CIUDAD RODRIGO
Ciudad Rodrigo es un municipio y una ciudad española de la provincia de Salamanca, en la comunidad autónoma de Castilla y León.
Se distingue como el núcleo de población más importante del suroeste salmantino y se considera la capital o centro de servicios de la comarca de Ciudad Rodrigo, el partido judicial de Ciudad Rodrigo y la diócesis de Ciudad Rodrigo, tres entidades íntimamente ligadas aunque con una demarcación ligeramente distinta. Tiene los títulos de Ciudad Antigua, Noble y Leal.
Su término municipal está formado por las localidades de Águeda, Arrabal de San Sebastián, Bocacara, Ciudad Rodrigo, Ivanrey, Sanjuanejo, Pedro Toro, Valdecarpinteros y el polígono industrial La Viña, y cuenta con una población de unos 13.000 habitantes.Ciudad Rodrigo se encuentra situada en la Meseta Norte, concretamente en una depresión rellenada con materiales terciarios y que recibe el nombre de la ciudad. Por el término municipal transcurre el río Águeda que ha creado un sistema de terrazas a ambos márgenes y en cuya fértil vega hay plantaciones de regadío. En el extenso término municipal se pueden ver también cultivos de secano y monte bajo, así como la típica dehesa salmantina.
Se distingue como el núcleo de población más importante del suroeste salmantino y se considera la capital o centro de servicios de la comarca de Ciudad Rodrigo, el partido judicial de Ciudad Rodrigo y la diócesis de Ciudad Rodrigo, tres entidades íntimamente ligadas aunque con una demarcación ligeramente distinta. Tiene los títulos de Ciudad Antigua, Noble y Leal.
Su término municipal está formado por las localidades de Águeda, Arrabal de San Sebastián, Bocacara, Ciudad Rodrigo, Ivanrey, Sanjuanejo, Pedro Toro, Valdecarpinteros y el polígono industrial La Viña, y cuenta con una población de unos 13.000 habitantes.Ciudad Rodrigo se encuentra situada en la Meseta Norte, concretamente en una depresión rellenada con materiales terciarios y que recibe el nombre de la ciudad. Por el término municipal transcurre el río Águeda que ha creado un sistema de terrazas a ambos márgenes y en cuya fértil vega hay plantaciones de regadío. En el extenso término municipal se pueden ver también cultivos de secano y monte bajo, así como la típica dehesa salmantina.
Los orígenes de ciudad Rodrigo se remontan mas alla de la época romana, en la que tuvo gran importancia con el nombre de Mirobriga y que tras un periodo oscuro que abarcaron desde los siglos VI - XI fue creciendo.
En el siglo XII bajo el reinado de Fernando II la ciudad se repuebla, se restaura su diócesis y se inicia la construcción de la catedral. Siguen tiempos de conflictos y guerras que van moldeando la ciudad y el carácter de sus habitantes y ya entre los siglos XV-XVI la ciudad gana en esplendor y prosperidad. Durante los siguientes siglos XVII-XVIII crece en torno a los viejos muros de la ciudad todo el complejo sistema foritificado que hoy en dia podemos observar y que conforma uno de los conjuntos históricos de mayor relevancia en la Peninsula Iberica.
En el siglo XII bajo el reinado de Fernando II la ciudad se repuebla, se restaura su diócesis y se inicia la construcción de la catedral. Siguen tiempos de conflictos y guerras que van moldeando la ciudad y el carácter de sus habitantes y ya entre los siglos XV-XVI la ciudad gana en esplendor y prosperidad. Durante los siguientes siglos XVII-XVIII crece en torno a los viejos muros de la ciudad todo el complejo sistema foritificado que hoy en dia podemos observar y que conforma uno de los conjuntos históricos de mayor relevancia en la Peninsula Iberica.
Aupada sobre un promontorio que domina las orillas del rio Agueda, Ciudad Rodrigo lleva la esencia de la frontera en sus venas. De hecho no es solo la razón de su existencia: es y ha sido, también, uan forma de vida.
Asi se fue cuajando, con teson y resistencia, un tesoro patrimonial que, a pesar de que resulte sorprendente, fue en el pasado mucho mas grande aun que en nuestros días. No en vano los envites de la invasión napoleónica, y sobre todo sus saqueos, hicieron mella importante en él.
El verraco de granito varado ante el castillo de la ciudad recuerda que esta tiene una historia tan antigua como rica en acontecimientos. Los vetones encontraron en este promontorio lamido por el rio un lugar idóneo, semejante a otros que pueden rastrearse muy cerca de la ciudad. pero es a partir de la Edad Media, especialmente en la repoblación, cuando empieza a jugar un papel importante en el tablero de las conquistas fronterizas. Con los Reyes Catolicos da inicio a un periodo de esplendor que brillara intesamente en el siglo XVII dejando un casco urbano plagado de casas y palacios señoriales. De nuevo durante la guerra de independencia contra los franceses, la ciudad se convertirá en pieza clave de la resistencia que dejara en la población un cumulo de cicatrices muchas de ellas aun visibles sobre los muros de la ciudad.
De su casco histórico emerge como un gigante hermoso la catedral, contenedor de tesoros incalculables que durante la invasión napoleónica fue también polvorin y fortaleza, prueba de ello son los rastros de los bombazos que se pueden ver con claridad sobre sus paredes.
Pero el cogollo histórico de la ciudad da para un paseo denso en el que debemos incluir el rodeo completo a las murallas pos su camino de ronda, visitar el Centro de Interpretación de la Ruta de Fortificaciones de la Frontera, pararse junto al mirador de la ribera del Agueda que hay al pie del castillo, visitar las iglesias de San Pedro y San Isidoro, la de San Agustin, la de la Tercera Orden o la Capilla de Cerralbo, además de disfrutar de su Plaza Mayor y admirar la colección de palacios señoriales que podemos contemplar en cada calle o plaza que nos acompaña durante nuestra ruta por esta preciosa ciudad.
Comenzamos nuestro recorrido por la ciudad, después de dejar nuestro vehiculo en un parking publico situado al lado de la estación de autobuses de la ciudad, ascendiendo por la Avenida de Yurramendi para acceder al interior del recinto amurallado de la ciudad antigua donde se encuentran la inmensa mayoría de monumentos que vamos a visitar y contemplar por nuestro recorrido.
Accedemos al interior por una de las numerosas puertas que hay en la muralla de la ciudad, la conocida con el nombre de Las Amayuelas, antes de entrar podemos obtener las primeras imágenes de la muralla de la ciudad y del posterior recinto amurallado que se construyo como fortificación de la ciudad.
El verraco de granito varado ante el castillo de la ciudad recuerda que esta tiene una historia tan antigua como rica en acontecimientos. Los vetones encontraron en este promontorio lamido por el rio un lugar idóneo, semejante a otros que pueden rastrearse muy cerca de la ciudad. pero es a partir de la Edad Media, especialmente en la repoblación, cuando empieza a jugar un papel importante en el tablero de las conquistas fronterizas. Con los Reyes Catolicos da inicio a un periodo de esplendor que brillara intesamente en el siglo XVII dejando un casco urbano plagado de casas y palacios señoriales. De nuevo durante la guerra de independencia contra los franceses, la ciudad se convertirá en pieza clave de la resistencia que dejara en la población un cumulo de cicatrices muchas de ellas aun visibles sobre los muros de la ciudad.
De su casco histórico emerge como un gigante hermoso la catedral, contenedor de tesoros incalculables que durante la invasión napoleónica fue también polvorin y fortaleza, prueba de ello son los rastros de los bombazos que se pueden ver con claridad sobre sus paredes.
Pero el cogollo histórico de la ciudad da para un paseo denso en el que debemos incluir el rodeo completo a las murallas pos su camino de ronda, visitar el Centro de Interpretación de la Ruta de Fortificaciones de la Frontera, pararse junto al mirador de la ribera del Agueda que hay al pie del castillo, visitar las iglesias de San Pedro y San Isidoro, la de San Agustin, la de la Tercera Orden o la Capilla de Cerralbo, además de disfrutar de su Plaza Mayor y admirar la colección de palacios señoriales que podemos contemplar en cada calle o plaza que nos acompaña durante nuestra ruta por esta preciosa ciudad.
Comenzamos nuestro recorrido por la ciudad, después de dejar nuestro vehiculo en un parking publico situado al lado de la estación de autobuses de la ciudad, ascendiendo por la Avenida de Yurramendi para acceder al interior del recinto amurallado de la ciudad antigua donde se encuentran la inmensa mayoría de monumentos que vamos a visitar y contemplar por nuestro recorrido.
Accedemos al interior por una de las numerosas puertas que hay en la muralla de la ciudad, la conocida con el nombre de Las Amayuelas, antes de entrar podemos obtener las primeras imágenes de la muralla de la ciudad y del posterior recinto amurallado que se construyo como fortificación de la ciudad.
Justo al cruzar la puerta nos encontramos con la Plaza que lleva el nombre de la puerta y el edificio que alberga uno de los puntos de información turística de la ciudad, en el cual obtenemos un plano de la misma, información de esta y los horarios de visita y precio de los monumentos.
La Casa de los Velasco o Amayuelas es un edificio de corte historicista construido a principios del siglo XX para ayudar a mantener el entorno y el ambiente medieval de la ciudad a pesar de su modernidad.
Al otro lado de la Plaza de las Amayuelas se situa la Catedral de Ciudad Rodrigo, dedicada a Nuestra Señora Santa Maria, la construcción de este templo, orientado hacia naciente debio iniciarse en los años finales del reinado de Fernando II de Leon durante el siglo XII. Comenzada siguiendo un proyecto tardorromanico, que aun conserva en buena medida en su perímetro exterior a pesar de las modificaciones posteriores realizadas en la antesacristía, capilla mayor, capilla del Pilar y sacristia, dibuja planta de cruz latina con cabecera triabsidal escalonada, transepto bien desarrollado y tres naves. El edificio tiene tres portadas de acceso al interior del templo que se completa al norte con el claustro.
La portada norte, del Enlosado o de Amayuelas, fruto en sus dos tercios inferiores de la primera campaña de trabajos se decora con motivos romboidales o florales. Se completa hacia la cabecera con un arco ciego engalanado en sus dovelas con once cabezas humanas. Llama la atención en esta portada su falta de simetría, acentuada con la apertura en la parte alta, en el siglo XIV, de un gran rosetón bajo un arco conopial. Perpendicularmente a esta portada esta el muro de cierre de la crujía este del claustro, en el que destaca la llamada puerta del Esviaje, abierta en 1540 y en la que su autor, Garcia de la Puente, mostro su maestria en los cortes de la cantería.
La portada meridional o de las Cadenas es fruto en su mitad inferior de la primera campaña de trabajos y al igual que la portada norte, denota una clara asimetría potenciada por el gran rosetón abierto en lo alto. La puerta voltea arco de medio punto y tres arquivoltas que descansan en columnas con capiteles animados con motivos vegetales los extremos y con arpías los centrales. Sobre ella brillan cinco magnificas esculturas del primer tercio del siglo XIII que representan a El Salvador, flanqueado por cuatro apóstoles: San Pedro, San Juan, San Pablo y Santiago.
Encima del arco discurre una galería de doce arcos apuntados que acogen otras tantas esculturas goticas labradas en torno a 1230. fueron identificadas con personajes del Antiguo Testamento, de izquierda a derecha son: Abraham, Isaías, la reina de Saba, Salomon, Ezeqiel, Moises, Melquisedec, Balaam; David, Elias, San Juan Bautista y Jeremías. Hacia la cabecera lucen dos arcos ciegos superpuestos, amparando el superior la escultura de una Virgen con el Niño.
Y la ultima puerta situada en la fachada de poniente que da a la Plaza de Herrasti, luce una obra originaria el friso de siete arquillos ciegos trilobulados que adornan el exterior de la Capilla del Sagrario y encima de esta aparece la gran mole de la torre que fue ideada por el arquitecto Juan de Sagarbinaga y levantada entre 1764 y 1772. En ella podemos contemplar los impactos de los proyectiles de los cañones durante el asedio sufrido por la ciudad durante la guerra de independencia española contra las tropas francesas de Napoleón.
Al interior del templo se accede por una puerta que esta situada en el lateral que da a la Plaza de Herrasti, donde se encuentra la taquilla de acceso y el Museo Diocesano y Catedralicio.
Este museo se reabrió en el año 2010 y no gira en torno a una línea catequética, como seria de esperar, por carecer de suficientes boras, asi que la organización se ha fundado en la materia artística con el mensaje propio y aislado de cada pieza. El Museo consta de cuatro salas temáticas en las que podemos contemplar objetos de piedra de muy distintas épocas en la sala primera.
En la sala segunda podemos contemplar objetos relacionados con el culto, como varias cruces parroquiales, Libro de Horas de Isabel la Catolica o un Baculo del siglo XIII.
Subimos por unas escaleras para visitar las salas tercera y cuarta, en la tercera podemos contemplar numerosas esculturas e imágenes como un Ecce Homo del siglo XVII, una imagen de San Francisco de Asis del siglo XVII o una imagen tardoromanica de la Virgen con el Niño del siglo XIII.
Y la ultima sala esta dedicada a la pintura donde podemos contemplar numerosos cuadros y retablos del siglo XVII algunos de artistas italianos.
Una vez visitado el museo nos disponemos a ver el Claustro de la catedral al cual se accede a través de una sencilla puerta abierta en la primera fase constructiva del templo. En planta dibuja un cuadrado casi perfecto, dividiéndose cada lado en cinco tramos rectangulares. Levantadas las pandas occidental y meridional en el siglo XIV las dos restantes datan del segundo tercio del siglo XVI.
Las galerías, a imitación de la de poniente, la mas antigua, rasgan arcos apuntados divididos por tres o dos columnas con capiteles vegetales y figurativos. En el angulo suroeste fue enterrado el cantero que dirigio la obra de las crujías goticas Benito Sánchez.
Las dos crujías restantes, que con las ya realizadas no desentonan, se levantaron entre 1526 y 1539 bajo la dirección del cantero Pedro de Güemes, cuyo retrato, junto con el del racionero Villafañe, aparece en la portada plateresca que abierta en la galería oriental da paso al patio.
Accedemos al interior del templo donde podemos contemplar como esta dividida en tres naves completamente diferentes por pilares con semicolumnas. Las bóvedas de las naves laterales realizadas ya bien avanzado el siglo XIII son cupuliformes; idénticas a las que ya en el siglo XVI se utilizaron para cerrar el crucero y la nave central, si bien estas aparecen animadas con esculturas, entre las que destacan las sitas en el primer tramo de la nave, desde la cabecera, que representan a un rey, una reina, un obispo y un medicante.
La primitiva capilla mayor fue sustituida en el siglo XVI por la actual, para la que dio traza en 1540 Rodrigo Gil de Hontañon. Esta capilla estuvo presidida por el retablo pintado entre 1480 y 1488 por Fernando Gallego, que en la actualidad se encuentra en el Museo de la Universidad de Tucson en Arizona (EE.UU)
Las Capillas laterales, a las que se accede a través de arcos apuntados fueron capillas de enterramiento de dos de las familias principales de la ciudad. La capilla del evangelio, fue enterramiento de la familia de los Chaves y la de la epistola, fue el panteón de los Pacheco.
En los tramos centrales de la nave principal se significa de forma maravillosa el coro catedralicio, cuyos muros perimetrales, en los que aun se conservan dos pequeñas pero bellas puertas coetáneas a su realización, rematan en una engalanada y calada crestería de estilo gotico.
La sillería coral fue realizada entre 1498 y 1504 por Rodrigo Aleman consta de 72 sillas y en ellas puso de manifiesto su imaginación y su amplio conocimiento de fuentes religiosas y profanas.
El coro cuenta con dos órganos, el órgano pequeño o realejo, dispuesto en el lado del evangelio, fue realizado en 1725 por Pedro Liborno; el mueble del grande, situado en el lado contrario desde finales del siglo XVIII se debe a Manuel de Larra Churriguera, que lo diseño en torno a 1725. Por su parte el trascoro es obra de Ramon Pasqual que lo realizo en estuco imitando mármoles en 1787.
El Portico del Perdon o de la Gloria, situado a los pies de la catedral, se organiza a partir de un doble acceso que, dividido por una esbelta columna rematada en una pétrea virgen con el niño, queda flanqueado a cada lado por seis columnas, unas con capiteles vegetales y otros historiados. Las arquivoltas se adornan con figuras y la representación principal del timpano es la Coronación de la Virgen. La realización de esta labor escultórica habría que fecharla a mediados del siglo XIII.
En la nave del evangelio sobresale el sepulcro dotado por Fernando de Robles y Maria Perez Piñero en 1560, conocido como el altar de alabastro o de la quinta angustia, en alusión al material ya al excelente escena que acogida en el arco inferior tallo Lucas Mitata, la orgnizacion arquitectónica se debe a Pedro de Ibarra y la decoración pictórica a Juan de Borgoña.
Hacia los pies del templo sobresale, rompiendo el primitivo perímetro del edificio, al capilla del Pilar, levantada entre 1748 y 1753 siendo su promotor el obispo zaragozano Clemente Comenge.
En el muro de la nave sur, al igual que en el de la norte, destacan provenientes de la primera campaña constructiva, las magnificas ventanas tardorromanicas que las iluminan directamente.
Una vez visitada la catedral continuamos nuestro recorrido por la ciudad en la Plaza de Herrasti. Se nombró así en honor al General Andrés Pérez de Herrasti, defensor de la plaza durante la Guerra de la Independencia y contiene un monumento en su nombre y la tumba del guerrillero de la Guerra de la Independencia Julián Sánchez "El Charro".
En dicha plaza podemos contemplar el Seminario Diocesano de San Cayetano, este es un sobrio edificio obra de Juan de Sagarbinaga el cual ha sido muy restaurado tras las destrucciones provocadas por la Guerra de la Independencia. Posee una capilla, de una sola nave con crucero añadido, la cual acoge un retablo barroco procedente del Convento de Franciscanas Descalzas.
En el interior del edificio y en su segunda planta podemos visitar el Museo del Orinal.
Este fue inaugurado en el año 2006 y en sus ocho salas podemos contemplar una de las colecciones mas importantes de España dedicadas a esta singular pieza. Posee mas de 1320 piezas de orinales de distintas épocas y países que abarcan desde el siglo XIII al siglo XX. La colección fue realizada por Jose Maria del Arco Ortiz a través de donaciones realizas a él y a su familia de esta singular pieza y pretende ser un recorrido por la historia de esta donde podemos contemplar variedad de tamaños, formas y materiales como barro, cerámica, laton, piedra, hojalata o porcelana entre otras mas.
Una vez visitado el museo continuamos desde la plaza Herrasti en dirección a la plaza de San Salvador donde vamos a contemplar varios de los númerosos palacios que hay dentro del recinto amurallado de la ciudad.
El primer edificio que vemos es la Casa de los Miranda, esta se comenzó a construir en 1552 siendo su promotor el canónigo Hernando de Miranda que coloco los escudos de sus padres, el de Miranda, sobre la puerta y a los lados los de Robles y Chaves que eran sus linajes maternos.
De fachada sencilla, destaca el alfiz rematado por flameros y la portada adintelada con los escudos esculpidos. En su interior hay un patio de ocho columnas rematadas por capiteles con escudos de linajes mirobrigenses.
Durante la Guerra de Independencia sufrio grandes daños en su parte posterior que tuvo que ser reedificada a finales del siglo XIX.
Adosada al edificio anterior se encuentra la Casa de los Canónigos.
Durante la Edad Media la mayor parte de los canónigos de la catedral residían en edificios como en el que en este momento alberga al hotel Don Rodrigo. El edificio esta datado del siglo XVI y pertenecio al cabildo de la catedral, estando a finales del siglo XVIII todavía en propiedad de la iglesia, pero posteriormente sin que se conozca fecha exacta paso a manos de la Marquesa de Villarcazar existiendo la posibilidad de que fueran las amortizaciones de bienes eclesiásticos llevadas a cabo en el siglo XIX las causantes del cambio.
Y al lado del hotel podemos contemplar el Palacio de la Marquesa de Cartago.
La construcción del edificio comenzó a finales del siglo XIX sobre los solares de casas pertenecientes al mayorazgo de Corbalán que habían recaido en el marques de Espeja, siendo su promotora Doña Concepción Narváez y del Aguila, marquesa de Cartago.
De estilo neogótico, destacan el dintel de la portada con los escudos familiares, el balcón esquinado y la decoración de las ventanas en las que se toman como motivos ornamentales la flor de lis y el águila, símbolos del linaje.
Murio esta señora sin finalizar la obra y los nuevos propietarios la reformaron y terminaron en 1953.
Al otro lado de la plaza se situa la Casa de los Nuñez de Chaves y Robles, donde podemos contemplar un bello escudo rodeado de guirnalda, que, junto a la portada y a parte de su fachada, es lo que queda de su primitiva construcción del siglo XVI. Su imagen actual es fruto de la reedificación de la casa a comienzos del siglo XX.
Salimos de la plaza para dirigirnos por la calle San Vicente donde haciendo esquina con la calle Diez Taravilla se encuentra el edificio del Palacio Episcopal.
El edificio construido a finales del siglo XV, sufrio diferentes obras en el siglo XVI del que se conserva en su interior un dintel con decoraciones platerescas.
El edificio fue reparado durante el obispado de don Clemente Comenge y se le añadió hacia 1770, ideado por Sagarbinaga, el gran lienzo meridional de sillería, donde hoy se ubican oficinas en la parte baja y la residencia del obispo en la parte alta.
En 1790 se hizo la fachada principal, toda de sillería, con el escudo de obispo promotor de la obra, fray Benito Uria y Valdes.
Continuamos nuestro recorrido por la calle San Vicente donde al final de esta podemos contemplar otra de las puertas que daban acceso al interior del recinto amurallado, la de Sancti Spiritus.
Situada en uno de los extremos del sistema abaluartado de la ciudad construido en el siglo XVIII, su construcción esta datada del siglo XVI, en su origen fue un postigo estrecho nombrado de San Vicente por la cercanía a esa parroquia ya desaparecida y posteriormente se ensancho para facilitar el transito de carretas.
En el siglo XVII se conocía con el nombre de Santa Cruz por conducir al convento de agustinas, con esa advocación, una vez junto a ella en 1711 el convento de monjas de Sancti Sipiritus tomo ese nombre.
Es de construcción sencilla con bóveda de medio cañon de ladrillo.
Cruzamos la puerta y podemos volver a contemplar parte de la muralla antigua de la ciudad y el sistema defensivo construido posteriormente.
Visitada la puerta continuamos nuestra ruta por la calle Santiago Sevillano hasta que llegamos a la calle la Colada donde vamos a visitar una de las puertas mas importantes del recinto amurallado como es la Puerta de la Colada.
Abierta al suroeste de la ciudad, se le denominaba entre los siglos XIV y XVI como Puerta de Agueda, A mediados del siglo XVI aparece ya con su nombre actual que se arraigo a partir del XVII y que tomo su nobre del arroyo de la colada ya que aquí afluían todas las aguas de la ciudad que colaban por esta puerta. Fue restaurada en el año 1992 y 1997.
Cruzamos la puerta y podemos volver a contemplar la muralla de la ciudad y la parte trasera del castillo.
Volvemos sobre nuestros pasos para dirigirnos desde la calle la Colada hacia la Plaza del Castillo a la cual accedemos por una escalinata empedrada y bastante pronunciada.
En la plaza podemos contemplar el monumento del Verraco,
Los verracos de piedra son esculturas zoomorfas de piedra, de la época de los vetones (hacia el siglo V a. C), cuya finalidad no está muy clara.
Hay varias teorías al respecto de su significado: por un lado se cree que delimitaban terrenos dedicados al pastoreo; por otro, que pudieran tener un significado místico o religioso, concretamente el culto a los muertos o ritos funerarios (esto es debido a que algunos tienen grabadas inscripciones funerarias latinas de la época romana), o el culto a la fertilidad o incluso ser un exvoto.
En la plaza podemos contemplar el monumento del Verraco,
Los verracos de piedra son esculturas zoomorfas de piedra, de la época de los vetones (hacia el siglo V a. C), cuya finalidad no está muy clara.
Hay varias teorías al respecto de su significado: por un lado se cree que delimitaban terrenos dedicados al pastoreo; por otro, que pudieran tener un significado místico o religioso, concretamente el culto a los muertos o ritos funerarios (esto es debido a que algunos tienen grabadas inscripciones funerarias latinas de la época romana), o el culto a la fertilidad o incluso ser un exvoto.
Tienen diversas formas, entre las que predominan son: la de toro, cerdo, jabalí y menos frecuente la forma de oso. Cuando están bastante deformes debido al paso del tiempo, no queda la figura perfectamente definida y puede fácilmente tomarse por diferentes animales.
En la plaza podemos visitar uno de los monumentos mas emblemáticos de la ciudad como es el castillo de Enrique II de Trastamara.
Se desconoce el nombre de quien lo mandó hacer, pero se conoce el de quien lo reconstruyó, Fernando II. Fue atacado en diferentes ocasiones durante el transcurso de las luchas que devastaron Castilla y León a lo largo de toda la Edad Media. Fue nuevamente reconstruido por Enrique II, monarca de Trastámara, a finales del siglo XIV (1372), quien confió la tarea al arquitecto zamorano Lope Arias Jenízaro. Durante las guerras de Sucesión y de la Independencia fue de nuevo escenario de luchas, hasta ser una vez más desmantelado por completo. Nuevamente restaurado, fue convertido en Parador Nacional de Turismo.
Se desconoce el nombre de quien lo mandó hacer, pero se conoce el de quien lo reconstruyó, Fernando II. Fue atacado en diferentes ocasiones durante el transcurso de las luchas que devastaron Castilla y León a lo largo de toda la Edad Media. Fue nuevamente reconstruido por Enrique II, monarca de Trastámara, a finales del siglo XIV (1372), quien confió la tarea al arquitecto zamorano Lope Arias Jenízaro. Durante las guerras de Sucesión y de la Independencia fue de nuevo escenario de luchas, hasta ser una vez más desmantelado por completo. Nuevamente restaurado, fue convertido en Parador Nacional de Turismo.
El castillo de Ciudad Rodrigo fue construido para defender la entrada del puente. Es una muestra del típico castillo leonés presidido por una fuerte torre cuadrada y rodeada por un recinto (adherido al de la ciudad) con cubos de cal y canto, cuadrados en las esquinas y semicirculares a mitad de muro. El conjunto se encuentra rematado con almenas y defendido por barreras y matacanes.
En la torrecilla que media el lienzo sureste se encuentra la entrada, en recodo, al estilo árabe, para proporcionar mejor defensa, con arcos apuntados de sillería, rastrillo, bóvedas de cañón agudo y escarzano, y otra, bien adornada, de ojivas. Sobre el arco exterior, además de la indispensable garita, se pueden ver dos recuadros, uno con las armas reales coronadas y el otro con la inscripción de la fecha de su reconstrucción (el día 1 de junio de 1372). Se sale también fuera de la ciudad por un postigo abierto en alto y con garita encima.
En la torrecilla que media el lienzo sureste se encuentra la entrada, en recodo, al estilo árabe, para proporcionar mejor defensa, con arcos apuntados de sillería, rastrillo, bóvedas de cañón agudo y escarzano, y otra, bien adornada, de ojivas. Sobre el arco exterior, además de la indispensable garita, se pueden ver dos recuadros, uno con las armas reales coronadas y el otro con la inscripción de la fecha de su reconstrucción (el día 1 de junio de 1372). Se sale también fuera de la ciudad por un postigo abierto en alto y con garita encima.
En el centro del recinto, y constituyendo el verdadero alcázar, se alza una ancha torre de base cuadrada de 17 metros de lado, la torre del homenaje. Está coronada por un parapeto de almenas aguzadas, y corta por mitad su altura un verdugo de piedra que viene a señalar los dos pisos del interior. Arriba se abren dos ventanas de arcos góticos gemelos con su pilar ochavado partiéndolas. Abajo y hacia el noroeste se encuentra, algo elevada sobre el suelo exterior, una puerta en forma de arco agudo que muestra encima las armas reales dentro de un recuadro, y una garita sobre modillones en lo más alto. La escalera está cubierta con bóvedas rampantes de derretido de argamasa, otra baída en un descanso y arcos apuntados. Sus dos vastas cámaras desarrollan grandes cañones agudos sobre perpiaños, todo ello de sillería marcada. Por encima surge un tercer cuerpo, mucho más arredrado por descontarse la escalera, obra de mampuesto, con cintas y rafas de ladrillo, que contiene otra cámara cuadrada igual, pero más baja, con bóveda de ladrillo e impostas de nacela para sus dos perpiaños. Una escalera de caracol sube hasta la plataforma desde donde podemos contemplar.
Finalmente llegamos a la parte superior de la torre desde donde podemos contemplar unas maravillosas vistas de la ciudad, del paso del rio Agueda por la ciudad y del Puente Antiguo.
Aunque el origen del puente viejo pudo ser romano, nada queda hoy de esa época en el puente sobre el rio Agueda. El actual Puente Mayor, denominado en la documentación del siglo XVIII como Puente Principal o Puente Grande, es fruto de dos fases constructivas.
Asi los cuatro arcos cercanos al arrabal son de época medieval, y la parte mas cercana a la ciudad, que al mediar el siglo XVI eran de madera, fue proyectada en 1769 por Juan de Sagarbina, quien se encargo junto a Simon del Cotero Crespo , de su materialización.
Una vez visitada al torre, volvemos a bajar de la misma para dirigirnos a contemplar los magnificos jardines que posee el castillo y las impresionantes vistas que podemos obtener desde el mismo.
El jardín posiblemente por su estructura de origen andalusí se situa en la parte trasera del castillo y servia para el relax y el ocio de las gentes que lo habitaban en tiempos de paz.
Una vez visitado el castillo, nos dirigimos desde la plaza del mismo hacia la calle Juan Arias para visitar uno de los palacios mas importantes de la ciudad como es el Palacio de los Aguila.
El Palacio de los Águila también llamado Casa del Principe o del Marqués de los Altares es un edificio renacentista construido entre los siglos XVI y XVII. Su promotor fue Don Antonio del Águila, alférez mayor y alcaide del castillo de la villa, iniciando las obras Hernando de Güemes aunque en el dilatado periodo de construcción intervinieron distintos maestros.
El Palacio de los Águila también llamado Casa del Principe o del Marqués de los Altares es un edificio renacentista construido entre los siglos XVI y XVII. Su promotor fue Don Antonio del Águila, alférez mayor y alcaide del castillo de la villa, iniciando las obras Hernando de Güemes aunque en el dilatado periodo de construcción intervinieron distintos maestros.
Es el palacio de mayores dimensiones de la ciudad. Ocupa una manzana sin tener edificaciones anejas. Su portada adovelada está enmarcada por un alfiz. En su recinto cuenta con jardín, dos patios interiores, uno de ellos plateresco de doble arquería en tres de sus lados, decorada con medallones y escudos en las enjutas de los arcos, y con los antepechos de la segunda galería labrados, y con capilla privada.
El edificio fue restaurado en el año 2000 y desde entonces acoge el Centro Hispano-Luso y varias exposiciones temporales, las cuales pudimos visitar y que os la vamos a mostrar.
En la planta baja del palacio junto al patio central se encuentra la exposición dedicada a Ciudad Rodrigo y el papel que desempeño la ciudad en la Guerra de Independencia española contra las tropas francesas de Napoleón.
Con esta exposición se trata de dar a conocer un momento que fue crucial en el devenir histórico de toda la Peninsula y poner de manifiesto las razones que convirtieron a esta plaza en un enclave estratégico en el desarrollo de la contienda.
La exposición esta dividida en tres salas temáticas diferentes, en la primera podemos contemplar documentos graficos perenencientes a Los Desastres de la Guerra del genial pintor Francisco de Goya y Lucientes. Se trata de ochenta y dos laminas pertenecientes a la 5ª Edición, realizada en 1923 a partir de las planchas originales grabadas por Goya entre 1810 y 1815.
Junto a los grabados podemos contemplar también varias maquetas de la contienda celebrada en la ciudad asi como otras piezas que nos hablan de los orígenes del enfrentamiento y sobre uno de sus protagonistas principales como fue Napoleón Bonaparte, de las que podemos destacar una de las mascaras funerarias que en el año 1833 realizo su medico personal, Francesco Antommarchi, a partir del molde que elaboro del rostro de Napoleón dos días después de certificar su defunción en la isla de Santa Elena.
En la planta baja del palacio junto al patio central se encuentra la exposición dedicada a Ciudad Rodrigo y el papel que desempeño la ciudad en la Guerra de Independencia española contra las tropas francesas de Napoleón.
Con esta exposición se trata de dar a conocer un momento que fue crucial en el devenir histórico de toda la Peninsula y poner de manifiesto las razones que convirtieron a esta plaza en un enclave estratégico en el desarrollo de la contienda.
La exposición esta dividida en tres salas temáticas diferentes, en la primera podemos contemplar documentos graficos perenencientes a Los Desastres de la Guerra del genial pintor Francisco de Goya y Lucientes. Se trata de ochenta y dos laminas pertenecientes a la 5ª Edición, realizada en 1923 a partir de las planchas originales grabadas por Goya entre 1810 y 1815.
Junto a los grabados podemos contemplar también varias maquetas de la contienda celebrada en la ciudad asi como otras piezas que nos hablan de los orígenes del enfrentamiento y sobre uno de sus protagonistas principales como fue Napoleón Bonaparte, de las que podemos destacar una de las mascaras funerarias que en el año 1833 realizo su medico personal, Francesco Antommarchi, a partir del molde que elaboro del rostro de Napoleón dos días después de certificar su defunción en la isla de Santa Elena.
En la siguiente sala de exposición dividida en dos habitaciones podemos contemplar una amplia muestra de documentos originales entre los que se incluyen mapas geográficos y militares, acuarelas, grabados, oleos, retratos, armamento, cartas autógrafas, periódicos medallas y restos de las batallas, con las que se va dibujando al historia de la ciudad y de su tierra desde el año 1808 hasta el final de la guerra en 1813. A lo largo de la exposición, se mostraran las consecuencias de los dos sitios que padecio la ciudad, uno en 1810 y el otro en 1812, las características del enfrentamiento y de cada uno de los ejércitos asi como la vida cotidiana de la época, sin olvidar las batallas mas importantes que enfrentaron a los dos ejércitos español e ingles contra los soldados napoleónicos.
Visitada la exposición salimos de nuevo al patio y por unas enormes escaleras accedemos a la planta superior del palacio donde vamos a visitar en diferentes salas varias exposiciones.
En la primera sala se encuentra una exposición sobre Juan Martin Zermeño, natural de Ciudad Rodrigo, fue teniente general del ejercito, arquitecto e ingeniero mayor del reino en el siglo XVIII.
En la exposición podemos contemplar las numerosas fortificaciones que diseño tanto en la España como en las colonias americanas del Reino de España.
En la primera sala se encuentra una exposición sobre Juan Martin Zermeño, natural de Ciudad Rodrigo, fue teniente general del ejercito, arquitecto e ingeniero mayor del reino en el siglo XVIII.
En la exposición podemos contemplar las numerosas fortificaciones que diseño tanto en la España como en las colonias americanas del Reino de España.
En otra sala del palacio podemos visitar la exposición dedicada al "Tamboril por Gaita" la figura del tamborilero salmantino.
En dicha exposición podemos contemplar números instrumentos realizados en distintos materiales y de épocas distintas, asi como la historia y la tradición de este peculiar personaje en el mundo rural y la importancia que tenia hasta la actualidad.
En dicha exposición podemos contemplar números instrumentos realizados en distintos materiales y de épocas distintas, asi como la historia y la tradición de este peculiar personaje en el mundo rural y la importancia que tenia hasta la actualidad.
Y por ultimo podemos visitar la exposición "Historias que cuentas las Aleluyas, una literatura para ver". La exposición esta dedicada a estas obras; los Aleluyas, que eran los precursores de lo que hoy en dia conocemos como tebeos. Las obras perteneciente a la colección particular de Jose Ramon Cid son de diferentes épocas y temáticas que nos vienen a contar a modo de historia o cuento diversas temáticas de la época en la que se hicieron. Si bien los Aleluyas nacieron en el siglo XVII en la exposición podemos contemplar grabados que abarcan desde el siglo XVIII hasta la actualidad.
Una vez fuera del palacio y al final de la calle donde situa este, nos encontramos con la Plaza de Ledesma. A lo largo de los siglos la plaza ha sido conocida con multiples nombres, primero fue Campo de Flores, luego del Barro, por instalarse aquí la venta de los alfareros, por el mismo motivo se la conocio como la del Carbon y posteriormente de los Huevos, aunque su nombre oficial era el de Cervantes.
Hoy en dia esta dedicada a Damaso Ledesma, eminente musicólogo de la ciudad cuyo busto se situa en el centro de la plaza.
Desde la plaza continuamos por la calle Sánchez Arjona para poder contemplar el edificio que en la actualidad alberga la Escuela Oficial de Idiomas. Del edificio no pudimos obtener información sobre la historia del mismo, construcción y estilo arquitectónico.
Volviendo sobre nuestros pasos nos dirigimos desde una pequeña plazoleta por la calle Velayos donde podemos contemplar el edificio que alberga hoy en dia el Colegio Santa Teresa de Jesús.
Conocido popularmente como Las Teresianas se encuentra ubicado en un edificio del siglo XVI ya que en el año 1530 era el Convento de Religiosos Agustinos. Actualmente el colegio cuenta con mas de 125 años de antigüedad desde que en 1887 se instalaron por primera vez en este edificio.
Desde la calle Velayos nos dirigimos por la calle Colegios, en esta podemos contemplar el edificio que alberga el Hospital de la Pasión.
El Hospital de la Pasión ha sido y es la principal institución asistencial histórica de Ciudad Rodrigo fundada durante la época de los Reyes Católicos que ha llegado hasta nuestros días con parecidos fines.
Edificio del siglo XVI muy modificado durante el XVIII. La capilla alberga un interesante Crucificado de Lucas Mitata del siglo XVI que forma un Calvario con un San Juan y una María obra del mirobrigense Juan de Remesal casi un siglo posteriores. Entre su patrimonio destaca, además, la "Virgen del Buen Suceso", pieza de marfil hispano-filipina (o sino-hispánica) regalada por el Capitán Pacheco Maldonado, quien dejó buena parte de su herencia en el siglo XVI a esta institución benéfica.
Edificio del siglo XVI muy modificado durante el XVIII. La capilla alberga un interesante Crucificado de Lucas Mitata del siglo XVI que forma un Calvario con un San Juan y una María obra del mirobrigense Juan de Remesal casi un siglo posteriores. Entre su patrimonio destaca, además, la "Virgen del Buen Suceso", pieza de marfil hispano-filipina (o sino-hispánica) regalada por el Capitán Pacheco Maldonado, quien dejó buena parte de su herencia en el siglo XVI a esta institución benéfica.
En el siglo XIX el Hospital vivirá su mayor crisis a causa de la Guerra de la Independencia. Conocida la importancia de la plaza mirobrigense para este conflicto internacional, el Hospital volcará sus esfuerzos hasta la extenuación. El resto del siglo irá recomponiéndose. A mediados de aquel siglo (1854) se hicieron cargo del hospital las Siervas de María, en vida de su fundadora Santa Soledad Torres Acosta, quien se personó en la ciudad para traer a su Orden. El edificio del Hospital ha sido renovado totalmente, finalizando las obras de restauración en mayo de 1995. Dispone actualmente de 130 camas y diversos servicios de atención médica y es regentado aún por la primitiva Junta, desde el siglo XVII compuesta por 12 seglares y 12 clérigos de entre los prohombres de Ciudad Rodrigo.
El primitivo convento de agustinos se hallaba en las afueras de la ciudad, hasta que la familia de los Chaves levantaron su convento y su iglesia en el siglo XVI.
A la iglesia se accede por una sencilla puerta de medio punto rematada por una hornacina con la imagen de San Agustin.
El ex-convento dibuja planta de una sola nave que cubre con unas interesantes bóvedas estrelladas.
Con las desamortizaciones la iglesia se convirtió en pajar, siendo recuperado en 1881 por el obispo Martínez Izquierdo y entregado poco después por el Prelado Mazarrasa a las Teresianas que utilizan el inmueble para el colegio.
Enfrente del edificio de la iglesia se encuentra el Palacio de los Vazquez, el edificio fue edificado a comienzos del siglo XVI por Francisco Vazquez, llamado el Indiano, cuya sepultura podemos ver en la cercana iglesia de San Pedro.
La portada es de estilo gotico abierta en angulo con decoración vegetal y enmarcado por alfiz, sobre ella se situa el escudo de la familia Vazquez.
Sucedieron en este mayorazgo los Aguila y en el siglo XIX recayó por herencia en los Bernaldo de Quiros, que redecoraron su interior en 1923. En ella se hospedo el rey Alfonso XIII y en la actualidad es la sede de la oficina de correos de la ciudad desde 1944.
Y llegamos a la Plaza Cristóbal de Castillejo, en este lugar podemos contemplar dos monumentos de la ciudad como la Capilla de las Franciscanas Descalzas y la iglesia de San Isidoro.
La iglesia de San Isidoro realizada en ladrillo de estilo mudéjar fue construida en el siglo XVI, aunque del templo primitivo levantado en el siglo XII se corresponde el ábside y parte del muro norte con su puerta, donde lucen una fila de pequeños arcos de medio punto y un alero de modillones.
La Capilla Mayor se levanto en 1546 con una espectacular bóveda estrellada y esta presidida por el Cristo del Silencio, talla barroca que se procesiona en la semana santa.
La puerta sur queda protegida por un sencillo pórtico de sillería realizado en 1783.
La capilla de las Franciscanas se trata de un lugar histórico, afectado por las visicitudes más diversas.
Aquí estuvo el Palacio Episcopal en el siglo XIV y en él vivió y murió el llamado "obispo resucitado", Don Pedro Díaz. En tiempos de Felipe V se levantó en este solar un cuartel, ampliando las antiguas dimensiones.
Derruido el cuartel. el Obispo Fray Gregorio Téllez compró el terreno y edificó el Convento de Franciscanas Descalzas, (las cuales llevaban en la Ciudad desde el año 1605) terminándose las obras en 1739. El Convento fue convertido en cuartel de artillería en 1810, obligando a las religiosas a abandonarlo. Nuevamente fue devuelto a las Franciscanas Descalzas en 1819, comenzando a habilitarlo en 1820.
Aquí estuvo el Palacio Episcopal en el siglo XIV y en él vivió y murió el llamado "obispo resucitado", Don Pedro Díaz. En tiempos de Felipe V se levantó en este solar un cuartel, ampliando las antiguas dimensiones.
Derruido el cuartel. el Obispo Fray Gregorio Téllez compró el terreno y edificó el Convento de Franciscanas Descalzas, (las cuales llevaban en la Ciudad desde el año 1605) terminándose las obras en 1739. El Convento fue convertido en cuartel de artillería en 1810, obligando a las religiosas a abandonarlo. Nuevamente fue devuelto a las Franciscanas Descalzas en 1819, comenzando a habilitarlo en 1820.
En 1869, con la revolución de la Gloriosas, las religiosas se ven obligadas a trasladarse al Convento de Santa Clara y el edificio es expropiado. En 1870, tras las adaptaciones convenientes, es transformado en cárcel, función que ha cumplido hasta tiempos bien recientes. Parte de la zona sur y oeste se rehabilitó para servir de Juzgados Comarcal y de Primera Instancia. En tiempos del Obispo Enciso (1953), el Patrimonio del estado devolvió la propiedad del edificio a la Diócesis de Ciudad Rodrigo, inscribiéndose en el Registro de la Propiedad en 1986, la empresa Cofrandes (Convento de Franciscanas Descalzas), compuesta por D. Ceferino Santos alcalde e hijos, compra el edificio y lo convierte en Residencia de Tercera Edad.
Salimos de la plaza de Cristóbal Castillejo para dirigirnos hacia la plaza Campo del Pozo para desde este lugar y callejeando llegar a la Plaza de Carniceros donde se encuentra otra de las ocho puertas de la que contaba la ciudad como es la Puerta de Santiago.
Esta se abre al sur de la ciudad y en el siglo XIV se conocía como puerta de los judíos por hallarse al lado de la sinagoga. El nombre de Santiago lo recibe por la existencia de una antigua parroquia, extramuros, con la misma advocación.
En el año 2002 se le realizo una intervencion a la puerta que puso al descubierto antiguos fosos y barbacanas que han quedado dibujados en el suelo de su pavimento y se ha descubierto uno de los fosos que la protegia.
Vista la puerta ascendemos por la calle que lleva su nombre, la de Santiago para llegar de nuevo a la plaza Cristóbal de Castillejo, desde ella nos dirigimos por la calle Arco hasta llegar a una de las calles mas céntricas de la ciudad como es la Rua del Sol donde vamos a visitar al final de esta, otra de las puertas de la ciudad, en este caso la Puerta del Sol.
Esta debe su nombre a la orientación en que se encuentra, totalmente al levante de la ciudad. Es una de las puertas que en su origen contaba con una torre, a comienzos del siglo XVIII se redificaron sus bóvedas y después de permanecer cerrada durante algún tiempo se abrió definitivamente en el siglo XIX, siendo su ultima restauración en 1970.
Cruzamos la puerta para volver a contemplar de nuevo la antigua muralla de la ciudad y la otra muralla de la zona fortificada en el siglo XVIII.
Ascendemos de nuevo por la Rua del Sol para dirigirnos hacia la Plaza Mayor de la ciudad, en nuestro camino podemos contemplar en dicha calle y haciendo esquina con la calle Arco el edificio de la Casa del Cañon.
Conocida también como Casa de los Chaves esta construida en el siglo XV de estilo renacentista en piedra con escudos en la fachada pertenecientes a la familia y un torreón redondo que contenia una escalera de caracol que llevaba a la torre donde se disponía un cañon para la defensa de la ciudad, de ahí el sobrenombre de la casa.
Continuamos por la Rua del Sol y el siguiente edificio que nos encontramos es la Casa de los Gomez de Silva.
El edificio de estilo renacentista fue construido en 1523 siendo su promotor el canónigo Francisco Gomez de Silva, su portada es de arco adintelado bajo alfiz y llama la atención el conjunto escultórico sobre la puerta compuesto por un escudo central que sostienen dos figuras semihumanas con rostros de hombre y mujer y extremidades vegetales. En el siglo XX el edificio se utilizo como panera y fue reformado con fines comerciales y vivienda particular, abriendo vanos y balcones y añadiéndole el piso superior.
Y finalmente antes de llegar a la plaza mayor podemos contemplar el edificio de la Capilla de la Tercera Orden.
Esta fue construida de nueva planta entre 1789 y 1795 y se levanto en el solar que había ocupado la iglesia del Santo Sepulcro perteneciente a la orden de San Juan. El edificio proyectado por Juan de Sagarbinaga destaca por su fachada de elegante pórtico hexástilo, el interior presenta una sola nave con crucero marcado en altura que se cierra con una cúpula sobre pechinas. Dentro destaca la imagen de Las Angustias, obra del ultimo tercio del siglo XVIII.
Y llegamos a la Plaza Mayor, centro nuralgico y de la vida social del casco antiguo de Ciudad Rodrigo. En torno a ella se desenvolvio siempre toda actividad como lo demuestran los edificios que la circundaban, de los que solo queda el Ayuntamiento.
Junto a el se encontraba la iglesia de San Juan, hoy desaparecida, en cuyo claustro se runia el consistorio, tambien se celebraba en este luegar el mercado chico, donde se vociferaban los pregones y en sus portales estaban instalados los oficios de esribanos y notarios.
Frente al ayuntamiento se hallaba el edificio de las carnicerias reales constuidas en el siglo XVI y hsta entonces estuvieron alli las Tres Columnas, monumento que visitaremos al final de nuestro recorrido, que la ciudad tomo como emblema al menos desde el siglo XIII.
En 1580 se ensanchó la plaza en el lugar donde se encuentra la antigua cárcel y la Audiencia, que tuvo corredores para ver los toros, fiesta que aún hoy se celebra en este lugar los días de carnaval.
Actualmente sigue siendo la Plaza Mayor en el núcleo central de la vida urbana.
Sus edificios más interesantes son el Ayuntamiento, la antigua Audiencia y la casa del marqués de Cerralbo.
Ya en la Colada, en lo que se conocía como la plaza abajo, quedan las casas del tesorero Rodríguez de Céspedes y de los Herrera Maldonado, marqueses de Espeja.
Junto a el se encontraba la iglesia de San Juan, hoy desaparecida, en cuyo claustro se runia el consistorio, tambien se celebraba en este luegar el mercado chico, donde se vociferaban los pregones y en sus portales estaban instalados los oficios de esribanos y notarios.
Frente al ayuntamiento se hallaba el edificio de las carnicerias reales constuidas en el siglo XVI y hsta entonces estuvieron alli las Tres Columnas, monumento que visitaremos al final de nuestro recorrido, que la ciudad tomo como emblema al menos desde el siglo XIII.
En 1580 se ensanchó la plaza en el lugar donde se encuentra la antigua cárcel y la Audiencia, que tuvo corredores para ver los toros, fiesta que aún hoy se celebra en este lugar los días de carnaval.
Actualmente sigue siendo la Plaza Mayor en el núcleo central de la vida urbana.
Sus edificios más interesantes son el Ayuntamiento, la antigua Audiencia y la casa del marqués de Cerralbo.
Ya en la Colada, en lo que se conocía como la plaza abajo, quedan las casas del tesorero Rodríguez de Céspedes y de los Herrera Maldonado, marqueses de Espeja.
Como hemos mencionado anteriormente uno de los edificios que podemos contemplar en la plaza es el del Ayuntamiento, este esta datado del siglo XVI y en su construccion inicial tenia planta de cajon delimitada en los extremos por dos torrecillas cilindricas que englobaban un portico inferior y una galeria superior de marcado estilo renacentista.
En la torrecilla norte se labraron tres escudos; el del emperador Carlos V, el de la ciudad con las tres columnas y el del corregidor que gobernaba la ciudad cuando se levanto el edificio.
Con el paso del tiempo se hizo necesaria una ampliacion del edificio que se llevo a cabo en los primeros años del siglo XX por Joaquin de Vargas y Aguirre añadiendo un ala entera a imitacion de la preexistente.
El siguiente edificio que podemos contemplar es la Casa del Marques de Cerralbo, esta se comenzo a construir en 1533 promovida por Don Rodrigo Pacheco Osorio que fue el I Marques de Cerralbo.
Del edificio cabe destacar su friso de estilo plateresco que abraza la fachada con adornos de medallones y grutescos, esta presidida por el escudo de los Pacheco Osorio y en las esquinas bajo veneras los de Toledo y Enriquez.
El edificio en sus reformas sufrio varias modificaciones; se cegaron las ventanas esquinadas de columnillas torsas y se abrieron balcones, ya en el siglo XIX se levanto un piso con tejado a dos aguas que se desmonto en la primera mitad del siglo XX rematandola con una balaustrada.
Y por ultimo podemos contemplar el edificio de la antigua Audiencia y Carcel, este de estilo neoclasico con fachada de piedra de silleria esta organizado en tres plantas y rematado en un pretil petreo coronado con decorativos jarrones que deriva de la intervencion hecha en 1791.
En este edificio estuvieron instalados ademas de la audiencia y la carcel, el peso de la harina, el cuerpo de guardia principal, el archivo municipal y en varias ocasiones el ayutamiento. En 1903 se subasto publicamente y paso a manos privadas, actualmente el edificio alberga una hospederia.
Salimos de la plaza por la calle La Colada y bajando por ella nos encontramos con la Casa de los Herrera Maldonado, este edificio se construyo en el siglo XV y fue casa de Gome de Herrera y en ella se hospedo el rey Don Juan II en su estancia en la ciudad en 1432.
La actual casa se levanto en el antiguo solar y pertenecio al mayorazgo fundado en 1535 por Juan de Herrera señor de Espeja, la casa esta totalmente reformada en su interior y solo queda la parte principal de la fachada, de ella cabe destacar la portada semicircular de grandes dovelas y unos fragmentos del antiguo alfiz, a ambos lados los escudos de la familia Herrera y de Maldonado.
Continuamos por la calle Colada y haciendo esquina con la calle Diez Taravilla se encuentra situada la Casa de la Cadena, esta fue construida como verdadera casa fuerte a principios del siglo XVI en la caldagana medieval, ocupaba la mayor parte de la manzana con corrales, caballeriza y jardin.
Pertenecio a los Pacheco Guiral, Lugones y Centeno, tiene la portada semicircular de enormes dovelas y esta cobijada bajo un alfiz con la cadena minuciosamente labrada que da nombre a la casa, ademas destacan las ventanas enmarcadas por adornos platerescos. Desde 1706 se utilizo como cuartel, en 1746 recayo en los Aguila, marqueses de Espeja, sufrio diversas reformas y hoy esta dedicada a diversas actividades.
Continuamos por la calle Diez Taravilla para subir por la calle del Almendro hasta llegar a la Plaza del Buen Alcalde.
Ocupaba toda la plaza la casa solar de los señores de Cerralbo, con su capilla, caballerizas, corrales y jardín, pero desde la construcción en el s.XVI de la casa de la Plaza Mayor por el I marqués de Cerralbo, se le dio a la más antigua diferentes usos, hasta su definitiva ruina y desaparición.
Fue cuartel y posteriormente convento de las monjas Descalzas hasta su traslado en 1739 al Campo de Trigo, su nuevo convento. También estuvo aquí la Contaduría durante un tiempo.
Fue en 1849 cuando se dicidió convertirla en plaza, llamadas unas veces de las Descalzas viejas, otras de la Contaduría, conocida como plaza nueva, y después de Béjar.
En 1929 se dedicó al Buen Alcalde, como indica la lápida que la preside.
Aquí se celebra el mercado de los martes, recordando el privilegio que los Reyes Católicos concedieron a Ciudad Rodrigo en 1475, y en ella podemos admirar cada semana las relucientes frutas y verduras que se cultivan en las huertas mirobrigenses.
A un lado de la plaza existe un ancho espacio que se conocía como Campo del Marqués. Ahí se levanta una casa con soportales en cuyo solar se alzaba la casa de las Almenas, que fue residencia del general Herrasti en 1810 y luego Teatro Principal hasta su incendio en 1914.
Entre la plaza del Buen Alcalde y la Plaza Mazarrasa se encuentra el edificio de la Capilla de Cerralbo. El edificio de estilo postherreriano fue mandado construir por el cardenal Francisco Pacheco de Toledo primer arzobispo de Burgos. El edificio tiene planta de cruz latina con capillas a los lados de la mayor, esta fue traza por Juan de Valencia, , el crucero aparece dominado por una espectacular cupula sobre pechinas, los tres retablos de nogal fueron labrados hacia 1630 por Alonso de Balbas.
Una de las capillas que flanquea la mayor la convirtio el XVII marques de Cerralbo, Don Enrique de Aguilera y Gamboa en pateon familiar. El orante que hay en él lo realizo Mariano Benlliure en 1925.
Desde la Plaza del Buen Alcalde nos dirigimos por la calle Toro hasta llegar a otro de los puntos impotantes de la ciudad como es la Plaza del Conde, lugar donde vamos a contemplar varios de los palacios mas importantes de Ciudad Rodrigo y otra de las puertas que daban acceso al interior de la ciudad amurallada.
La Plaza del Conde se llamó Campo de San Isidoro por la iglesia que mandó construir Fernando II de León.
También se la conoció como plazuela de las Descalzas, desde que en 1605 doña Catalina Enríquez, hija del I marqués de Cerralbo, fundara aquí el convento de Franciscas, trasladado luego al Campo del Trigo, actual Plaza del poeta Cristóbal de Castillejo.
La amplitud de la plaza del Conde se debe a la venta que en 1524 hizo don Bernardo Núñez de Ávila, Arcediano de Camaces, de los solares que habían sido casas y horno de su propiedad al Concejo y vecinos de Ciudad Rodrigo, con la condición de no edificar nunca más sobre ella sino mantenerla como plaza.
En ella podemos contemplar el Palacio del Conde de Alba de Yeltes, el Palacio de los Castro y el Palacio de Moctezuma.
El Palacio del Conde de Alba de Yeltes se levantó sobre otro más antiguo construido por los Nieto de Silva en la primera mitad del s. XVI.
Reconstruido a comienzos del XVIII, resalta la gran portada barroca de arco de medio punto entre dos columnas y un frontón triangular con los escudos de Nieto, Silva, Pacheco y Guzmán.
A mediados del s. XVIII fue utilizado como cuartel.
En el XIX fue vendido al Ministerio de la Guerra, que lo utilizó para diversos usos (cuartel de Inválidos, depósito de suministros…).
Adquirido por Caja Duero sufrió su definitiva reforma en 1945.
El palacio de los Ávila y Tiedra fue construido a fines del s. XV y comienzos del XVI. Su promotor fue el licenciado Francisco Hernández de Ávila y Tiedra, alcalde de esta ciudad en 1499.
Su estilo corresponde a la transición del gótico al plateresco.
Resaltan en su fachada la portada de dintel adovelado y basas góticas, con alfiz y columnas torsas rematadas por leones; el gran escudo central sostenido por tenantes y las ventanas de adornos góticos.
En el interior, un gran patio columnado.
Se conoce también como Palacio de los Castro y Palacio del Conde de Montarco por los diferentes propietarios que ha tenido el edificio.
Y por ultimo contemplamos el palacio de Moctezuma o Casa de los Cornejo, este es un edificio de finales del siglo XVI con fachada sencilla. Su puerta es de arco adintelado y el balcón está rematado por un frontón triangular coronado por el escudo de los Cornejo, que también se ve en los ángulos de la fachada.
Desde 1716 el Ayuntamiento lo usó para alojar a personalidades.
En 1792 fue Casa de los cinco campos de la Tierra y acogía a los sexmeros que acudían a la ciudad para tratar los asuntos de sus respectivos sexmos.
En 1881 aparece dedicada a Escuela de niños y luego Instituto de segunda enseñanza.
Fue reformada para Casa Municipal de Cultura en 1984 y alberga la biblioteca municipal y exposiciones temporales.
Cerca de la plaza se situa ya en la calle Madrid la Puerta del Conde, esta se abre al norte y su nombre lo toma en recuerdo del conde Rodrigo, que dio nombre a la ciudad. En su origen se levantaba aquí una de las torres de la muralla. Sobre la clave del arco interior se abre una hornacina que cobija una Virgen con el Niño, de tipología románica. En el exterior, estuvieron en el s.XVII la alhóndiga y el peso de la harina. En los últimos años ha estado sujeta a diversas remodelaciones en su entorno.
Cruzamos la puerta para volver a contemplar la muralla de la ciudad y el edificio que alberga el Centro de Interpretacion de la ciudad fortificada.
Volvemos sobre nuestros pasos de nuevo por la calle Madrid para coger la calle Cuatro Calles donde nos disponemos a contemplar el ultimo de los monumentos dentro del recinto amurallado de la ciudad como es la Casa de los Miranda Ocampo.
La casa se construyó sobre el primitivo solar de los Miranda y fue su promotor el matrimonio Miranda-Ocampo en el XVI.
La casa de Miranda Ocampo era conocida en aquel tiempo como la casa del Ceño por su portada en ángulo, es de estilo renacentista, con alfiz de columnas rematadas por capiteles y los escudos de armas de ambos linajes.
Sobre la portada puede leerse una leyenda latina que dice así: ¡oh muerte! tú eres el único descanso de los trabajos en la vida del mortal.
En su reforma de 1948 se quitó el escudo sobre la puerta, que hoy se encuentra colocado en el zaguán.
Desde este punto y por la calle Granados nos disponemos a pasear alrededor de la muralla de la ciudad a la cual accedemos a la parte alta de la misma por una de las numerosas escaleras de piedra que se encuentran desparramadas por toda la ciudad, para coger la Ronda de la Muralla por la cual vamos a pasear y donde poder contemplar el magnifico recinto amurallado de Ciudad Rodrigo.
La primitiva cerca de la ciudad, se llevó a cabo en la segunda mitad del siglo XII, con la repoblación definitiva de Ciudad Rodrigo por el rey Fernando II de León.
Según la historiografía local no hay que descartar la existencia de muros anteriores, de los que pudieran incluso existir restos de la época romana.Pero es indudablemente el rey leonés quien ordena fortificar la ciudad, levantando a su alrededor muros almenados de cal y canto hasta una altura de diez varas, unos ocho metros y medio; su anchura original era de unos dos metros, como se puede ver aún en alguna parte del lienzo que mira al río.
Se levantaron también, sobre sus muros, cinco torres, repartidas a lo largo de sus dos kilómetros de perímetro. El nombre del artífice que ha llegado a nosotros es el del alarife gallego, Juan de Cabrera. Para completar el proyecto de fortificación, se comenzó a construir la Catedral finalizando el siglo XII, como si de una fortaleza se tratara, contando incluso con su propia torre de defensa y en el siglo XIV se añadió el Alcázar.
Fuera de la ciudad, se extendía el arrabal conocido como Villa, rodeado por una cerca de argamasa y guijarro, de cuatro tapias de altura, de la que a comienzos del siglo XVII sólo quedaban algunos vestigios.
En 1641, durante la guerra con Portugal que duraría veintiocho años, se expuso la necesidad de proteger la Villa, por el peligro que corría por parte de los portugueses.
Una vez reconstruida, abarcaba la cerca desde la catedral hasta más allá de la puerta del Sol, llegando en extensión hasta el convento de Santa Clara. Esta cerca desapareció definitivamente en las obras de fortificación a comienzos del siglo XVIII.
Hasta entonces, los muros de la ciudad habían permanecido con su trazado original, sufriendo únicamente los reparos y refuerzos llevados a cabo para paliar los destrozos de las guerras o del paso del tiempo.
Fue en la Guerra de Sucesión, una vez tomada la plaza, cuando se vio la necesidad de fortificar Ciudad Rodrigo siguiendo los nuevos modelos de defensa militar, a que obligaba la moderna artillería. Para ello se rebajaron los muros; se sustituyeron las almenas y merlones por cañoneras; se amplió y pavimentó el adarve de la muralla, facilitando el acceso de los cañones y los movimientos de las tropas; se construyó todo el sistema de fosos, baluartes y revellines; se distribuyeron a lo largo de la muralla garitas de vigilancia y se afianzaron las bóvedas de las puertas del Conde, del Rey y del Sol.
Todas estas obras se llevaron a cabo entre 1707 y 1710. Desde entonces la imagen de la fortificación mirobrigense presenta ese aspecto estrellado propio de las fortificaciones modernas, según el sistema abaluartado del ingeniero francés Vauban .A partir de ahí, el mirobrigense Juan Martín Cermeño, ingeniero del Rey, elaboró una serie de proyectos que, aunque no se llevaron a cabo, han enriquecido con sus planos la cartografía mirobrigense y siguen siendo de enorme utilidad.
Para acceder a la ciudad se abrieron varias puertas en la primitiva cerca, sin que sepamos exactamente su número original, pues entre éstas y los postigos llegaron a ser nueve, de las que actualmente sólo quedan seis.Su tamaño y funcionamiento cambiaba según las necesidades y la situación de cada época, incluso a veces variaba el nombre con el que se las conocía. Repartidas a lo largo del muro, tres se hallaban orientadas a Poniente y dos en cada uno de los restantes puntos cardinales.
Bajamos de la ronda de la Muralla por la Plaza de Herrasti, en este lugar se encontraba anteriormente la Puerta del Rey, esta se hallaba frente a la catedral, en el lugar donde se encuentra el monumento a Julián Sánchez, El Charro, obra de José Luis Núñez Solé. Esta parte de la muralla es conocida como la Brecha, por haberse abierto en ese lugar y entrado por ella el enemigo, tanto en la guerra de la Independencia como, un siglo antes, en la de Sucesión. Su torre se mantuvo hasta su destrucción en la Guerra de la Independencia. En la actualidad está tapiada.
Aqui ponemos nuestro punto y seguido, que no el final, a nuestra visita a Ciudad Rodrigo. Salimos por donde comenzamos nuestra ruta, por la Puerta de las Amayuelas, para dirigirnos hacia el lugar donde dejamos nuestro vehiculo para desde alli tomar rumbo de nuevo hacia Salamanca, pero antes hacemos una parada para contemplar varios monumentos situados a extramuros de lo que es el recinto amurallado de la ciudad.
En primer lugar contemplamos las Ruinas del Convento de San Francisco, este esta situado en una de las calles principales y de acceso a la ciudad como es la Avenida de Salamanca.
El convento de San Francisco fue fundado en el siglo XIII, llegó a ser uno de los más importantes de su provincia eclesiástica.
Las ruinas, recientemente consolidadas, corresponden al crucero de la epístola y a la capilla fundada por don Antonio del Águila, obispo de Zamora, antes de Guadix y deán de la catedral de Ciudad Rodrigo, miembro de una de las familias más poderosas de la ciudad, cuyas armas lucen en su fachada.
La levantó hacia 1556 Pedro de Ibarra, separada de la capilla mayor por las rejas labradas por las vidrieras de Guillén de Santagut.
Para este espacio fue esculpido, el año ya citado, el famoso Calvario de Juan de Juni, que en 1998 fue vendido por los remotos herederos del prelado al Ministerio de Educación y Cultura, que lo adscribió al Museo Nacional de Escultura de Valladolid.
Desde este punto continuamos por la Avenida de Salamanca para dirigirnos por la calle Hospicio para contemplar el edificio del Antiguo Hospital de la Pasion y los restos de la Ermita de San Sebastian.
Volvemos sobre nuestros pasos hacia la Avenida de Salamanca para desde esta dirigirnos por la calle Santa Elena para visitar la iglesia de San Andres.
La iglesia de San Andrés, sita en el arrabal de San Francisco y construida hacia el año 1200, de su origen es la portada abierta en el tramo medial de la nave, muy similar a la puerta norte de la parroquial de San Pedro y San Isidoro.
Voltea dos arcos de medio punto adornados con rosetas de ocho pétalos inscritas en círculos y protegidos por una moldura con taqueado.
Algo más moderna es la portada del imafronte, cuyo arco interior es apuntado y los restantes de medio punto y descansan en seis columnas con capiteles muy erosionados, animados con animales y hojas, esta se reformó en 1727.
En el interior destaca el barroco retablo mayor, obra hecha hacia 1755 por Miguel Martínez y cuyo dorado se retrasó hasta el año 1781. Fue restaurado en 1993.
Seguimos nuestra ruta por la misma calle hasta llegar a la calle Rastrillo donde ocupando toda una manzana se situa el Convento de las Claras.
El convento de Santa Clara fue fundado en el siglo XIII, aunque nada se conserva de esa época.
Renovado a lo largo del tiempo, las partes más interesantes que nos han llegado proceden de las intervenciones efectuadas en el último cuarto del s. XVIII, por Juan de Sagarbinaga y Ventura Moiños, a quien también se debe la cerca y portada exterior.
Al convento se accede a través de un espacio porticado sobre el que se disponen escudos de la orden franciscana.
En su interior destacan las escaleras pétreas que unen los dos pisos.
El templo dibuja planta de una sola nave dividida en tres tramos cubiertos con bóvedas de cañón con lunetos, al igual que la capilla mayor, y crucero marcado en altura que se cierra con una cúpula sobre pechinas.
A los pies de la iglesia se dispone el coro, dividido en bajo y alto.
El retablo mayor fue ensamblado por el acreditado ebanista Gumersindo Lagar, padre del célebre pintor Celso Lagar, hacia 1900. Al lado de este convento y ya en la calle Carmelitas podemos contemplar el edificio del Convento de las Carmelitas Descalzas.
Ciudad Rodrigo constituye uno de los conjuntos historicos mas importantes de España y es el centro de una comarca con extraordinarios recursos naturales y culturales. Hoy en dia la ciudad pertenece a la red de pueblos catalogados como de los mas bonitos de España.
En esta ciudad histórica y señorial, donde se palpan la belleza y el arte al pasear por sus calles y plazas, el visitante podrá intuir que fue éste un buen caldo de cultivo para múltiples manifestaciones artísticas e intelectuales.
La nobleza y el clero han ejercido de divulgadores y mantenedores de las facetas culturales y artísticas. La Catedral Civitatense, junto a sus múltiples iglesias y conventos, así como el Seminario Conciliar San Cayetano, creado en 1769, protagonizaron la enseñanza y el recreo de la sabiduría y de las artes.
GASTRONOMIA:
La especialidad típica de la cocina mirobrigense son los huevos fritos con farinato, siendo el farinato un embutido elaborado con miga de pan, grasa de cerdo, pimentón y especias que posee "Denominación de Origen". También destacan las patatas meneás, la chanfaina y el hornazo (especie de empanada rellena de embutidos, que se suele comer en el campo el "Lunes de Aguas"). En la repostería sobresalen las perronillas, los mantecados, el bollo maimón o rosca, que es un bollo utilizado en celebraciones familiares como bodas, comuniones y bautizos; el repelao: dulce con almendras y sabor parecido al mazapán, las floretas y las obleas elaboradas con harina, huevos, leche y anises, originariamente eran fabricadas en los conventos.
FIESTAS:
- San Sebastián, (20 de enero). Celebración del día del patrón de la ciudad.
- San Blas, (3 de febrero). En el cercano Monasterio de La Caridad, localidad de Sanjuanejo, se celebra una especie de romería en la que, según la tradición, todo aquel que se ponga en el cuello la gargantilla bendecida previamente por el santo, y lo mantenga hasta el miércoles de ceniza, no padecerá infecciones de garganta.
- Carnaval del Toro Es la fiesta más importante. Se celebra coincidiendo con las fechas anteriores a la Cuaresma (febrero o marzo). La plaza mayor se convierte en un coso taurino de madera que construyen muchos de los ciudadanos de la localidad. Una peculiaridad de esta plaza es su forma rectangular. Es la celebración más conocida y famosa de la zona, de gran interés turístico nacional e incluso internacional. La tradición perdura, y los encierros, corridas y capeas son el principal atractivo de esta festividad. En Ciudad Rodrigo se corrían toros ya en 1417, así lo atestigua su documento más antiguo.
- Se ha convertido también en tradición el Campanazo, un peculiar Chupinazo de la localidad mirobrigense. En él, jóvenes, y no tan jóvenes, acompañados de las charangas y al ritmo de la ya famosa 'Campana gorda', dan la bienvenida al Carnaval.
- La Charrada, celebrado excepcionalmente en julio del año 2013. Es el festival más importante de folklore charro.
- Lunes de aguas, segundo lunes después de Pascua. Se ha extendido a toda la provincia de Salamanca la tradición salir al campo a comer el típico hornazo.
- Martes Mayor, generalmente segundo martes del mes de agosto. Cada año, en el mes de agosto, se celebra este día en el que las calles de Ciudad Rodrigo se convierten en algo parecido a un mercado medieval. La hostelería y el comercio locales salen a la calle a exponer desde los productos típicos de la tierra, hasta recuerdos para turistas, pasando por la posibilidad de degustar la gastronomía de la zona. La celebración de mercado ha sido también tradicional en Ciudad Rodrigo durante todos los martes del año. En 1475 los Reyes Católicos concedieron a la ciudad, como premio o compensación por los continuos asedios que su situación fronteriza con Portugal le propiciaba, el privilegio de celebrar cada martes un mercado franco, para atraer a los comerciantes y facilitar a los mirobrigenses la compra de todo tipo de productos. En 1990 el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, recordando este momento de la historia, decidió crear un día de mercado franco, al que se llamó Martes Mayor.
- Feria de teatro, generalmente a finales de agosto. Cada año acuden a ella decenas de compañías teatrales, tanto nacionales como internacionales, para representar sus obras. Es de gran interés turístico, un atractivo principal para los amantes de la cultura y el teatro.
Pasear por Ciudad Rodrigo es conocer la historia de una de las ciudades mas importantes de la frontera con el reino de Portugal o su importancia durante la Guerra de Independencia contra las tropas francesas o ser una de las ciudades mas importantes de la Edad Media.
Tuve oportunidad de conocerla, deseo volver, muy hermosa ciudad y muy buena y amable su gente
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