permitirá disfrutar de sus encantos.
RUTA DIA PRIMERO:
Desde este punto nos dirigimos por la calle de la Merced para contemplar el edificio de la Casa del Licenciado Pedraza. Se trata de un edificio del siglo XVI que perteneció a Juan de Pedraza y a su mujer Doña María de Quesada. A finales de dicho siglo, Leonor y Catalina de Pedraza habitaban esta casa dándole nombre a la calle, aunque por poco tiempo. El vano de entrada es adintelado con clave. En la primera planta hay un balcón rectangular y la cruz de Malta en la clave del dintel. A ambos lados se encuentran los escudos de armas del matrimonio y, rematando el hueco, un frontón cerrado con pináculos en los extremos.
Durante el siglo IX se la disputaron los reinos de Granada, Sevilla y Almería. Al debilitarse el poder almohade Alfonso VII de Castilla la conquistó, pero en 1157 volvió a manos de los musulmanes. En 1159 ibn Mardanish la arrebataría a los almohades. En la época de Yusuf I (1163-1184) la ciudad debió ser fortificada dentro del programa emprendido por el califa.
El 21 de julio de 1212, pocos días después de la batalla de las Navas de Tolosa, el ejército cristiano llegó a Baeza, encontrándola desguarnecida y desierta. Los cristianos no debieron causar daños importantes en las defensas, pues éstas resistieron un asedio regular meses más tarde.
Al Bayasi se proclama califa de Baeza, rebelándose contra al-Adil. Éste le arrebató todos sus territorios, y en 1224-1225 lo sitió en Baeza, quedando finalmente el alcázar en posesión de los castellanos al ofrecerlo Al Bayasi como contrapartida a la ayuda prestada.
Tras la muerte de Al Bayasi la población intentó recuperar su alcázar de manos cristianas, dando lugar al final a su evacuación en 1226, época en que empezó su repoblación cristiana. El lugar conoció nuevos asaltos en épocas posteriores: 1368, 1407, 1464, y 1475, esta última debido a las guerras civiles, siendo Baeza partido de la Beltraneja. Los Reyes Católicos ordenaron demoler el alcázar hasta los cimientos.
El perímetro de sus defensas sería de unos 2,5 kilómetros, y contaba con 53 torres o torreones, incluyendo el de los Aliatares y otros seis del alcázar. En cuanto a las puertas: las de Barbudo, Azacaya, Cañuelo y Úbeda eran dobles, mientras que el resto eran sencillas.
Empezando por la puerta de Jaén, el circuito amurallado discurría por la calle del conde de Romanones, donde estaban las puertas del Rastro Barbudo y Azacaya. Después giraba por la calle Barbacana hasta la torre de los Altares o Aliatares. Allí torcía por la calle Obispo Narváez (antes Barreras), donde estaban las puertas del Cañuelo y Úbeda. Proseguía por la calle Puerta Requena, donde estaba la puerta de Quesada, y luego tiraba para el suroeste por el paseo de las Murallas que bordeaba el escarpe del cerro, hasta unirse con la Puerta de Jaén. En este tramo había dos puertas: de Granada y del Postigo (dos) y además la de Conde de Haro, que era comunicación con el alcázar.
En las puertas dobles se observa una curiosa disposición, la puerta propiamente dicha se integra en la propia línea de la muralla, como si fuese sencilla, y para hacerla doble se le añade un corral, unas veces extramuros (Azacaya) y otras intramuros (Cañuelo, Úbeda), de modo que el atacante tenía de pasar por un patio intermedio coronado de adarves defensivos, encontrando además un acceso desenfilado o en recodo (excepto en la puerta de Úbeda).
La primitiva muralla califal, que contaba con accesos rectos y sencillos, sufrió una remodelación en época posterior, dotándose de accesos dobles y desenfilados. Probablemente esta reforma fuera realizada en época almohade, aunque también pudo hacerse en época cristiana. Sea como fuere, la importancia de Baeza en la edad Media supuso un proceso continuado de restauración y acrecentamiento de sus murallas.
La particularidad que los estudios universitarios presentaron en Baeza radica en su carácter espiritual y reformista (aproximándose al erasmismo en algunos aspectos, en otros coincidentes con los jesuitas, o aportando su propuesta original), algo que se quiere plasmar en los estudios universitarios baezanos confiriéndoles su singularidad. Esta clara vocación se la suele asociar a la tensión que existía en la sociedad entre conversos y cristianos viejos como una de las motivaciones más relevantes. La universidad baezana no fue ajena a las tensiones de carácter religioso que se vivía en su sociedad, y que se incrementaron a partir de la muerte de San Juan de Ávila, sin embargo la institución se consolidará en el siglo XVI y XVII. El siglo XVIII en lo cultural y académico, sin embargo, está marcado por el creciente desprestigio de la institución universitaria, que derivaría en el decreto de extinción y definitiva clausura de la institución en 1824. En las primeras décadas de siglo XIX es cuando tuvo lugar la desaparición de los estudios universitarios en Baeza, por medio del decreto de extinción (1807) y definitiva clausura de la institución en 1824. El edificio que ocupó la universidad siguió siendo centro educacional, salvo por pequeños lapsus de tiempo, como centro de enseñanzas medias. Es en este momento, ya en el siglo XX, cuando como Instituto General y Técnico forme parte de su claustro Antonio Machado. Por este motivo y debido a la inauguración del curso escolar el 2 de octubre de 1916 del mismo por el rector de la Universidad de Granada, Federico Gutiérrez Jiménez, conservamos una fotografía del poeta dentro del edificio de la Antigua Universidad baezana. En la actualidad este centro sigue siendo lugar de enseñanza como I.E.S. Santísima Trinidad.
Como vemos Baeza es un espacio cultural de primer orden, por lo que no sorprende que en este contexto aparezcan obras de carácter religioso (máxime si tenemos presente la vocación del estudio baezano), científico, poético e histórico más o menos vinculadas a estos y donde se hace referencia específica a los mismos. A lo que hemos de sumar la producción propia. Un espacio intelectual como éste requiere establecimientos que proporcionen obras impresas a la comunidad. Los primeros libros editados se fechan en torno a 1551, aunque no aparece editor, apuntando a posibles imprentas de carácter ambulante. El primer establecimiento tipográfico que conocemos fue el de Juan Bautista de Montoya (1568-1617) cuya obra más importante es Examen de Ingenios de Huarte de San Juan. Otro de estos es el regentado por los Cuesta (Pedro de Cuesta Gallo (1614-1639) y Juan de la Cuesta), a los que siguió Agustín Doblas y su familia entre otros.
La primera sede universitaria se halló en la calle Casas Nuevas, donde hoy encontramos parte del espacio que ocupó dedicado al museo de la ciudad. Un elemento inequívoco del origen universitario de este edificio lo constatamos en el texto que recoge el entablamento de la portada principal donde se está situada una inscripción clara al respecto que traducimos: “El doctor Rodrigo López, hijo benemérito de Baeza, fundó esta célebre Universidad, que dedicó felizmente a Dios trino y uno”. Del origen de la construcción se sabe que fue una casa nobiliaria perteneciente a la familia Acuña. El interior se acomodó para la enseñanza, pero pronto se manifestó insuficiente. Lo que obligó a la construcción de un espacio más adecuado. Desde el traslado (1593) de los estudios universitarios la sede primitiva se mantuvo como centro educacional para niños, tal como recoge el Padre Torres. Una vez suprimidos los estudios el primitivo edificio universitario pasó a ser, según Enrique Romero de Torres, casa de vecinos. Al parecer se mantuvo como viviendas particulares hasta su adquisición por el Ayuntamiento baezano en 1992. En este momento se decide dedicar una parte para viviendas de protección oficial y otra para museo. En el 2009 se remodeló el museo nuevamente, dando como resultado el aspecto que presenta actualmente.
En 1568 Pedro Fernández de Córdoba se convirtió en patrono de la universidad. Éste fue quien patrocinó la obra de la nueva sede situada junto al arco del Barbudo en la calle San Juan de Ávila, donde se trasladaron los Estudios en 1593. Sobre esta ubicación se apunta que la capilla de San Juan Evangelista ocupa el espacio de la ermita de San León y que con anterioridad acogía el convento de San Francisco hasta su traslado a las afueras de la antigua ciudad amurallada. Ese convento se situó en la calle de San Francisco. Los restos de este edificio es lo que se conoce como ruinas de San Francisco.
Desde la plaza de Santa Cruz nos dirigimos por el callejon los Dientes para adentrarnos en un laberinto de calles estrechas y angostas donde podemos contemplar numerosas casas solariegas fruto de su explendor señorial del siglo XVI.
Fue mandada construir por el concejo de la ciudad para conmemorar la culminación de la traída de aguas a la misma en 1564, siendo corregidor el licenciado Manrique de Cabrera y autor del proyecto, y de la fuente misma, el maestro arquitecto baezano Ginés Martínez. Su cuerpo inferior fue construido en forma de arco triunfal romano, simbolizando así la herencia histórica y el rango de la ciudad. La obra sufrió algunas modificaciones en 1670 y su última restauración tuvo lugar en 1993.
Sus aguas proceden de la mina de la Celadilla, a 2,5 km al noreste de la ciudad, y llegan a la misma a través de una importante obra hidráulica que permite la entrada de un hombre. El agua, al llegar a la ciudad, se acumula en un gran depósito terminal, el arca del agua de donde arrancan las tuberías que conducían el agua por presión a todas las fuentes públicas.
Esta obra mandaron hacer los muy ilustres señores de BaezaPor su parte, en los flancos occidental y oriental de este mismo cuerpo se encuentran respectivamente el escudo de Baeza y una quinta cartela conmemorativa donde puede leerse lo siguiente:
Siendo corregidor el muy ilustre señor el licenciado Manrique de Cabrera
Fue el maestro de traer y sacar el agua y hacer las fuentes, Ginés Martínez natural de Baeza
Acabóse en el año de 1564, reinando el muy poderoso Rey D. Felipe II.
Renovóse esta fuente, siendo corregidor y primer juez de letras de esta ciudad, el señor Dr. D. Blas Tenorio de Mendoza, año de 1670.El segundo cuerpo (reducido a la calle central) está enmarcado por dos grandes ménsulas y sostenido por dos parejas de atlantes que flanquean respectivamente en cada uno de los dos frentes las armas de Felipe II; todo ello se remata con frontón triangular.
Enfrente de la fuente podemos contemplar y visitar el edificio del Seminario Conciliar de San Felipe Neri.
Fue fundado en 1660 por el Obispo Fernando de Andrade y Castro, bajo la dirección de los padres del Oratorio de San Felipe Neri. Su fachada es severa, de buena sillería, sin adornos, con portada de medio punto entre pilastras con los escudos heráldicos del fundador. Su interior se organiza en torno a tres patios con columnas. El patio principal tiene doble arquería y columnas toscanas. La fachada oriental tiene otro acceso también de arco de medio punto con la figura de San Felipe esculpida en piedra.
En 1921 el seminario mayor es trasladado a Jaén, en 1969 se cierra el menor y en 1990 abre sus puertas como sede de la Universidad de Antonio Machado.
Enfrente del lateral del seminario y bajando de la plaza por la calle San Felipe Neri podemos contemplar el edificio del Colegio de las Madres Filipenses.
Este edificio ha sufrido una intensa transformación debido a los distintos usos que ha tenido. Ha sido Palacio de los Ponce de León, de los Marqueses de Villarreal, asilo de ancianos y finalmente en 1940 pasó a manos de la Orden de las Filipenses, que lo acondicionaron como colegio menor, función que aun desempeña.
Del interior solo se conserva original el patio Oda de finales del siglo XV, de doble galería, formada por arcos escarzanos sobre pilares achaflanados con capiteles.
En el otro lado de la plaza y adosada al edificio de la catedral se situan las Casas Consitoriales Altas.
El Edificio, de finales del siglo XV, era propiedad de Gil Bayle de Cabrera, que lo cedió al concejo para que fuera sede del Ayuntamiento. Entre 1511 y 1526 se reforma y amplía el inmueble ante la ruina que amenazaba, de ahí que en el edificio se distingan dos partes, una del gusto gótico florido con los escudos de armas de la reina Juana la Loca y Felipe el Hermoso y entrada con arco conopial con grandes dovelas; y el cuerpo más elevado del siglo XVI a modo de torreón que cuenta con una ventana gótica y con el escudo del águila bicéfala que fue levantada en tiempos de Carlos I. Además del escudo del emperador están los del corregidor Don Álvaro de Lugo y el de la Ciudad. Ha tenido múltiples usos, entre ellos archivo municipal o conservatorio de música.
Y por ultimo podemos visitar el edificio majestuoso de la Catedral de la Natividad de Nuestra Señora y su museo catedralicio.
Es el edificio más representativo de la plaza. En este enclave se cree que pudiera haber existido un templo romano, trasformado en visigodo hasta la llegada de los musulmanes que construyen la aljama. En 1227 pasa a ser, bajo la advocación mariana de “la Natividad”, sede Catedralicia. En 1529 se iniciaron las obras de una catedral gótica que se desploma en 1567. Vandelvirá proyectó un nuevo templo que se inauguró en 1593, conservando algunos elementos de la edificación anterior. Más tarde las obras fueron continuadas por Cristóbal Pérez, Juan Bautista Villalpando y la acaba Alonso Barba. Cuenta con tres puertas de acceso: la principal es de estilo renacentista, la de la Luna es gótico-mudéjar y la del perdón es gótico flamígero. La torre es el elemento más destacado, construido sobre la base del alminar de la mezquita anterior.
El exterior del edificio tiene una imagen severa y poco homogénea. La fachada principal se orienta al norte, donde se encuentra la plaza de Santa María, y se accede a una monumental puerta por una lonja de triple acceso. La portada fue trazada por el jesuita Juan Bautista Villalpando en 1587. Consta de dos cuerpos, en el inferior, flanquean la puerta pilastras pareadas de orden corintio separadas por sendas hornacinas; el superior, entre pináculos y dos pilastras similares a las inferiores, dispone en el centro de un relieve monumental con la escena de la Natividad de la Virgen, obra del también jesuita Jerónimo del Prado que se inspiró en una obra del pintor italiano Federico Zuccaro.
La fachada que se extiende desde la puerta hacia el este, fue construida en la primera mitad del siglo XVI, presenta ventanas renacentistas y contrafuertes con remates flamígeros. Al otro lado de la puerta, se encuentra un arco apuntado con puntas de diamante y en que se halla una capilla renacentista con una escultura de la Virgen, en este lugar se encontraba una puerta de estilo gótico. Las ventanas superiores de este lado de la fachada fueron edificadas en el último cuarto del siglo XVI, formando una triple ventana con dos huecos adintelados y de medio punto el central, están rematadas con un frontón cerrado. Estas cuatro ventanas, así como las cinco del muro sur, fueron restauradas en 1957, incluyendo vidrieras con escudos de eclesiásticos y laicos relacionados con Baeza. Las que se encuentran en la cabecera del templo presentan, igualmente, vidrieras con la heráldica de personajes de la época, como, el papa Pío XII, el obispo Félix Romero Mengibar, el gobernador civil Fernando Coca de la Piñera, el alcalde Fernando Viedma, el ministro José Antonio Girón de Velasco y el jefe del estado Francisco Franco, la presencia de estos últimos ha ocasionado polémica a raíz de la promulgación de la Ley de Memoria Histórica.
La fachada oeste se encuentra unida a la torre pero son independientes en su construcción y en ella se encuentran los elementos más antiguos de la catedral, sin incluir la sección inferior de la torre. En esta fachada se ubica la «puerta de la luna» o de san Pedro Pascual, obra de estilo mudéjar del siglo XIII. La construcción de la puerta es un arco de herradura lobulado y apuntado y con una moldura románica en su intradós, el alfiz es un rebaje en el muro. Sobre la puerta aparece un rosetón gótico con puntas de diamante, hojas y cabezas, que fue construido en el siglo XIV. Encima del rosetón se encuentra un arco lobulado y apuntado de reducidas dimensiones que alberga una lauda sepulcral con un relieve de un obispo revestido de pontifical con mitra y báculo pastoral, igualmente, existe una inscripción que hace referencia al obispo de Jaén, san Pedro Pascual, que en 1300 fue martirizado por los musulmanes en el Reino nazarí de Granada, cuyos restos reposan, desde el siglo XVIII, en el retablo del altar mayor de la catedral, por encima del manifestador. Anteriormente, se encontraban bajo el mismo altar mayor.
La fachada sur presenta una traza irregular, en ella se encuentra una portada gótica de doble arco de carnaplel, la «puerta del Perdón» que da acceso al claustro catedralicio, fue construida a finales del siglo XV. El arco superior está adornado con cardinas y rematado con un florón de calve pinjante, mientras que el arco inferior esta cortinado entre dos haces de pequeñas columnas. Sobre la puerta se encuentra una alero con mucho vuelo que consta con diez hiladas formadas por siete ladrillos alternando rojos y blancos y tres tejas.
La Torre se ubica en el extremo noroeste del edificio, siendo en su origen alminar de la mezquita. Presenta planta cuadrada y en las aristas aparecen fustes de granito. En 1395 se edificó una torre sobre la base del alminar. Esta primitiva construcción se renovó en el siglo XVI, quedando en la actualidad, únicamente, una lápida con caracteres góticos que forma un retablo heráldico con los escudos de Castilla y León, de Baeza y del obispo Rodrigo Fernández de Narváez. Entre 1832 y 1862 la torre se arruinó, por lo que se inició su reconstrucción que finalizó en el siglo XX con un proyecto realizado por el arquitecto Francisco Prieto Moreno.
El interior del templo tiene tres naves. Su fábrica renacentista está cubierta con bóvedas vaídas decoradas con relieves de yeserías; mientras que son de tracería gótica las bóvedas de los dos tramos de la cabecera que sobrevivieron al derrumbe de 1567. Los pilares de estos tramos cuentan con columnas adosadas de capiteles platerescos con motivos grutescos, rematadas en cimacios decorados con cartelas.
Los pilares orientales del crucero renacentista, que unen esta estructura a una bóveda de crucería, sostienen un entablamento clásico cuyo friso se decora con cariátides. El mismo cumple la función de salvar la diferencia de altura entre la menor flecha de los arcos de medio punto renacentistas y la mayor de los arcos ojivales de la cara opuesta.
La gran bóveda vaída que cubre el crucero comprende un abovedamiento en semiesfera rebajada, decorado con relieves italianizantes en tondos; mientras que las pechinas que lo sostienen despliegan, bajo la misma influencia estética, relieves de los cuatro evangelistas. A la vez, entre las pechinas este y oeste encontramos sendos tondos con las imágenes respectivas de san Francisco de Asís y de la Virgen madre en la versión usada como sello por el cabildo catedral baezano.
Pese a la sucesión de distintos maestros en su construcción, la catedral es una pieza espléndida que guarda el sello inconfundible de Vandelvira, y en la que se advierten acentos e influencias de Diego de Siloé en ciertas decoraciones.
Dentro del interior de la catedral podemos contemplar numerosas capillas y el altar mayor.
El Altar Mayor lo preside un gran retablo barroco tallado por Alonso Rosillo en 1619 o por Manuel del Álamo, como consta en un asiento de 1674 en las Actas Capitulares: «Se acepta una planta trazada por el maestro de escultor y ensamblador Manuel del Álamo para el retablo mayor de la catedral de Baeza». Fue dorado por Manuel Pancorbo en 1741.
Consta de dos cuerpos y tres calles separadas por columnas salomónicas, en las calles laterales se disponen dos hornacinas con dos tallas de san Pedro y san Pablo y sobre estas sendas pinturas de san Jacobo y san Eufrasio. En el centro se encuentra el manifestador con la urna relicario que contiene los restos de san Pedro Pascual. Sobre este, una hornacina con la Virgen de los Mártires, imagen antigua descubierta en las excavaciones de Baeza de 1633. El cuerpo superior está presidido por una talla de san Andrés enmarcada entre pilastras y columnas salomónicas.
Las Capillas que podemos contemplar al lado del evangelio dentro de la catedral son las siguientes:
Capilla de santa Cecilia, junto a esta, en el muro del pie del templo, se encuentra el lienzo de san Cristóbal.
Capilla de san Francisco de Asís
Capilla de san Juan de Ávila. Presenta un retablo barroco en el que se encuentra una pintura de san Juan de Ávila obra de Francisco Huete en 2017. La pintura representa al santo orando ante la Virgen con un crucifijo entre las manos momentos antes de predicar en la Catedral de Baeza. Sobre él, un ángel porta una custodia del siglo XVI que actualmente se conserva en la iglesia de El Salvador de Baeza.
Capilla del Cristo de los Emigrantes, se ubica junto a la puerta lateral.
Capilla de Santiago o de la Anunciación, se ubica en el lado del evangelio, junto a la puerta de la Natividad. Fue construida a finales del siglo XVI con tendencia manierista, está enmarcada por columnas de capitel compuesto, sobre el friso se representa a Santiago Matamoros en un relieve. Está rematado por un frontón partido a cuyos lados existen escudos heráldicos. En su interior, se encuentra el cuadro La Anunciación obra del pintor Juan Esteban en 1635. Bajo el cuadro, hay tres tablas, entre las que destaca por su calidad la de san Jerónimo.
Capilla de San José, de influencia vandelviriana, fue construida hacia 1540 formando un arcosolio. En el interior se encuentra una pintura de san José y un relieve policromado de la Anunciación. Las pilastras se decoran con altorrelieves san Pablo y San Pedro en la parte inferior y dos cariátides en la superior. Esta rematada en ático presidido por una escultura de la Virgen con el Niño. A ambos lados se encontraban sendos ángeles, faltando actualmente el de la derecha, apoyado en un escudo, el de la izquierda, con la inzscripción «Esta Capilla es de A. del Puerto».
Capilla de San Miguel o de los Arcedianos, de acusada influencia vandelviriana, fechada en 1560, esta policromada. Presenta pilastras en las que se abren cuatro hornacinas con las imágenes de Santiago el Mayor (desaparecida) y san Pedro a la izquierda, mientras que a la derecha se encuentran san Francisco de Asís y san Pablo. En el intradós del arco se representan figuras simbólicas de las siete virtudes y en las enjutas, dos figuras femeninas que sostienen carteles con los nombres de Diego Luca y Francisco de Herrera, fundadores de la capilla. En la parte superior un relieve del Descendimiento y en el frontón uno del Padre Eterno.
Y por ultimo la Capilla de san Agustín o de los Quesada, se ubica en el testero del templo, fundada en 1412 por Pedro Díaz de Quesada, III Señor de Garcíez, para ser retranqueada con la ampliación del templo. En 1773 fue reformada completamente. A continuación, se encuentra la Capilla Mayor.
Las capillas que se encuentra en el otro lado de la catedral en la zona de la Epistola son lass siguientes:
Capilla del Sagrario, situada al otro lado de la Capilla Mayor, está cerrada por una reja plateresca que se atribuye al taller del maestro Bartolomé, aunque originalmente no se realizó para este lugar. La reja está realizada en un solo haz y en ella se encuentra el escudo de los Vargas. El retablo recuerda el barroco colonial, fue dorado en 1761 por Francisco Gómez de Espinosa.
A continuación, comenzando el lado de la epístola, esta el óleo de Las Vírgenes, atribuido al granadino Pedro Atanasio Bocanegra en la segunda mitad del siglo XVII.
Capilla de la Virgen de los Dolores, presenta un arco apuntado y molduras renacentistas, alberga un retablo barroco con el óleo de la Virgen de los Dolores.
A continuacion se encuentra el acceso a la sacristia.
Fue construida en el siglo XVII en el espacio que ocupaban otras cuatro capillas, partiendo de una de ellas que se encontraba en el templo y uniéndola a las otras tres que se disponían en la galería este del claustro. La monumental puerta de acceso, la «puerta de san Andrés», de estilo plateresco, fue portada de la antigua capilla y se edificó en el primer tercio del siglo XVI. Presenta cuatro nichos en forma de concha con imágenes. En el muro que la separa del claustro hay una portada mudéjar oculta.
El interior presenta una decoración sencilla, destacando una capilla gótica en el fondo que se cierra con una reja decorada con imágenes de san Cristóbal, quimeras, busto de la Virgen, dragones y un Calvario, entre otros motivos, se atribuye al rejero ubetense Álvarez de Molina. También existen dos tablas góticas del siglo XV que representan a san Pedro y a san Pablo.
Capilla del Lignum Crucis, en esta se encuentra una pintura del Eccehomo y Capilla de san Roque.
Capilla de san Ignacio de Loyola, en ella se disponen la pintura del Niño en el templo y una escultura de la Virgen Remediadora.
Capilla de Dorada, la más destacada de la catedral.
Diseñada por Andrés de Vandelvira, es la más importante y de mayor entidad artística de la catedral. Fue construida a los pies del templo por escritura otorgada en 1598 por Pedro Muñiz de Molina, deán de la catedral de Lima. La portada es manierista, de medio punto con una ménsula en la clave, se dispone entre pilastras corintias sobre pedestales con adornados con figuras alegóricas. En las enjutas se disponen dos figuras femeninas. Se culmina con un relieve de la Anunciación sobre el entablamento de friso corrido. Sobre este, se dispone un frontón curvo partido con estrías curvas en su tímpano, enmarcado por las imágenes de los profetas Daniel e Isaías con los escudos de Cabrera y Muñiz-Molina. La capilla se cierra con una reja protobarroca de 1621 en la que se observa el escudo de los Cabrera-Godoy.
El interior es de estilo renacentista italiano con un evidente manierismo. Su planta se divide en dos tramos cubriéndose con dos bóvedas, la de la cabecera es cupuliforme sobre pechinas, mientras que la de los pies es de medio cañón con casetones. La decoración de ambas bóvedas es profusa y muy detallada. Existen cuatro capillas hornacinas, destinadas a sepulcros, en los que se ubican altorrelieves y pinturas de la Adoración de los Reyes, la Epifanía y la Adoración de los Pastores, están provistas de una rica decoración, niños con racimos de frutos, trofeos, etc. Una de las hornacinas contiene un sarcófago, en la clave interior del arco aparece el año de 1599. La puerta de la sacristía de la capilla presenta decoración floral y, a modo de copete, se encuentra el escudo de los Godoy acompañado de jarrones y figuras alegóricas.
El retablo es obra de Sebastián de Solís en 1621 de estilo clasicista. Se realizó «siendo patrón D. Laurencio de Cabrera y Godoi, beinte y quatro de las ciudades de Córdoba i Baeza». En los frisos laterales existe una leyenda, «acabóse año de 1621», fecha que se repite en una cartela sobre el altar. Se articula en dos cuerpos sobre banco que se dividen en tres calles por columnas corintias de orden colosal. El banco central presenta el relieve de la Natividad y, los laterales, figuras del Antiguo Testamento. El retablo se remata con el relieve de Dios Padre acompañado del Espíritu Santo rodeado de ángeles. En el centro aparece un jarrón con azucenas, estando desaparecidas las imágenes de la Virgen y el arcángel Gabriel. Junto al altar hay una escultura de la Purísima del siglo XVI que anteriormente se encontraba en el trascoro.
Capilla de las Ánimas o de los Viedmas, construida a finales del siglo XIV correspondiente con el segundo periodo gótico, es anterior a la cabecera gótica del templo. En ella destacan la portada de su sacristía y la pila bautismal. La bóveda nervada culmina en la clave con el escudo de armas de los Viedmas. La capilla está cerrada por una reja gótica con, coronación renacentista, que anteriormente cerraba el Altar Mayor.
En el interior del templo podemos contemplar tambien su majestuosa reja situada a los pies de la catedral obra del maestro Bartolomé, ejecutada durante el episcopado de Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, cuyo escudo destaca en la obra. La reja presenta dobles relieves, por lo que puede ser vista desde ambos lados, como sucede en la reja de la capilla Real de Granada, también obra del maestro Bartolomé. La reja presenta una profusa decoración iconográfica, sobre todo en el segundo piso, sobre el arco de acceso, en el que aparece la imagen de san Andrés y, a ambos lados, ángeles que sostienen el escudo episcopal. Los ángeles están actitud de volar, con alas puntiagudas, y portan en una mano el cuerno de la abundancia, todo ello, con una destacada policromía. Culminando la reja, en su parte más elevada, aparece la Virgen con el Niño, rodeada de una rica decoración, como el resto de la obra, de calados, encajes, zarcillos, rosetas, ángeles y quimeras. Esta reja cerraba el antiguo coro que fue suprimido en el siglo XX, lo que confirió esbeltez a las naves del templo. La sillería del mismo, de 1635, es discreta y se encuentra repartida por la nave central y la nave del evangelio.
Y por ultimo y antes de visitar el museo de la catedral y su claustro nos paramos a visuar su impresionante Custodia.
La custodia procesional de la catedral está declarada Bien de Interés Cultural, sustituye a una anterior destruida en un incendio originado en la sacristía en 1691. Es obra del orfebre antequerano Gaspar Núñez de Castro, comenzando los trabajos en 1700, en su taller de Antequera, y concluyendo en 1714, tras cuatro años de trabajo en la propia ciudad de Baeza. Fue sufragada principalmente por el canónigo baezano Diego de Cózar Serrano. Está realizada en plata con algunas zonas de cobre, teniendo un coste total de más de 10.745 onzas.
Es de estilo barroco, dividido en tres cuerpos sustentados cada uno por doce pares de columnas muy decoradas, haciendo un total de setenta y dos, siendo salomónicas las interiores y de capitel corintio las exteriores. Tiene una altura total de 2,20 m. Cada cuerpo posee ricos entablamentos, mientras en sus basamentos se despliegan treinta y seis relieves con escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, y sobre sus cornisas y balaustradas se encuentran las esculturas de los doce apóstoles (primer cuerpo), veinticuatro ángeles, seis querubines y dieciocho jarroncillos; todo lo cual configura un programa iconográfico de exaltación de la eucaristía.
El cuerpo inferior alberga en su interior una escultura de bulto de la Inmaculada Concepción; el central se reserva para el viril que durante las procesiones contiene la sagrada forma; el superior encierra una escultura del arcángel San Miguel; y la cúpula de remate, calada, gallonada y de perfil apuntado, tiene en su vértice una estatua de la Fe con estandarte en una mano y cáliz sumado de hostia en la otra.
Justo al lado del lugar donde se encuentra la custodia hay una pequeña puerta que da acceso a las escaleras que nos llevan a la parte alta de la torre de la catedral donde se encuentran las campanas de la misma y desde donde podemos contemplar unas maravillosas vistas de la ciudad, del valle del guadalquivir o de las distintas sierras que hay en la provincia de Jaen.
Y ya por ultimo nos disponemos a visitar el claustro de la catedral y su museo catadralicio.
El claustro catedralicio presenta una planta rectangular y un diseño sencillo. Los pórticos de las galerías presentan arcos apuntados con contrafuertes de prisma que le confieren un aspecto de robustez. En el centro se sitúa un pozo.
La galería sur dispone de cinco antiguas capillas abiertas en su muro. La primera de ellas, es de estilo mudéjar, se ubica junto a la puerta del Perdón; la bóveda es de ladrillo y el arco de herradura con yeserías en el interior. La segunda capilla, del mismo estilo, presenta un doble arco de ladrillo, con una enjuta incompleta en su parte superior y las jambas son de piedra y ladrillos alternados; la bóveda vaída es de ladrillo formando círculos concéntricos. La tercera capilla, igualmente mudéjar, es de piedra con arco túmido, bóveda nervada, con dos arcos lobulados y la plementería de ladrillo. La cuarta capilla, es de estilo gótico, presenta una bóveda de crucería con florones policromados y escudos en los arranques y en la clave. La quinta y última capilla de la galería, es mudéjar, con un gran arco apuntado, en se hallan instalados los fondos del archivo catedralicio.
La galería este, se compone por tres antiguas capillas que en la actualidad ocupa la sacristía, con acceso directo al templo. El claustro se completa al oeste, con una sala capitular, que fue biblioteca del antiguo seminario, y otras dos salas que sirven como museo y en la que se exponen, libros de coro, casullas, cálices, un magnífico alabastro policromado del siglo XVII con talla de la Piedad, entre otros.
Una vez visitada la catedral y ya fuera de ella podemos contemplar enfrente de esta la Casa de los Canonigos.
Construida a mediados del S. XVIII, fue construida como residencia privada. Consta de dos plantas en sillería. La fachada cuenta con vanos adintelados. La portada, adintelada, se apoya en impostas y jambas sobre pedestales, con pilastras laterales y encima un entablamento. Sobre el hay una ventana moldurada entre pináculos, con una reja de rosetas, flores de lis y un pequeño escudo.
Desde este punto nos disponemos a pasear por uno de los rincones, para mi, con mas encanto de la ciudad de Baeza como es el laberinto de callejuelas que se situan por la parte trasera de la catedral y que nos llevan a la Plaza del Arcediano, un recorrido casi circular por la calle Alta y Cobertizo donde podemos contemplar el Palacio Rubin de Ceballos o sumergirnos en un remanso de paz y tranquilidad que nos transporta a su pasado medieval.
Como hemos comentado anteriormente en la calle Cobertizo, a las espaldas de la catedral podemos contemplar el Palacio de Rubin de Ceballos.
Este palacio, construido en 1804 por José Cayetano Rubín de Ceballos, fue propiedad de la familia hasta 1973, año en el que pasó a propiedad del Opus Dei para formación cristiana y casa de retiro espiritual.
Consta de dos cuerpos divididos por una moldura que recorre toda la fachada. Se accede a él a través de una puerta adintelada enmarcada entre pilastras y sobre ella un balcón también entre pilastras coronado por un frontón triangular en cuyo tímpano está decorado con un sol, y a los laterales encontramos los escudos del fundador. El interior ha sido ampliado por la adquisición de edificios colindantes. Posee patio central y capilla de reciente construcción.
Durante nuestro recorrido por las callejuelas podemos contemplar varias casas señoriales o solariegas de la ciudad hasta llegar a la plaza del Arcediano.
Desde la plaza del Arcediano nos dirigimos de nuevo a la Plaza de Santa Maria para desde alli irnos por la calle Canonigo Melgares Raya para llegar a la calle Santa Catalina donde al final de esta podemos contemplar las ruinas de la iglesia de San Pedro.
Fue construida a finales del S. XIII y principios del XIV. Es de estilo románico tardío, catalogándose como una de las más antiguas de la ciudad. Estuvo abierta al culto hasta 1848 y desde entonces se ha utilizado como vivienda.
De la construcción primigenia solo quedan restos del ábside, siendo el de más calidad de las tres cabeceras románicas de Baeza. También quedan restos de una portada en el muro norte oculta por la vivienda.
Volvemos sobre nuestros pasos y desde la calle Santa Catalina nos dirigimos por la calle La Yedra donde podemos contemplar los restos del Monasterio de Santa Catalina.
Fue fundado en el año 1583 por el Obispo de Jaén Don Francisco Sarmiento de Mendoza. Se instaló la comunidad en el local que era la antigua sinagoga de los judíos, junto a los muros y Caba del Alcázar.
El edificio ha llegado a nuestros días muy mermado, debido a que en la revolución de 1868 se utilizó como cárcel pública, quedando tan solo el claustro y la fachada con algunas portadas, si bien los restos se han rehabilitado tras una intervención de recuperación llevada a cabo en los últimos años.
Detras de la cruz podemos visuar un edificio con la fachada de piedra vista compuesta de silleria con arreglos de mamposteria irregular donde se conserva parte de su alero de piedra y dos grandes argollas que se utilizaban para atar las monturas.
Desde la plaza nos dirigimos calle abajo por la Cuesta de San Gil donde podemos visuar a mitad de la misma otro bonito rincon como es la Plaza de San Gil donde podemos contemplar la Cruz que lleva el mismo nombre ubicada en el centro de la misma y rodeada de jardines.
La Cruz que en un principio era de hierro fue sustituida por una farola tambien de hierro forjado y estaba sobre una columna decorada con canecillos y esta a su vez apoyada en una basa de piedra sobre dos escalones circulares también de piedra.
La Plaza del Populo se trata de una de las plazas más importantes de la ciudad, donde se albergan numerosos monumentos como la Antiguas Carnicerías, la Audiencia Civil y Escribanía Públicas, el Arco de Villalar, la Puerta de Jaén o la Fuente de los Leones.
El primer monumento del que vamos a dar informacion es la Fuente de los Leones, esta fue trasladada desde la vecina ciudad romana de Cástulo a principios del S. XVI. Se trata de una fuente de traza mixtilínea con curvas en las esquinas, que consta de cuatro leones cuyas bocas sirven de caños, con una figura clásica femenina encima de columna. La figura femenina se trataría de Imilce, hija del Rey de Cástulo y mujer de Aníbal. La cabeza original fue destruida durante la Guerra Civil, siendo restituida por la del escultor local Gálvez Mata.
A continuacion podemos contemplar el edificio de las Antiguas Carnicerias, el edificio fue construido en 1547 durante el reinado de Carlos V. Originariamente estuvo a extramuros, pero a mediados del S. XX se trasladó a la Plaza del Pópulo para terminar de configurarla.
Como el edificio original era más grande que el espacio que iba a ocupar, la solución fue “doblar” los extremos y replegarlos en los laterales. El edificio consta de dos cuerpos. En el primer cuerpo se encuentra una puerta adintelada y tres ventanas, a la derecha encontramos el escudo del corregidor, y a la izquierda el de la ciudad. El segundo cuerpo lo forma un mirador con pilares cuadrados interrumpido en el centro por el escudo de Carlos V.
La carnicería disponía de matadero en la planta baja y de venta en la superior. Sus usos han variado con el paso del tiempo: matadero municipal, secadero de pieles, archivo municipal, museo etc. En la actualidad es sede de los juzgados.
Enfrente de la fuente y en el otro extremo de la plaza podemos contemplar el edificio de la Audiencia Civil y Escribania Publicas. Se construye hacia 1535 y es de estilo renacentista con dos cuerpos. En el inferior hay seis huecos adintelados, uno por cada Escribanía Pública, entre columnas sosteniendo un entablamento corrido que soporta siete leones echados y sobre las claves de los dinteles hay seis escuditos de la ciudad. El cuerpo superior estaba ocupado por la Audiencia y tiene su acceso por una puerta trasera. Sus ventanas tienen columnas abalaustradas y frontones decorados. En el centro se encuentra el escudo imperial flanqueado respectivamente por el del Corregidor Guevara y el de Baeza. Bajo las ventanas hay cinco medallones, cuatro de ellos con leyenda. Remata el edificio una cornisa decorada con billetes, rosetas, canecillos y tres gárgolas. En su interior se ubica la oficina de turismo de la localidad.
Adosado a este edificio se situa la Puerta de Jaen y el Arco de Villalar.
La Puerta de Jaen era uno de los accesos más importantes y mejor defendidos del recinto amurallado medieval. Fue mandado demoler por Isabel la Católica en 1476 y reconstruido en 1526 por el Corregidor Álvaro de Lugo en conmemoración de la visita del Emperador a Baeza tras sus esponsales en Sevilla.
La puerta está realizada en sillería formando un arco apuntado con dovelas radiales sobre jambas. Presenta una moldura lobulada que integra los escudos del Emperador Carlos V, el de Baeza y el del Corregidor. El conjunto queda flanqueado por dos contrafuertes cilíndricos, coronándose con almenas.
El arco es de 1521 y conmemora la victoria en la batalla de Villalar por parte de las tropas imperiales que lucharon contra los Comuneros. Los Carvajales, fieles al Emperador decidieron levantar el Arco de Villalar.
Éste arco nunca fue utilizado como puerta sino en recuerdo triunfante de dicho evento.
Y aqui ponemos el punto y aparte a nuestro primer dia de ruta por la ciudad de Baeza, el viajero que la visite una vez visualizados todos los monumentos anteriormente descritos puede hacer una alto en el camino para descansar y probar la rica y variada gastronomia de la ciudad asi como disfrutar de otro de los monumentos mas destacados de la provincia de Jaen como es la de la Cultura de la Tapa, para aquellos que no la conozcan se trata de tomar un aperitivo en cualquier establecimiento hostelero en el cual con una bebida se pone una tapa de comida por el mismo precio.
RUTA SEGUNDO DIA:
Comenzamos nuestro segundo dia de visita a la ciudad cerca de donde lo dejamos el dia anterior, Plaza del Populo, ya que cerca de esta se encuentra el Paseo de la Constitucion.
Situado en el centro de la ciudad, este paseo se caracteriza por acoger desde el S. XVI el mercado de la villa, donde se pueden ver construcciones típicas de la zona y de la época.
Alrededor del paseo se encuentran numerosos edificios y debajo de ellos se situan la zona de portales los cuales dan nombre a las calles paralelas al paseo, sus nombres son Portales Tundidores, Carbonerias, Zapaterias, Mercaderias y Alhondigas. Como se puede comprobar son nombres de oficios que se realizaban en dicha zona.
Al final del paseo en direccion a la Plaza de España podemos contemplar la Fuente de la Estrella, esta se construye en la segunda mitad del siglo XIX en conmemoración de la Revolución “La Gloriosa” de 1868, tras el destronamiento de Isabel II y que dio lugar a la Constitución de 1869.
Se trata de un pilar circular con un gran pedestal de base cuadrada en el centro, decorado por cuatro tritones. Sobre él se alza un obelisco de planta cuadrada y forma piramidal con un dado en su parte baja que lleva inscripciones de hierro fundido en sus lados. El conjunto queda rematado con una estrella iluminada.
En la zona de los portales Alhondiga se encuentra el edificio que da nombre a esta. La Alhóndiga era una casa de compra-venta y contratación de grano construida en 1554 por el Corregidor Don Hernando de Acuña. Este edificio estaba comunicado a través de una bóveda con el Pósito. El hecho de estar ubicado en la plaza del mercado potenciaría el sentido comercial, público y civil de esta plaza, ya que este edificio daba respuesta a las necesidades sociales y económicas del momento.
El edificio constaba de planta baja con arcos de medio punto y planta primera con arcos ligeramente rebajados. Siglos después se convirtió en posada y en 1956 se amplió con la segunda planta. Actualmente es vivienda particular.
En el otro lado del paseo en la zona de los portales Tundidores podemos contemplar el edificio del Balcon del Concejo y Casas Consistoriales Bajas.
Debido al nuevo desarrollo civil y social en torno a la plaza de Santa María, la localidad carecía de un sitio fijo desde el que ver los festejos. Por ello, el corregidor Fernando Ladrón de Guevara propuso, en 1648, crear un lugar destinado a ver las fiestas taurinas y construir casas de comedias, llevándose a cabo solo el balcón de la ciudad para tener una vista privilegiada de los festejos taurinos. El edificio consta de una doble galería de arcos de medio punto con columnas pareadas de fondo de capiteles dóricos. Fue balcón desde donde admirar las corridas de toros y otras fiestas y, a partir de 1867, espacio destinado a usos administrativos del Ayuntamiento.
Enfrente del anterior edificio descrito y dentro del paseo podemos contemplar la Fuente del Triunfo. La construcción de la fuente y su fundación tuvieron lugar el 12 de julio de 1666. Esta fundación se ocupaba de administrar los donativos de los devotos para el mantenimiento y conservación de los cuatro faroles que la rodeaban y de que no se apagasen. Desde su construcción se han llevado a cabo varias restauraciones, coincidiendo la última con su traslado al Paseo de la Constitución en 1986. Esta fuente consta de un pilar de piedra de planta cuadrada con casetones y cuatro bolas en las esquinas. En el centro tiene una columna con capitel jónico y sobre él la imagen barroca de la Virgen de la Inmaculada.
Continuamos la ruta y desde el paseo nos dirigimos por la calle Puerta de Cordoba para al final de esta poder contemplar el edificio del Antiguo Hospital de San Antonio Abad.
Este se fundó a comienzos del siglo XVI. En 1791 se extingue la Orden de San Antonio Abad y todos los bienes son trasladados al hospital de la Concepción.
Gran parte de la construcción se arruinó a finales del siglo XIX, perdiéndose la iglesia; la parte que quedó en pie, la del hospital, se dedicó a orfanato, albergue de peregrinos y casa de vecinos.
La fachada es sencilla, sin apenas adornos, sólo un escudo de la orden, con la tau sobre águila bicéfala. Consta de doble planta con solana y vanos adintelados. El interior está muy remodelado, pero conserva la escalera con la bóveda de media naranja y pechinas barrocas. Se restauró en 1976 para ser Casa de la Juventud y más tarde Biblioteca y archivo, siendo éste su uso actual.
Volvemos sobre nuestros pasos para dirigirnos por la calle Platerias donde al final de esta y haciendo esquina con la calle Plaza Valdivia y Cipriano Alhambra podemos contemplar el edificio de una gran casa solariega con la fachada de piedra con esquina circular de tres alturas: planta baja, primer piso y cámaras. Hay que destacar los huecos de arco rebajado excepto el balcón principal que es adintelado. En el primer piso de los cuatro balcones que tiene, el de más a la derecha está cegado y el balcón principal que es el más decorado, se encuentra entre pilastras y tiene un escudo heráldico a cada lado.
A escasos metros de la casa contemplada y en la calle iglesia se situa la bonita Iglesia del Salvador.
La portada de ingreso es del siglo XIII, de estilo tardo-románico y es probable que perteneciera a otra Iglesia por su configuración actual. La construcción que da unidad al edificio es del XV, fecha a partir de la cual comienzan algunas remodelaciones.
En el siglo XVI se hizo un intento de ampliación que no llegó a completarse. La torre se terminó en 1535, en el siglo XIX se le dio un aspecto neoclásico, devolviéndole su aspecto original durante los años 1968 a 1975.
El interior se distribuye con una planta basilical dividida en tres naves, de estilo gótico-mudéjar, sostenido por siete pares de columnas que soportan arcos apuntados. En el altar mayor se remata la cabecera con bóvedas esquifadas de ladrillo y retablos barrocos.
Una vez visitada la iglesia volvemos de nuevo a la calle Cipriano Alhambra por la cual ascendemos hasta llegar a la puerta de Toledo, durante el recorrido por dicha calle podemos visualizar numerosas casas solariegas.
Y llegamos a la puerta de Toledo, se trata de una plaza de pequeñas dimensiones que alberga el Palacio del Conde de Mejorada, y en la cual podemos encontrar una columna central de piedra que sostiene tres farolillos y una pequeña cruz y una fuente que lleva el mismo nombre de la plaza.
Esta era una de las fuentes más concurrida, pues abastecía una de las zonas más pobladas de la ciudad. Ha tenido varias remodelaciones, siendo la de 1858 una de las más importantes.
La fuente está construida en piedra. Su frontal está decorado con tres pilastras sobre pedestales, en el central hay un pequeño pilar con una inscripción y una fecha, 1647, y otra antes del entablamento, 1858. Encima de él hay un pináculo y dos ménsulas de forja a los lados.
Enfrente de la fuente y situada al final de la calle San Francisco podemos contemplar el edificio del Convento de la Encarnacion. Este convento se fundó en 1599 en el lugar donde existió el antiguo hospital de la Encarnación.
La portada de acceso a la iglesia está formada por un vano de medio punto entre pilastras y un altorrelieve de la Anunciación rematado por tímpano y flanqueado por los escudos carmelitanos. El interior del templo es sencillo de una sola nave cubierta con bóveda de medio cañón, reforzada por arcos fajones. Destaca el retablo barroco con la representación de la Virgen del Carmen, San José y pinturas de los fundadores de la orden. Anteriormente estuvo habitado por monjas Carmelitas Descalzas pero en la actualidad se encuentra deshabitado.
Volvemos de nuevo a la plaza para poder contemplar el impresionante, por la longitud de su fachada, Palacio de los Conde Mejorada. Este edificio fue construido en el siglo XVI como residencia privada para los Condes de Mejorada, posteriormente fue dividido y pasó a propiedad de la familia Robles. La heráldica de la familia Acuña aparece en la escalera interior.
Cuenta con portadas del siglo XVIII y balcones del siglo XIX. A lo largo del tiempo ha sufrido numerosas transformaciones, la última de ellas tuvo lugar en 1920-30 con la construcción de un patio interior de estilo neomudéjar.
Desde la plaza nos dirigimos por la calle Alcala donde al final de esta y ya en la Plaza Miguel de Cervantes podemos contemplar la Iglesia del Convento de Jesus de los Descalzos.
Los primeros frailes se asentaron en Baeza en 1607. En 1615 se les da licencia para edificar en un nuevo asentamiento que quedó concluido en el siglo XVIII. Tras la desamortización de Mendizábal, se destruyó el convento pero se salvó la iglesia gracias a la colaboración ciudadana.
La iglesia es de planta elíptica. El interior es puramente barroco y la fachada es de decoración muy sobria. Su portada consta de un arco de medio punto entre dobles columnas, encima encontramos un frontón partido apenas iniciado y, como remate, el escudo de la orden. En el exterior destaca la torre cuadrada, acabada de forma octogonal.
Volvemos de nuevo a la plaza para dirigirnos de esta hacia la calle San Andres, esta es una de las calles mas importantes de la ciudad fuera del recinto intramuros, la cual se encuentra repleta de casas solariegas y señoriales para visitar a mitad de ella la iglesia que lleva el mismo nombre de la calle y una de las mas importantes de la ciudad despues de la catedral como es la Iglesia de San Andres.
La iglesia se trata de una edificación de comienzos del siglo XVI que ostentó el título de Colegiata desde 1764 hasta 1852.
Destaca la portada principal, de principios del renacimiento. Se accede a ella a través de un arco de medio punto con arquivoltas enmarcado en columnas con vegetación vegetal y de candelieris. En la parte superior encontramos una hornacina con San Andrés, y a los lados los escudos del obispo constructor, Don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce. Junto a ella se sitúa la torre, cuadrada con crestería de flameros y gárgolas en las esquinas.
En el interior destaca el altar mayor trazado por Vandelvira.
En el siglo XVII se colocó el retablo de cinco calles con esculturas, en la que destaca el camarín donde está la talla gótica de la Virgen del Alcázar, patrona de la ciudad. También destacan dos tallas procesionales del siglo XVII y nueve tablas góticas sevillanas de la segunda mitad del siglo XV.
Desde la iglesia descendemos por la calle Cipriano Tornero o tambien conocida como calle Rojo hasta que llegamos a una pequeña plazoleta para desde ahi dirigirnos por la calle de la Magdalena donde podemos contemplar la Casa de los Mendoza y el convento de la Magdalena.
La Casa de los Mendoza es un edificio que contiene una sobria portada de la segunda mitad del siglo XVI con arco de medio punto, cuya clave se adorna con el escudo privativo de los Mendoza de Baeza. Encima de esta podemos contemplar una reja de rosetas y a ambos lados otros dos escudos con la Cruz de Calatrava.
Junto a la casa de los Mendoza podemos visitar el convento de la Magdalena, este es un complejo fundado en 1568 por el presbítero Don Núñez Marcelo como convento de la Orden de San Agustín.
La iglesia es de una sola nave de mediados del XVII. Se accede a ella por una portada de arco de medio punto con figuras alegóricas en las enjutas, encima encontramos un friso de triglifos y rosetas y sobre él un relieve de la Magdalena, representada con la calavera, el libro y el crucifijo. A los lados se encuentran los escudos del Obispo Don Sancho Dávila.
Este convento guarda dos joyas, la talla procesional del Cristo de la Caída, del S. XVII y atribuida a José de Mora y el sepulcro de Sor Mónica de Jesús.
Una vez visitado el interior del convento, seguimos caminando por la calle Magdalena hasta llegar a la Avenida de Andalucia, giramos hacia la derecha y seguimos caminando por dicha avenida hasta llegar a la esquina de esta con la calle las Minas donde podemos contemplar el Palacio de Vela de Almazan.
Este es uno de los ejemplos de arquitectura ecléctica en Baeza, mandado a construir en 1875 por la familia de los Vela de Almazán. El edificio se articula en dos cuerpos. El inferior cuenta con la puerta de acceso y vanos con rejería de fundición. El superior cuenta con el balcón presidencial y balconadas también en rejería. Su interior está transformado, quedando solo algunos restos de las arcadas que lo conformaban.
Al lado del anterior edificio podemos contemplar la Fuente del Moro, esta fue una de las fuentes más importantes de la ciudad del XVII. En el XIX fue reformada para reconducir las cañerías de la casa de Vela de Almazán, de ahí que en la decoración de los tondos aparezca la fecha de 1882. En el muro principal aparecen dos grandes escudos, el de la ciudad y el escudo real. Su estilo es clasicista y está construida en piedra con pilar rectangular. En el siglo XX perdió su funcionalidad, convirtiéndose en un elemento ornamental del mobiliario urbano de la ciudad.
Desde este punto nos dirigimos por la calle que lleva el nombre de la fuente hacia la calle Intendente Pablo de Olavide donde vamos a contemplar el Palacio de los Elorza o Casa de los Escalantes.
Esta casa palacio fue la vivienda de Don Antonio Escalante, Regidor y Caballero 24. También fue la antigua sede sindical. Solo se conserva la fachada. Se accede a ella a través de un arco de medio punto con una ménsula con hojas de acanto en la clave y tondos en las enjutas, flanqueado por dos dobles columnas. En el cuerpo superior encontramos un vano enmarcado por un frontón triangular y dos tenantes a los lados. El solar que ocupaba se ha destinado a espacio público ajardinado.
Desde este lugar nos dirigimos por un callejon situado al lado de la iglesia de San Pablo que nos lleva a otro de los puntos importantes de la ciudad y que atesora numerosos monumentos como es la calle San Pablo.
Esta es una de las pocas calle peatonales que existe en la ciudad y que ademas de aglutinar numerosos y valiosos monumentos, es una de las zonas mas comerciales de la misma donde podemos encontrar desde oficinas administrativas, tiendas de ropa, alimentacion, establecimientos de hosteleria, etc.
El primer monumento que podemos contemplar es la Casa de los Perea.
Se trata de una casa solariega del siglo XVII, de estilo barroco. Consta de dos plantas y preserva una portada de sillería y un patio central entre construcciones.
Bajando por la calle en direccion a la Plaza de España es donde vamos a contemplar los demas monumentos que se ubican en dicha zona. El siguiente que podemos ver y en la misma acera que el anterior es la Casa de los Cabrera.
Esta fue mandada construir a principios del S. XVI, ya que la familia cede su antiguo emplazamiento, las Casas Consistoriales Altas, al Concejo. Lo que ha quedado de ella es la fachada. Se trata de una portada renacentista con un vano adintelado flanqueado por columnas con capiteles platerescos con friso que separa los dos cuerpos. El cuerpo superior alberga una ventana con doble arco de medio punto con parteluz de mármol, y a ambos lados aparecen las armas heráldicas de los Cabrera y Alférez flanqueadas por grandes balaustres.
Enfrente de esta casa podemos contemplar la Iglesia de San Pablo.
Fue levantada a finales del siglo XV y terminada en 1665 por el arquitecto Eufrasio López de Rojas.
La portada original fue sustituida por la actual, de estilo barroco. Se accede a ella a través de un arco de medio punto adornado a los lados por pilastras y un relieve con la imagen de San Pablo.
En el interior se distinguen tres naves con arcadas apuntadas y capillas laterales de estilo gótico, a excepción de una renacentista. El retablo del altar mayor es neobarroco, en el que cabe destacar el tríptico de la Adoración. En su interior se albergan los restos de Pablo de Olavide.
Continuamos nuestro paseo por la calle y el siguiente monumento que podemos contemplar es la Casa de los Acuña.
Edificación mandada construir a finales del XVI para don Fernando de Acuña y Valenzuela y su mujer doña Juana de León Navarrete.
Se trata de una construcción de estilo manierista de dos plantas. La portada es de estilo renacentista con arco de medio punto en el vano de entrada y enjutas decoradas con discos estriados. Sobre la puerta encontramos una ventana con doble arco de medio punto con parteluz de mármol que está flanqueada por dos pilastras jónicas y cuenta con la heráldica de la familia de los Acuña y de los León, así como la cruz de Calatrava en el centro.
Justo al lado de este edificio y en la misma acera podemos contemplar el impresionante Palacio de Ceron o Sanchez de Valenzuela.
El edificio sigue manteniendo su tipología original de casa en torno al patio. La fachada mantiene su aspecto de fortaleza debido a las dos torres de sus extremos y una portada adintelada sin adornos que da acceso al patio. El patio consta de dos alturas y arcos de medio punto, encontrando en la galería superior antepechos con decoración geométrica y siete escudos de los Valenzuela y dos de los Cerón en las enjutas.
El siguiente y ultimo monumento que podemos contemplar en dicha calle es el tambien impresionante Palacio de los Salcedo.
El palacio fue construido por Juan Rubio de Salcedo a principios del XVI y es de estilo renacentista con influencias góticas. Ha conservado su tipología primigenia: el patio con galerías a tres alturas, arcos de medio punto y galería superior adintelada.
El exterior está formado por tres cuerpos separados por molduras. El primero tiene vanos alargados con arcos escarzanos y portada de medio punto con dovelas, el segundo consta de arcos conopiales y el tercero y más interesante de estilo renacentista decorado con grutescos y huecos separados por columnas. El balcón alberga los escudos de los Salcedo y Ponce de León a los lados. En la planta superior hay también escudos de estilo flamenco. El conjunto se remata por un alero con gárgolas. En la actualidad el edificio alberga un hotel.
Finalmente llegamos a la Plaza de España, desde esta nos dirigimos por la calle San Francisco donde al inicio de la misma podemos contemplar y visitar la Iglesia del Hospital de la Purisima Concepcion.
Edificio religioso vinculado al hospital de enfermedades no infecciosas. Estuvo en funcionamiento desde el 1529 hasta 1940, que pasa a ser colegio menor de los Carmelitas. En la actualidad sólo queda la iglesia, el resto se reconstruyó y es hotel.
La portada pertenece a la ampliación de 1625 por parte del Obispo Moscoso. Se trata de una portada de arco de medio punto, flanqueada por dos pilastras, todo este conjunto se encuentra dentro de otro arco de medio punto que a su vez también está flanqueado por otras dos pilastras. Tambien hay un relieve de la Inmaculada rodeada por los símbolos de la letanía.
La iglesia era de una sola nave y está cubierta por una bóveda de medio cañón y cúpula de media naranja. En el siglo XX se le añadió el otro cuerpo, resultando una iglesia en L.
Cerca del anterior edificio y al final del Pasaje Cardenal Benavides podemos contemplar otro de los monumentos mas simbolicos de la ciudad como es el edificio del Ayuntamiento o antigua Carcel.
Es una construcción muy importante dentro del plateresco andaluz por sus componentes italianos. En 1502 se hace saber a Carlos I la necesidad de construir una cárcel ante las malas condiciones de la existente. En 1520 queda construida y para una mayor vigilancia se creó la casa del Corregidor en 1559, como muestra la cartela de la entrada.
Desde 1867 este edificio albergaría también el Ayuntamiento. La puerta de la izquierda daba acceso a la cárcel. Consta de un arco de medio punto, con dovelas lisas y dos cariátides a los lados que son la Justicia y la Caridad. La puerta de la derecha daba acceso al Ayuntamiento, cuenta con un arco escarzano y con una cartela. En el cuerpo superior encontramos cuatro balcones Serlianos con un arco y dos vanos adintelados con decoración de niños, óculos etc. Cuenta también con los escudos de Felipe II con el águila de San Juan, el del corregidor y el de la ciudad.
Está fechado en la década de 1950 y pertenece al historicismo ecléctico. La fachada principal presenta una lonja y una galería de cinco vanos de arco de medio punto moldurados sobre columnas toscanas con pedestales. En los laterales hay dos vanos adintelados moldurados, rematándose por una cornisa moldurada. En su fachada noroeste hay otra puerta de arco de medio punto, con dovelas radiales sobre jambas.
Mas arriba del edificio del mercado podemos contemplar el edificio de la Iglesia y Convento de San Francisco.
En 1538 se acordó la construcción de un nuevo edificio dedicado a San Francisco, esta obra podría haber sido una de las más trascendentes del renacimiento andaluz pero desafortunadamente no ha llegado a nuestros días completada.
De la capilla funeraria solo se conserva el lateral izquierdo compuesto por un retablo realizado en piedra con dos relieves que representan la Adoración de los Reyes y la de los Pastores y las capillas bajas con decoración de personajes del antiguo Testamento. Ésta parte pertenece a Vandelvira, el resto lo continuaron sus discípulos.
Aún permanece la iglesia de cruz latina con cúpula vaída en el centro y con bóveda de cañón con lunetos, a ella se accede por un gran arco de medio punto que enmarca toda la portada, con relieve de San Francisco y un tondo con la Virgen. También se conserva el claustro del convento, construido después que el templo, con una escalera de triple arcada.
Con la visita al convento de San Francisco ponemos el punto y final a nuestra ruta de viaje por la monumental y patrimonial ciudad de Baeza, pero aqui no termina la oferta monumental que nos ofrece la ciudad ya que el viajero que asi lo desee puede visitar otros monumentos fuera de lo que es el casco historico de la misma.
Asi el viajero puede desplazarse al barrio de la Sierra donde en la calle Sor Felisa Ancin podemos contemplar el edificio de la Iglesia de San Ignacio.
Este complejo formaba parte de un Seminario de la Compañía de Jesús, construido a principios del S. XVII y terminado en 1648. Tras la desamortización, el complejo fue demolido entero, salvándose nada más que la iglesia.
La planta es de cruz latina, cubierta por una bóveda de cañón.La portada consta de dos cuerpos, se accede al primer cuerpo a través de un arco de medio punto enmarcado entre dobles columnas con una hornacina en medio, sobre el arco encontramos el escudo del Obispo Raya, y a los lados la representación de la Fortaleza y la Esperanza. En el segundo cuerpo encontramos un gran relieve que representa el éxtasis de San Ignacio, enmarcado por columnas y sobre él un frontón curvo que alberga el escudo de los Borbones. Actualmente es la residencia de ancianos.
A escasos metros de esta y ya en la calle Diego de Hoces podemos contemplar el edificio de la Plaza de Toros de la ciudad.
Fue construida por la ciudad en 1892 con capacidad para 7.500 personas y sufragado por Cristóbal Acuña Solís. Para su construcción se utilizaron materiales provenientes de otras edificaciones demolidas como los conventos de la Victoria, de San Francisco y de los restos de la plaza vieja. El 18 de mayo de 1892 se inauguró, y un siglo después fue rehabilitada.
El interior es de planta poligonal de veinte lados en las gradas, siendo redondo el ruedo; las gradas son de piedra y la cubierta de los palcos está construida con armaduras de madera y sostenidas por columnas de fundición.
Desde aqui nos desplazamos al barrio de San Lorenzo y al principio de la Acera de San Antonio podemos contemplar el Monasterio de San Antonio.
El edificio, de estilo gótico, fue fundado en el S. XIV por los Monjes Franciscanos del convento de San León. Más tarde fue abandonado y reformado como residencia para las monjas de Santa Clara, uso que sigue manteniendo.
La portada, de estilo plateresco, se levantó a principios del siglo XVI y sobrevivió a las medidas desamortizadoras de la década de 1830-40.
Al edificio se accede por un arco de medio punto. En el interior de la primitiva iglesia gótica de los frailes ha quedado un arco toral sobre pilares con decoración vegetal y de cabezas. El resto de la iglesia de una sola nave y cabecera poligonal es del XVI.
Debido a la restauración de 1953, se perdió la techumbre policromada original aunque el artesonado del coro bajo si se conservó, siendo trasladado al salón de plenos del Ayuntamiento.
La oferta turistica no termina aqui ya que el viajero puede disfrutar de un paseo por el Paseo de las Murallas o de Antonio Machado donde desde el mismo poder disfrutar de unas maravillosas vistas del valle del Guadalquivir con las sierras de Cazorla, Magina o de Jaen al fondo con el magnifico mar de olivos que presenta la provincia.
El paseo nos lleva de un extremo otro de la ciudad y va desde la carretera que une baeza con la localidad de Ubeda justo detras del edificio del Cuartel de la Guardia Civil hasta las eras donde se situaba el antiguo Alcazar medieval.
La ciudad originaria estaba edificada sobre este cerro y en torno a una ciudadela, hoy desconocida: el celebérrimo alcázar de Baeza, reputado como inexpugnable y dentro del cual se encontraban el castillo-palacio de la autoridad real y la iglesia (luego colegiata) de Santa María del Alcázar. Estas construcciones, lejos de surgir ex novo, fueron una continuación de similares edificaciones de los períodos oretano, cartaginés y romano; restos de los cuales aún pueden contemplarse en el cerro junto a otros de la precedente Edad del Bronce.
Desde esta atalaya entendemos que la ciudad fuera una gran plaza fuerte donde, un día, se remansó la gran epopeya reconquistadora revitalizada por Las Navas de Tolosa. No obstante, a fines del s. XV el alcázar fue derribado por mandato de la reina Isabel la Católica de modo que no siguiera siendo utilizado como defensa con ocasión de las pugnas nobiliarias que enfrentaban por entonces (como en toda Castilla) a los linajes dominantes de la ciudad (Carvajales y Benavides).
Consecuencia del derribo del alcázar, el cerro fue perdiendo pobladores hasta el punto de estar casi despoblado en el s. XVIII y trasladarse por ello la colegiata a la parroquia de San Andrés. También desaparecido el frente sur de la muralla, adyacente al alcázar, el paseo que lo reemplaza es hoy día un mirador excepcional sobre el valle alto del Guadalquivir, y el cerro mismo, un parque arqueológico de primer nivel pendiente de excavaciones más ambiciosas.
Ya fuera de la ciudad y dentro del termino municipal de la misma el viajero puede visitar en la localidad pedanea de Puente del Obispo el paraje de la Laguna Grande y su Hacienda. Esta es un conjunto industrial olivarero declarado Bien de Interés Cultural (categoría Monumento). El conjunto fue construido por el ingeniero polaco Tomasz Franciszek Bartmański y hoy alberga el Museo de la Cultura del Olivo.
Tambien en la localidad pedanea de la Yedra podemos visitar el Santuario del Cristo de la Yedra, edificio del siglo XVI en el se celebra la primera semana de septiembre la romeria de la Virgen del Rosell.
Otro lugar que podemos visitar son las ruinas del Castillo de Jarafe, situado en la ribera del río Torres, se conservan los restos de una antigua fortaleza rural, lugar concedido por Alfonso X en 1269 a los treinta y tres caballeros pobladores del alcázar de Baeza. El entorno abunda en yacimientos iberorromanos a pie de monte.
Y por ultimo el Puente Mazuecos, conocido como la Puente Nueva, sobre el Guadalquivir, se trata de una magnífica obra de ingeniería de Andrés de Vandelvira. Tras una gran riada sufrió una desacertada recomposición a principios del siglo XX.
Descubrir los rincones de la ciudad nos permite dejar volar nuestra imaginacion hasta uno de los enclaves renacentistas mas importantes de España, enriquecido por las huellas de la historia de la ciudad, la cual nunca deja impasible al sorprendido visitante.
GASTRONOMIA:
- La cultura gastronómica se asienta en su historia y en su situación geográfica. En muchos de los platos se pueden encontrar influencias culinarias de la cocina romana, judía, islámica, morisca y mudéjar que a lo largo de los años ha sabido fusionarse y encontrar su propio lugar. La cocina tradicional por lo tanto está íntimamente relacionada con los ciclos estacionales y festivos, así como con las materias primas básicas de la tierra y todos ellos regados por el oro líquido de los campos de olivares de Baeza, el aceite de oliva, que está presente de forma ineludible en casi cualquier plato. Junto a esta cocina tradicional, que puede degustarse en cualquier restaurante, se encuentra otra cocina más elaborada y actual que responde a nuevas exigencias.
- Reseñar entre los platos más autóctonos, el lomo de orza, el ajilimojili, bacalao a la baezana, ochíos o "masaceite", cazuela baezana, potajes, andrajos, "cocido mareado", pipirrana, etc. y una larga lista de dulces y repostería entre los que destacan los clásicos hojaldres llamados "virolos", las tortas de manteca con nueces, las torrijas, la leche frita y los papajotes.
- Es típico la ligada o "ligá", que consiste en comer pagando sólo la bebida debido a las enormes tapas. Existe la ruta de la tapa, en la que los diferentes bares y restaurantes dan a probar su mejor tapa.
FIESTAS:
- La feria anual de la ciudad se celebra en torno al 15 de agosto (día de la Asunción), festividad de su patrona, María Santísima del Alcázar.
- Las celebraciones anuales locales continúan con la romería de La Yedra, en torno a la festividad de la Natividad de la Virgen (8 de septiembre).
- Más tarde se celebra al copatrono de la ciudad: San Andrés Apóstol (30 de noviembre).
- Las dos festividades religiosas más profusamente celebradas en la ciudad son la Semana Santa y el Corpus Christi.
- El día de la Ascensión se celebra la festividad de El Señor de las Necesidades, imagen de un crucificado pintada sobre un muro de la que fue portería del desaparecido convento mercedario de la ciudad.
- El calendario anual de celebraciones se completa con las festividades de san Isidro, patrón de los agricultores, san Cristóbal, patrón del gremio de la conducción, y Nuestra Señora del Carmen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario