AVILA
Ávila es una ciudad y municipio español, situado en la provincia de Ávila, en la comunidad autónoma de Castilla y León. Es capital de la provincia homónima y de la comarca de Ávila —que comprende el Valle de Amblés y la Sierra de Ávila— Se encuentra situada junto al curso del río Adaja
y se trata de la capital de provincia más alta de España, a 1131 m
sobre el nivel del mar, en virtud de lo cual en su casco urbano son
relativamente frecuentes las nevadas durante el invierno. La ciudad
presenta un clima mediterráneo continentalizado con matices montañosos. En 2012 su término municipal concentraba el 34 % del total de población de la provincia.
Tras la fundación romana y la asimilación de la población autóctona vetona de la zona —pues no existen indicios claros de un asentamiento prerromano en el casco histórico— la ciudad pasaría al poder visigodo. Ávila cayó, al igual que la mayor parte del territorio peninsular, bajo dominio musulmán a comienzos del siglo VIII, y no sería reconquistada de forma definitiva por las tropas cristianas hasta el siglo XI. Experimentó un notable auge durante el siglo XVI, para verse posteriormente sumida en una prolongada crisis y declive hasta el siglo XIX, en el cual la construcción del ferrocarril consiguió dar un empuje al desarrollo económico.
Ávila posee los títulos de «Ávila del Rey» —otorgado por Alfonso VII—, «Ávila de los Leales» —otorgado por Alfonso VIII— y «Ávila de los Caballeros» —otorgado por Alfonso X—, todos ellos presentes en la bandera de la ciudad. La seña de identidad es su muralla medieval completa, de estilo románico, destacando también otras construcciones representativas como la catedral del Salvador —cuyo cimorro se monta sobre la muralla— o la basílica de San Vicente. Ha sido considerada tradicionalmente como «ciudad de cantos y de santos» y su casco histórico medieval, en excelente estado de conservación, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1985.
El dueño del palacio, el Obispo, tenía que defender la puerta de la catedral. El palacio estaba adosado al tramo de muralla que discurre entre dos puertas, la anterior y la puerta de San Vicente.
Se conoce al palacio como del Rey Niño porque las crónicas de la época cuentan que en él estuvo instalado el futuro rey Alfonso XI, bajo la tutela del obispo Don Sancho, cuando le trasladaron a Ávila para protegerle hasta que se nombrase un tutor regente.
El 1775 el palacio pasó a manos del Estado cuando se suprimió la Compañía de Jesús. En ese momento albergó las escuelas públicas.
A lo largo del tiempo se fue dividiendo y en él se establecieron diversos organismos públicos: actualmente alberga el edificio de Correos y la Biblioteca Pública del Estado (Ávila), la cual todavía conserva la puerta original del palacio, de estilo Fruchel, de granito y rematada por un escudo.
El resto del palacio fue destruido y en su lugar se construyó el actual edificio de correos que data del siglo XVI y que conserva parte de la portada, una ventana en esquina y la Sala de Sínodos.
Dentro del propio palacio se encuentra el edificio del Episcopio.
En la portada se puede ver el blasón de Gonzalo Dávila, Regidor de Jeréz de la Frontera, que tiene su origen en la toma de Gibraltar. Actualmente el edificio alberga un conplejo hotelero.
Si por fuera la catedral impone, lo que vemos dentro de ella resulta para la vista maravilloso, donde destaca la luminosidad con el color de la piedra creando un contraste espectacular.
Accedemos al interior de la basilica por la puerta occidental de la misma y lo primero que nos encontramos es con la nave central y una maravillosa paronamica del interior de la catedral.
El recorrido por el interior esta perfectamente numerado y con un servicio de audioguia se puede obtener informacion de cada uno de los puntos a visitar.
Comenzamos en el lado izquierdo donde se situa el centro de recepcion de la catedral donde se puede sacar la entrada a la misma, un plano de ella y el servicio de audioguia, este centro de recepcion se situa en la Capilla de San Miguel, tumba de la linea de los Davila, donde se encuentra el sepulcro de Esteban Domingo del siglo XIII fundador de la misma.
Acontinuacion y siguiendo la numeracion se situa la fuente bautismal del siglo XV de estilo gotico de Vasco de la Zarza.
Seguidamente tenemos las Capillas de la Piedad y de la Concepcion, conocida como la capilla de la blanca de estilo renancentista obra de Llorente de Avila, en su interior se encuentra una copia de la piedad de Miguel Angel, realizada por Bautista Vazquez en 1560, hoy en dia es la capilla del Santisimo, de la Virgen de la Caridad y de Santa Teresa.
La capilla de la Inmaculada de estilo renacentista construida por Pedro del Valle e inaugurada por el Dean Cristobal de Medina en 1559.
En el lado derecho de la catedral se encuentra el retablo de San Marcial, anonimo del siglo XV
En medio de la catedral en la nave central se encuentra el Trascoro, obra de Juan Rodríguez y Lucas Giraldo. Encargado en 1531, suponen unos bajorrelieves platerescos, con escenas bíblicas, de gran calidad artística.
Contiuamos la visita y el siguiente punto de interes es la Capilla de San Ildefonso situada en el lado derecho de la catedral donde se encuentrann varias tumbas de los siglos XIV-XVI.
Desde este punto podemos obtener unas vistas maravillosas del interior de la catedral.
El siguiente punto de visita es el Coro.
El coro es una pieza renacentista organizada en dos órdenes de asientos y trabajada en madera de nogal. En los respaldos de la primera fila se desarrollan, en medio relieve, las vidas de algunos santos, cubiertos por una cornisa con taraceas ornamentales. Arriba aparecen magníficos grutescos de genios y figuras monstruosas, así como la representación de los Apóstoles en el paño central, figuras atribuidas a Isidro de Villoldo. En el centro, sobre la silla episcopal, una escultura policromada del primer obispo, San Segundo. La rejería que cierra el conjunto fue colocada en el año 1760.
El coro de la catedral de Ávila se concibió en origen en la capilla mayor, al modo de las catedrales medievales. Sin embargo, la tradición renacentista española de colocar el coro en el cuerpo de la nave lleva al cabildo a sustituir el original, del siglo XIV, por uno nuevo cuya sillería se comienza en 1536. Las obras duraron once años siguiendo los bocetos de Cornelius de Holanda, documentándose la participación de Juan Rodríguez y Lucas Giraldo, discípulos del genial escultor y precursor de la Escuela de Ávila, Vasco de la Zarza.
Enfrente del coro se situa el espectacular Altar Mayor de la Catedral.
El Retablo del Altar Mayor de la Catedral de Ávila, es una obra, que se perfila como una de las obras maestras de la pintura abulense, se inicia a manos del pintor palentino Pedro Berruguete en 1499, dando las trazas generales y realizando el cuerpo inferior o predela, en la que representa a los cuatro doctores de la Iglesia y a los evangelistas. De izquierda a derecha, San Gregorio, San Jerónimo, San Lucas, San Juan, San Mateo, San Marcos, San Ambrosio y San Agustín. De Berruguete también son las dos tablas de la parte superior izquierda, en las que se inicia el Ciclo de la Pasión de Cristo, siendo estas las de la Oración en el Huerto y la Flagelación. Al morir en 1503, el maestro había comenzado también las tablas de La Anunciación y la central de la Crucifixión, terminada por Santa Cruz.
Proseguimos la ruta por el lado izquierdo de la catedral para darle la vuelta por detras del altar mayor hasta llegar a la entrada del Museo Catedralicio y Diocesano.
El siguiente punto de visita es la Capilla de San Pedro, triptico realizado en honor a San Pedro del siglo XV, en el mismo se encuentra un retablo de Maria Magdalena realizado por el Maestro Han en el siglo XVI, ademas de la tumba del fundador Nuño Gonzalez de 1467, en la capilla podemos observar la decoracion de la misma con motivos vegetales.
Al lado de esta se situa la Capilla de San Antolin, mirando de frente nos encontramos con un gran retablo de estilo renacentista en madera policromada y dorada realizada por Isidro de Villoldo en 1551 y consagrada a San Antolin.
Justo al lado de esta se encuentra la Capilla de San Rafael.
Situada en el primero de los espacios de la girola desde el lado norte, esta capilla estuvo dedicada a San Vidal y a Santa Ana, estando presidida por una tabla flamenca del siglo XV y la escultura barroca del santo, ambas expuestas en el Museo.
El actual retablo se realizó en el siglo XVIII para cubrir el espacio que había quedado desnudo por el traslado de los restos de San Vidal a la capilla contigua de los Velada. Es una pieza de madera tallada, de hermosa factura barroca, con profusa decoración y una hornacina en el centro para acoger la talla de San Rafael. Bajo el retablo se encuentran los restos del obispo de Plasencia don Sancho Dávila y Toledo. La reja que cierra el espacio es del siglo XVI.
Junto a la capilla de San Rafael se encuentra el Pasaje Secreto, se trata de un pasillo adintelado, posiblemente del siglo XII, y con rasgos románicos que podría comunicar la seo con el antiguo Palacio Episcopal.
Al lado de esta se situa la Capilla de los Veleda o del Sagrado Cozaron.
Su fundación se remonta a 1603, mandada construir por don Gómez Dávila, Marqués de Velada, y pensada como espacio de sepultura familiar, aunque el fundador fue enterrado en la Capilla de San Antolín. Es un espacio completamente independiente del resto de la Catedral aunque unido a ella, un edificio de planta cuadrada al que se accede por la segunda capilla de la girola y se adhiere a la muralla por dentro.
Su construcción se prolongó en el tiempo, no dándose por terminada hasta el siglo XIX por problemas estructurales. De su interior destacan las esculturas de Santo Tomás de Aquino y San Agustín, así como la imagen de Cristo Rey, adquirida en el siglo XX. El Sagrario fue adquirido por el Cabildo para guardar allí de modo permanente el Santísimo Sacramento.
Seguimos con la capilla de San Nicolas, empotrada en el muro del ábside, está presidida por un hermoso retablo renacentista, cuya tabla central muestra al Santo de Bari.
Destaca de esta capilla el sepulcro situado a la derecha de la pintura, donde descansan los restos del obispo don Hernando, muerto en el año 1292. En él aparece una sugestiva representación escultórica de la subida del alma del difunto a los Cielos, ayudado por ángeles.
Al lado se situa la Capilla de Santiago, esta capilla, situada en la girola, fue fundada por el arcipreste de Ávila don Vicente de Villalba en 1651, cuyos restos reposan en ella.
La capilla acoge actualmente la imagen titular de la Junta de Semana Santa de Ávila, El Cristo de las Murallas, una talla de madera realizada en el año 2000 por el escultor abulense Nicomedes Díaz Piquero, que muestra a Cristo crucificado situado sobre la ciudad de Ávila representada por sus murallas.
Al lado se situa la Capilla de la Virgen de Gracia, está situada en el centro de la girola y fue desde muy antiguo el altar principal de la catedral después de la capilla mayor. Es una capilla de gran devoción histórica gracias a la imagen que aparece en el retablo, conocida como Nuestra Señora de Gracia por los favores divinos que les eran concedidos a aquellos que la veneraban. Este retablo, que data de 1496, es atribuido al Maestro de Ávila, pintor identificado por algunos como García del Barco.
Consta de cinco tablas, de las cuales la central presenta a la Virgen con el Niño, una bella figura sentada en su trono, con un rostro muy expresivo y gran bondad en su mirada. A su lado hay dos tablas con menor uso del oro, aunque de clara inspiración flamenca. Se trata de la Anunciación y el Nacimiento. Bajo estas hay otras dos tablas menores con figuras de profetas, quedando en el centro el sagrario procedente de otro retablo pero adaptado a este en el siglo XX. Esta capilla está presidida por la hermosa vidriera de la Virgen con el Niño, obra del siglo XV de Juan de Valdivieso y Diego de Santillana.
Enfrente de esta capilla se situa el Tostao o Trasaltar, el Trasaltar es el espacio dedicado a la sepultura del obispo del siglo XV, Alonso Tostado y Ribera, más conocido como Alonso de Madrigal o El Tostado, que ocupó la cátedra entre 1449-1455 y destacó por su santidad y su ciencia. La zona se compone de un total de cinco paños, situados en la cara interna de la girola, donde se representa a los evangelistas en los laterales, reservando el central para el gran obispo de Ávila. Todo el conjunto es obra del escultor Vasco de la Zarza, pero es el cuerpo central el que se acepta como una de las obras magnas de la escultura del renacimiento en España.
Está trabajado a modo de retablo pétreo en el que se emplea la más exquisita decoración escultórica. Partiendo del arranque de la bóveda, aparece la figura de El Padre Eterno, situado sobre el relieve de la Natividad. Debajo aparece un friso con el viaje de los Magos de Oriente, que tiene su fin en la escena inferior, La Adoración. Este relieve en formato de tondo sirve para enmarcar a la figura del prelado, que aparece ataviado con la capa pluvial y la mitra, concentrado en su tarea de estudio con los ojos entrecerrados por los problemas de visión que tuvo al final de sus días. Está rodeado por la personificación de las Siete Virtudes, que se sitúan en hornacinas aveneradas sobre el sepulcro.
Proseguimos nuestra visita por la catedral y antes de acceder a la zona del Museo y del Claustro nos encontramos con la Capilla de San Juan Evangelista, se encuentra junto a la capilla de Nuestra Señora de Gracia y contaba con un retablo que representaba al evangelista, pero que fue retirado en 1966. La verdadera advocación de este espacio viene dada por la vidriera del siglo XIII, de la cual solo se conserva un pedazo que representa al santo apóstol.
En esta capilla se encuentran los sepulcros de doña Beatriz Vázquez y de fray Domingo Suárez, obispo de Ávila en 1321 y enviado como embajador a Alemania por Alfonso X el Sabio.
La Capilla de San Segundo, en el año 1594 fue el obispo de Ávila don Jerónimo Manrique de Lara quien, viendo la devoción que los fieles de Ávila tenían hacia su primer pastor, solicitó el traslado de las reliquias desde la ermita románica del rio Adaja hasta la Catedral, proponiéndose también la construcción de una capilla para la conservación de los restos.
El arquitecto Francisco de Mora comenzó las obras de la capilla, a la cual se accede a través de la girola y desde el exterior del templo, por unas escalerillas en la calle que lleva el nombre del santo. El conjunto se da por terminado en 1615, año en que se instalan definitivamente allí las reliquias en una urna. La capilla se compone de un espacio rectangular con tribuna, con cubierta de medio cañón para el presbiterio y bóveda semiesférica sobre pechinas para el altar.
Muy posterior al conjunto arquitectónico es el actual retablo-baldaquino que custodia las reliquias del santo obispo. Se trata de una obra magna de la retablística barroca española, realizada por el salmantino José Benito de Churriguera en 1716. Se caracteriza por las pautas propias del pleno barroco, de abundante y compleja decoración en elementos vegetales que enmascaran la estructura, buscándose requiebros que produzcan efectos de luces y sombras.
(De estas dos capillas no dispongo de documento grafico)
Y la Capilla de San Blas o de Santa Teresa, situada en el lado derecho del crucero, se distingue principalmente por los restos de pintura mural que presenta, trabajados en estilo gótico y ocultos durante siglos por un retablo dedicado a San Blas. Tras retirarse el retablo en 1964, se dedicó la advocación a Santa Teresa, cuya imagen en madera policromada ocupa el centro del conjunto.
También encontramos en este espacio los sepulcros de algunos miembros de la familia Dávila, como el de don Blasco Dávila, obispo de Sigüenza, o el don Sancho Dávila, capitán de los ejércitos de los Reyes Católicos. En el nicho restante, carente de decoración, se ha supuesto el enterramiento del obispo don Sancho Blázquez Dávila, quien impulsó las obras de finalización de la catedral en el siglo XV.
El arquitecto Francisco de Mora comenzó las obras de la capilla, a la cual se accede a través de la girola y desde el exterior del templo, por unas escalerillas en la calle que lleva el nombre del santo. El conjunto se da por terminado en 1615, año en que se instalan definitivamente allí las reliquias en una urna. La capilla se compone de un espacio rectangular con tribuna, con cubierta de medio cañón para el presbiterio y bóveda semiesférica sobre pechinas para el altar.
Y desde este punto por una puerta accedemos a los que es el Museo de la Catedrla de Avila, el cual esta compuesto de varias salas, la Capilla de Cardenal, la Sala Capitular, la Sala de Cantorales y la Sala de Pasio.
La Capilla de Cardenal: La sala principal del museo coincide con la capilla que mandó construir el Arzobispo Quiroga en 1490, llamada Capilla de Cardenal. A esta gran sala de estilo gótico se accede cruzado una rejería plateresca de Juan Francés y está cubierta con bóvedas de crucería, recibiendo iluminación exterior a través de dos bellas vidrieras renacentistas que representan el Nacimiento de Cristo y la Adoración de los Magos. Es, asimismo, la capilla funeraria del Cardenal Francisco Dávila Mújica y de Garcibáñez de Mújica y Bracamonte, cuyo retrato, realizado por El Greco entre 1604 y 1614, preside la sepultura.
El centro de la sala lo ocupa la Custodia Procesional de Juan de Arfe, realizada en 1571. Está trabajada toda ella en plata, mide 1,70 metros y pesa aproximadamente 70 kg. Tiene la estructura de una esbelta torre, una micro-arquitectura en la que se siguen los preceptos arquitectónicos renacentistas, quedando dividida en un total de seis pisos en los que se narra un complejo programa catequético al servicio de la Eucaristía, combinándose relieves y figuras de bulto redondo.
Para presidir el altar de esta capilla fue realizado en el siglo XVII el gran lienzo de Bartolomé Román, discípulo de Velázquez, que representa a San Francisco de Asís en la Porciúncula. Entre las otras muestras pictóricas del conjunto cabe destacar la Madonna de Lorette, una imagen de la Sagrada Familia, que si bien no se puede atribuir directamente a Rafael Sanzio, sí se relaciona con alguno de sus discípulos aventajados como Giulio Romano o Giafrancesco Penni.
En cuanto a las piezas de escultura, esta sala cuenta con un total de seis Crucificados de marfil, entre los que destaca uno románico del siglo XII y uno barroco del 1700, con los brazos muy verticales para adaptárlo a la única pieza en que se trabaja. Las tallas en madera más importantes son dos Vírgenes con Niño del siglo XIII, así como el magnífico sarcófago del siglo XVIII trabajado en madera de nogal.
La Sala Capitular: Hasta el siglo XVIII, la cercana Capilla de San Bartolomé había sido utilizada como Sala Capitular, pero ante la necesidad de convertir este espacio en Sacristía, se decidió realizar una nueva estancia para el capítulo en la panda oriental del claustro, la cual fue ejecutada por Alberto de Churriguera uniéndola a la Capilla del Cardenal.
La Sala de Cantorales: En este espacio, que originariamente sirvió de acceso a la Sala Capitular, ahora es la Sala de Cantorales, donde se exponen actualmente un total de seis cantorales miniados del siglo XV, realizados en pergamino por Juan de Carrión y clasificados en dos grupos, los Missarum de Tempore y los Missarum de Sanctis. Se puede observar la excelente factura de las miniaturas a través de representaciones como la Natividad, la Resurrección, Pentecostés, la Asunción de María o el Martirio de San Esteban, es decir, algunas de las festividades que con mayor fervor se celebraban en la Catedral abulense.
Y por ultimo la Sala de la Pasión, situada junto a la Sala de Cantorales, había sido
destinada antiguamente a alojar la Custodia Procesional de Juan de Arfe,
además de servir como Archivo Catedralicio. Actualmente recibe su
nombre por la temática de las piezas que en ella se exponen, escenas
pasionarias como el Calvario que preside el espacio. Este conjunto se
compone de un total de tres esculturas, las de Cristo crucificado, San
Juan y la Virgen, realizados en 1550 por Pedro de Salamanca, genial
escultor renacentista castellano seguidor de los modelos de Alonso de
Berruguete.
Y por ultimo terminamos nuestra visita a la catedral viendo el Claustro de la misma.
Con motivo de la exposición de Las Edades del Hombre “Testigos”, en 2004, el claustro de la Catedral fue adaptado para la visita turística, acristalando el conjunto e introduciendo vitrinas en las crujías este y sur. Actualmente dichas vitrinas acogen numerosas piezas de orfebrería, entre las que se intercalan capiteles y cruces de piedra procedentes de la primitiva construcción catedralicia.
Las Cruces Procesionales responden a modelos propios de los siglos XIV a XVI, como la realizada en 1580 por Diego de Alviz, en plata con figurillas sobredoradas. También es importante la colección de cálices expuestos, siendo el más moderno el realizado por Espúñes en el siglo XIX, mientras que el más antiguo es el llamado Cáliz de San Segundo, de 1320. Esta pieza, procedente de la ermita del santo patrón abulense, se completa con una patena, ambas piezas trabajadas en bronce sobredorado, repujado y con esmaltes, realizadas según la inscripción, por el sienés Andrea Petrucci.
Otras piezas relevantes son la arqueta eucarística de 1675, en bronce dorado con esmaltes y rematada en una figura de Cristo Resucitado, o la lámpara cristiano-romana que muestra el “Agnus Dei”, trabajada en barro cocido y fechada en el siglo IV, en dicho claustro reposan los restos mortales del ex-presidente del gobierno D. Adolfo Suarez y su esposa.
Ya fuera de la catedral y desde la plaza nos dirijimos a coger el coche para dirigirnos a la zona donde se encuentra el monumento de los 4 Postes, para salir del recinto amurallado de la ciudad lo hacemos por la puerta de San Vicente situada en la parte este de la ciudad amurallada.
Una vez fuera podemos contemplar uno de los lienzos de la espectacular muralla de la ciudad y de la Basilica de San vicente ( de estos dos monumentos daremos informacion mas adelante con una visita especifica a cada uno)
Y llegamos al monumento de los Cuatros Postes, se encuentra en la margen izquierda del río Adaja, dominando la ciudad desde poniente, se erige el humilladero (pequeña ermita a las afueras de la población) de San Sebastián, popularmente conocido como Los Cuatro Postes. Y es que el conjunto está constituido por cuatro monolíticas columnas dóricas unidas por un arquitrabe, que ostenta el escudo de la ciudad; en el centro una cruz granítica.
Se construye en 1566, habiendo autores que defienden que se levantó donde en época romana se erigiría un pequeño templo. También hay quienes afirman que se construyó para rememorar el lugar en que Francisco de Cepeda, tío de Teresa de Jesús, encontró a la santa y a su hermano Rodrigo cuando estos huyeron para sufrir martirio en tierra de moros.
El lugar constituye un mirador único sobre la ciudad amurallada, especialmente al atardecer, cuando el día da paso a la noche y la muralla queda iluminada artificialmente, desde el mismo las vistas son espectaculares de la ciudad de Avila.
Desde la zona de los cuatro postes nos dirigimos con el coche para dejarlo en un aparcamiento situado cerca de la Puerta del Carmen para volver al interior de la ciudad amurallada, en este lugar podemos volver a contemplar mas lienzos de la espectacular muralla.
Accedemos al interior de la ciudad por la Puerta del Carmen a la cual subimos por unas escaleras de piedra.
Esta Puerta, identificable por la espadaña de ladrillo, recibe su nombre porque allí se adosaba un convento carmelita, después Cárcel Provincial, sobre cuyos restos se ha levantado el actual Archivo Histórico Provincial.
Para acceder desde el exterior, se debe efectuar un viraje, impidiendo que se pueda encauzar de una forma recta. Típico en la arquitectura militar musulmana ya que garantizaba una mejor defensa al impedir un ataque frontal.
También se diferencia de otros accesos porque los torreones que lo circundan tienen planta cuadrada, construidos en el siglo XIV, encontrandose en la intervención arqueológica llevada a cabo en esta puerta, como en uno de los torreones de la puerta se había concebido hueco, con revoco al interior y que, después, fue colmatado.
Se trata del único de todo el recinto murado en el que se ha comprobado esta circunstancia. Actualmente esta torre sirve de acceso (sólo de salida) al adarve de la muralla. Al interior de la Puerta se sitúan las Bóvedas del Carmen, las antiguas caballerizas del Palacio de los Vela, espacio habilitado como depósito de piezas arqueológicas halladas en diversos puntos de la capital y que merece ser incluido en nuestra visita.
Desde la Plaza Concepcion Arenal donde se situa la Puerta del Carmen subimos por la calle Marques de Canales donde nos encontramos con el Palacio de Juan de Henao o Benavites.
El palacio fue construido en la segunda mitad del siglo XVI y fue residencia de la dinastia de los Henao, a lo largo de su historia ha sufrido diversos avatares, siendo cuartel de la guardia civil, vivienda particular y hoy en dia se ubica el parador de turismo de Avila.
Justo al lado del palacio se encuentra el Convento de las Dominicas y la Capilla de Mosen Rubi.
Tras la fundación romana y la asimilación de la población autóctona vetona de la zona —pues no existen indicios claros de un asentamiento prerromano en el casco histórico— la ciudad pasaría al poder visigodo. Ávila cayó, al igual que la mayor parte del territorio peninsular, bajo dominio musulmán a comienzos del siglo VIII, y no sería reconquistada de forma definitiva por las tropas cristianas hasta el siglo XI. Experimentó un notable auge durante el siglo XVI, para verse posteriormente sumida en una prolongada crisis y declive hasta el siglo XIX, en el cual la construcción del ferrocarril consiguió dar un empuje al desarrollo económico.
Ávila posee los títulos de «Ávila del Rey» —otorgado por Alfonso VII—, «Ávila de los Leales» —otorgado por Alfonso VIII— y «Ávila de los Caballeros» —otorgado por Alfonso X—, todos ellos presentes en la bandera de la ciudad. La seña de identidad es su muralla medieval completa, de estilo románico, destacando también otras construcciones representativas como la catedral del Salvador —cuyo cimorro se monta sobre la muralla— o la basílica de San Vicente. Ha sido considerada tradicionalmente como «ciudad de cantos y de santos» y su casco histórico medieval, en excelente estado de conservación, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1985.
ÁVILA es la ciudad donde se
encuentran el patrimonio, la historia y el arte, la gastronomía, la
fiesta y la mística, la cultura y la naturaleza. ÁVILA es ciudad
medieval, de las tres culturas, del Patrimonio Mundial, de la Red de
Juderías. ÁVILA es ciudad actual, que se une a la modernidad, a la
calidad turística, al confort y a la vanguardia, al turismo accesible y
social.
Murallas, casas, palacios, templos,
conventos, configuran el rico patrimonio artístico de la ciudad, fruto
de un enriquecedor pasado histórico protagonizado por las culturas que
en ella convivieron. Historia, arte, mística, tradiciones, gastronomía,
naturaleza, se aúnan para ofrecer al visitante una enriquecedora
estancia en Ávila.
La imagen de la ciudad medieval viene
configurada por sus murallas, que en el caso de Ávila son mucho más que
una representación simbólica, es el monumento que la explica y la
configura.
En el siglo XVI la ciudad conoce su
máximo esplendor, es la ciudad de la mística y de la espiritualidad, su
mejor exponente es Teresa de Cepeda y Ahumada. Si hacemos un recorrido
teresiano iremos del gótico al renacimiento, del manierismo al barroco a
través de la vida y obra de la Santa más universal.
Ávila es lugar de fiestas y tradiciones.
La mayoría nacieron con un carácter religioso, pero en ellas no falta
un matiz pagano. A lo estrictamente religioso se suman otras actividades
lúdicas, arraigadas en los usos y costumbres de la ciudad.
El visitante que llega a Ávila deberá
realizar su visita de forma pausada. A distintas horas del día, la luz
irá variando y matizando las arquitecturas de la ciudad. Su recorrido
puede seguir el trazado de una ruta temática, pero también puede ser
desordenado, descubriendo en cada calle, en cada plaza, un edificio, una
cornisa, una ventana, una historia, una leyenda, una tasca, cualquier
cosa que le invitará a volver.
Desde esta ventana abierta al mundo le invitamos a conocer una ciudad distinta que no le dejará indiferente.
Nuestra visita a Avila realizada en dos dias, nos permitio realizar 3 rutas tanto diurnas como nocturnas donde pudimos comprobar todo el explendor de la ciudad y el contraste de imagenes que nos da la vision de dia y de noche con los monumentos iluminados.
Nuestra ruta por la ciudad empezo como siempre solemos hacer en uno de los edificios de informacion turistica de los que dispone Avila, alli nos facilitan un plano de la ciudad y el horario de los monumentos que se pueden visitar, asimismo se pueden comprar las entradas para los mismos. Existe un bono familiar que fue el que eligimos con un precio de 29 euros para dos adultos y un menor de 14 años y que nos permitio la entrada en 10 de los monumentos visitables de la ciudad y en donde se cobra entrada.
PRIMER DIA: RUTA DIURNA
Comenzamos nuestra ruta para conocer Avila, despues de alojarnos en un hotel cercano a la catedral, ascendiendo por una de las muchas calles empedradas que hay por el casco antiguo y amurallado de la ciudad hasta la plaza donde se situa la catedral, a nuestro paso vamos descubriendo la majestuosidad de la ciudad con grandes edificios donde destaca la piedra y su pasado medieval.
Una vez en la plaza de la catedral, el primer edificio monumental que podemos ver es el Palacio de los Veleda.
Erigido en la plaza de la Catedral, su
fábrica es muy heterogénea, datando de finales del .XV-principios del
S.XVI. Destaca sobre el conjunto un esbelto torreón, decorado con
escudos esquinados y antaño almenado.
La portada, orientada al este, consta de
acceso en arco de medio punto de gran dovelaje, y sobre ella, una
ventana de arco conopial. El conjunto queda enmarcado por un alfiz.
En el interior destaca el patio central
porticado con tres alturas, y del que sólo se conserva el ala
septentrional; las dos galerías inferiores con arcos rebajados sobre
columnas toscanas, y el superior adintelado. Tras su rehabilitación, se ha convertido en instalación hotelera.
Justo al lado del palacio se situa el edificio del Palacio del Rey Niño o Palacio Episcopal.
El Palacio del Rey Niño o Palacio Episcopal se construyó en el siglo XII como parte de las defensas de la muralla de Ávila, ya que la defensa de cada puerta de la muralla estaba encomendada a un palacio.Se conoce al palacio como del Rey Niño porque las crónicas de la época cuentan que en él estuvo instalado el futuro rey Alfonso XI, bajo la tutela del obispo Don Sancho, cuando le trasladaron a Ávila para protegerle hasta que se nombrase un tutor regente.
El 1775 el palacio pasó a manos del Estado cuando se suprimió la Compañía de Jesús. En ese momento albergó las escuelas públicas.
A lo largo del tiempo se fue dividiendo y en él se establecieron diversos organismos públicos: actualmente alberga el edificio de Correos y la Biblioteca Pública del Estado (Ávila), la cual todavía conserva la puerta original del palacio, de estilo Fruchel, de granito y rematada por un escudo.
El resto del palacio fue destruido y en su lugar se construyó el actual edificio de correos que data del siglo XVI y que conserva parte de la portada, una ventana en esquina y la Sala de Sínodos.
Adosado intramuros al lienzo
oriental de la muralla, se trata de una sala rectangular en dos alturas,
la inferior abovedada, y la superior con cubierta de madera. Construido
a finales del S.XII, formaba parte de un edificio conocido como Palacio
Viejo, Palacio del rey Niño o Palacio Episcopal. El Episcopio sería la
sala de sínodos del palacio episcopal.
Supone el único edificio civil de época
románica conservado en la ciudad. Utiliza granito "caleño" sangrante en
el acceso, en arco de medio punto, y en las ventanas abocinadas de la
fachada principal.
De propiedad municipal, tras su restauración, tiene un uso cultural.
En la misma plaza de la catedral se situa el Palacio de Valderrabanos, conocido tambien como la casa de Gonzalo Davila.
En la actualidad solo se conserva su fachada con una interesante
decoración figurada y probablemente el núcleo de la torre que fué
transformada en el siglo XIX.En la portada se puede ver el blasón de Gonzalo Dávila, Regidor de Jeréz de la Frontera, que tiene su origen en la toma de Gibraltar. Actualmente el edificio alberga un conplejo hotelero.
Y en la plaza del mismo nombre se encuentra majestuosa la Catedral de Avila.
La catedral de Ávila se proyecta como templo y fortaleza, siendo su ábside, conocido como cimorro y entestado en la muralla, el cubo más robusto del lienzo oriental.
Considerada la primera catedral gótica de España, se erige sobre los restos de un primitivo edificio dedicado a El Salvador, siendo en el año 1172 cuando Alfonso VIII decide la ampliación de la fábrica anterior, encargando los trabajos al maestro de obras francés Fruchel. Éste será el encargado de comenzar la consolidación del actual edificio, en estilo románico de transición al gótico, interviniendo en la realización del ábside o cimorro, construido en granito "caleño" sangrante, de la girola (que conserva los primitivos ventanales románicos), del primer cuerpo del crucero y del cimiento de los muros en piedra "caleña".
Tras su muerte, una segunda fase constructiva muestra el cambio de materiales con la utilización de sillares de granito, continuándose la obra en estilo gótico.
La construcción, de claro estilo borgoñón, se inscribe en planta de cruz latina formada por tres naves, crucero y cabecera semicircular de doble girola, con capillas entre sus contrafuertes, flanqueado a los pies por dos torres de planta cuadrada (la de la derecha inacabada y la izquierda rematada en merlones con saeteras) y cubiertas mediante bóveda de crucería, cuyos nervios descansan sobre semicolumnas adosadas a los pilares de separación de las naves, y refuerzo de arcos fajones apuntados. En la diferencia de altura de las naves se abre un doble cuerpo de ventanas formado por paños de vidrieras, las cuales resultaron dañadas en el terremoto de Lisboa del año 1755 y tuvieron que ser repuestas posteriormente.
Del siglo XIII son el primer cuerpo de las torres y las naves, y del siglo XIV el segundo cuerpo de las torres, el claustro (rematado en el siglo XVI), las bóvedas y los arbotantes. En la segunda mitad del siglo XV la portada de acceso –puerta de los Apóstoles del sigo XIII- fue desmontada y trasladada al muro norte; Juan Guas será el autor de la nueva portada occidental. En 1578, sobre el original tejado de piedra berroqueña, se levanta, previo alzamiento de los muros laterales en ladrillo, la actual cubierta. A finales del siglo XVI- principios del siglo XVII se concluyen las obras, con la anexión de algunas capillas.
La catedral de Ávila se proyecta como templo y fortaleza, siendo su ábside, conocido como cimorro y entestado en la muralla, el cubo más robusto del lienzo oriental.
Considerada la primera catedral gótica de España, se erige sobre los restos de un primitivo edificio dedicado a El Salvador, siendo en el año 1172 cuando Alfonso VIII decide la ampliación de la fábrica anterior, encargando los trabajos al maestro de obras francés Fruchel. Éste será el encargado de comenzar la consolidación del actual edificio, en estilo románico de transición al gótico, interviniendo en la realización del ábside o cimorro, construido en granito "caleño" sangrante, de la girola (que conserva los primitivos ventanales románicos), del primer cuerpo del crucero y del cimiento de los muros en piedra "caleña".
Tras su muerte, una segunda fase constructiva muestra el cambio de materiales con la utilización de sillares de granito, continuándose la obra en estilo gótico.
La construcción, de claro estilo borgoñón, se inscribe en planta de cruz latina formada por tres naves, crucero y cabecera semicircular de doble girola, con capillas entre sus contrafuertes, flanqueado a los pies por dos torres de planta cuadrada (la de la derecha inacabada y la izquierda rematada en merlones con saeteras) y cubiertas mediante bóveda de crucería, cuyos nervios descansan sobre semicolumnas adosadas a los pilares de separación de las naves, y refuerzo de arcos fajones apuntados. En la diferencia de altura de las naves se abre un doble cuerpo de ventanas formado por paños de vidrieras, las cuales resultaron dañadas en el terremoto de Lisboa del año 1755 y tuvieron que ser repuestas posteriormente.
Del siglo XIII son el primer cuerpo de las torres y las naves, y del siglo XIV el segundo cuerpo de las torres, el claustro (rematado en el siglo XVI), las bóvedas y los arbotantes. En la segunda mitad del siglo XV la portada de acceso –puerta de los Apóstoles del sigo XIII- fue desmontada y trasladada al muro norte; Juan Guas será el autor de la nueva portada occidental. En 1578, sobre el original tejado de piedra berroqueña, se levanta, previo alzamiento de los muros laterales en ladrillo, la actual cubierta. A finales del siglo XVI- principios del siglo XVII se concluyen las obras, con la anexión de algunas capillas.
Si por fuera la catedral impone, lo que vemos dentro de ella resulta para la vista maravilloso, donde destaca la luminosidad con el color de la piedra creando un contraste espectacular.
Accedemos al interior de la basilica por la puerta occidental de la misma y lo primero que nos encontramos es con la nave central y una maravillosa paronamica del interior de la catedral.
El recorrido por el interior esta perfectamente numerado y con un servicio de audioguia se puede obtener informacion de cada uno de los puntos a visitar.
Comenzamos en el lado izquierdo donde se situa el centro de recepcion de la catedral donde se puede sacar la entrada a la misma, un plano de ella y el servicio de audioguia, este centro de recepcion se situa en la Capilla de San Miguel, tumba de la linea de los Davila, donde se encuentra el sepulcro de Esteban Domingo del siglo XIII fundador de la misma.
Acontinuacion y siguiendo la numeracion se situa la fuente bautismal del siglo XV de estilo gotico de Vasco de la Zarza.
Seguidamente tenemos las Capillas de la Piedad y de la Concepcion, conocida como la capilla de la blanca de estilo renancentista obra de Llorente de Avila, en su interior se encuentra una copia de la piedad de Miguel Angel, realizada por Bautista Vazquez en 1560, hoy en dia es la capilla del Santisimo, de la Virgen de la Caridad y de Santa Teresa.
La capilla de la Inmaculada de estilo renacentista construida por Pedro del Valle e inaugurada por el Dean Cristobal de Medina en 1559.
En el lado derecho de la catedral se encuentra el retablo de San Marcial, anonimo del siglo XV
En medio de la catedral en la nave central se encuentra el Trascoro, obra de Juan Rodríguez y Lucas Giraldo. Encargado en 1531, suponen unos bajorrelieves platerescos, con escenas bíblicas, de gran calidad artística.
Contiuamos la visita y el siguiente punto de interes es la Capilla de San Ildefonso situada en el lado derecho de la catedral donde se encuentrann varias tumbas de los siglos XIV-XVI.
Desde este punto podemos obtener unas vistas maravillosas del interior de la catedral.
El siguiente punto de visita es el Coro.
El coro es una pieza renacentista organizada en dos órdenes de asientos y trabajada en madera de nogal. En los respaldos de la primera fila se desarrollan, en medio relieve, las vidas de algunos santos, cubiertos por una cornisa con taraceas ornamentales. Arriba aparecen magníficos grutescos de genios y figuras monstruosas, así como la representación de los Apóstoles en el paño central, figuras atribuidas a Isidro de Villoldo. En el centro, sobre la silla episcopal, una escultura policromada del primer obispo, San Segundo. La rejería que cierra el conjunto fue colocada en el año 1760.
El coro de la catedral de Ávila se concibió en origen en la capilla mayor, al modo de las catedrales medievales. Sin embargo, la tradición renacentista española de colocar el coro en el cuerpo de la nave lleva al cabildo a sustituir el original, del siglo XIV, por uno nuevo cuya sillería se comienza en 1536. Las obras duraron once años siguiendo los bocetos de Cornelius de Holanda, documentándose la participación de Juan Rodríguez y Lucas Giraldo, discípulos del genial escultor y precursor de la Escuela de Ávila, Vasco de la Zarza.
Enfrente del coro se situa el espectacular Altar Mayor de la Catedral.
El Retablo del Altar Mayor de la Catedral de Ávila, es una obra, que se perfila como una de las obras maestras de la pintura abulense, se inicia a manos del pintor palentino Pedro Berruguete en 1499, dando las trazas generales y realizando el cuerpo inferior o predela, en la que representa a los cuatro doctores de la Iglesia y a los evangelistas. De izquierda a derecha, San Gregorio, San Jerónimo, San Lucas, San Juan, San Mateo, San Marcos, San Ambrosio y San Agustín. De Berruguete también son las dos tablas de la parte superior izquierda, en las que se inicia el Ciclo de la Pasión de Cristo, siendo estas las de la Oración en el Huerto y la Flagelación. Al morir en 1503, el maestro había comenzado también las tablas de La Anunciación y la central de la Crucifixión, terminada por Santa Cruz.
A la muerte de Santa Cruz en 1508, quien continuó el programa con
escenas de la Epifanía y la Transfiguración, fue Juan de Borgoña quien
termine el conjunto en un estilo plenamente cuatrocentista, frente al
estilo gótico y flamenco de los anteriores. Realizó las escenas de La
Presentación, el Descenso de Cristo a los infiernos, el Nacimiento y la
Anunciación, terminándose el conjunto en 1512.
El marco de madera sobredorada que acoge las tablas fue comenzado por
el Maestro Roldán al mismo tiempo que las pinturas, pero se terminó por
Vasco de la Zarza en 1508, aunándose de esta manera elementos
tardogóticos y renacentistas. El Sagrario de alabastro es también obra
de Vasco de la Zarza.
Proseguimos la ruta por el lado izquierdo de la catedral para darle la vuelta por detras del altar mayor hasta llegar a la entrada del Museo Catedralicio y Diocesano.
El siguiente punto de visita es la Capilla de San Pedro, triptico realizado en honor a San Pedro del siglo XV, en el mismo se encuentra un retablo de Maria Magdalena realizado por el Maestro Han en el siglo XVI, ademas de la tumba del fundador Nuño Gonzalez de 1467, en la capilla podemos observar la decoracion de la misma con motivos vegetales.
Al lado de esta se situa la Capilla de San Antolin, mirando de frente nos encontramos con un gran retablo de estilo renacentista en madera policromada y dorada realizada por Isidro de Villoldo en 1551 y consagrada a San Antolin.
Justo al lado de esta se encuentra la Capilla de San Rafael.
Situada en el primero de los espacios de la girola desde el lado norte, esta capilla estuvo dedicada a San Vidal y a Santa Ana, estando presidida por una tabla flamenca del siglo XV y la escultura barroca del santo, ambas expuestas en el Museo.
El actual retablo se realizó en el siglo XVIII para cubrir el espacio que había quedado desnudo por el traslado de los restos de San Vidal a la capilla contigua de los Velada. Es una pieza de madera tallada, de hermosa factura barroca, con profusa decoración y una hornacina en el centro para acoger la talla de San Rafael. Bajo el retablo se encuentran los restos del obispo de Plasencia don Sancho Dávila y Toledo. La reja que cierra el espacio es del siglo XVI.
Junto a la capilla de San Rafael se encuentra el Pasaje Secreto, se trata de un pasillo adintelado, posiblemente del siglo XII, y con rasgos románicos que podría comunicar la seo con el antiguo Palacio Episcopal.
Al lado de esta se situa la Capilla de los Veleda o del Sagrado Cozaron.
Su fundación se remonta a 1603, mandada construir por don Gómez Dávila, Marqués de Velada, y pensada como espacio de sepultura familiar, aunque el fundador fue enterrado en la Capilla de San Antolín. Es un espacio completamente independiente del resto de la Catedral aunque unido a ella, un edificio de planta cuadrada al que se accede por la segunda capilla de la girola y se adhiere a la muralla por dentro.
Su construcción se prolongó en el tiempo, no dándose por terminada hasta el siglo XIX por problemas estructurales. De su interior destacan las esculturas de Santo Tomás de Aquino y San Agustín, así como la imagen de Cristo Rey, adquirida en el siglo XX. El Sagrario fue adquirido por el Cabildo para guardar allí de modo permanente el Santísimo Sacramento.
Seguimos con la capilla de San Nicolas, empotrada en el muro del ábside, está presidida por un hermoso retablo renacentista, cuya tabla central muestra al Santo de Bari.
Destaca de esta capilla el sepulcro situado a la derecha de la pintura, donde descansan los restos del obispo don Hernando, muerto en el año 1292. En él aparece una sugestiva representación escultórica de la subida del alma del difunto a los Cielos, ayudado por ángeles.
Al lado se situa la Capilla de Santiago, esta capilla, situada en la girola, fue fundada por el arcipreste de Ávila don Vicente de Villalba en 1651, cuyos restos reposan en ella.
La capilla acoge actualmente la imagen titular de la Junta de Semana Santa de Ávila, El Cristo de las Murallas, una talla de madera realizada en el año 2000 por el escultor abulense Nicomedes Díaz Piquero, que muestra a Cristo crucificado situado sobre la ciudad de Ávila representada por sus murallas.
Al lado se situa la Capilla de la Virgen de Gracia, está situada en el centro de la girola y fue desde muy antiguo el altar principal de la catedral después de la capilla mayor. Es una capilla de gran devoción histórica gracias a la imagen que aparece en el retablo, conocida como Nuestra Señora de Gracia por los favores divinos que les eran concedidos a aquellos que la veneraban. Este retablo, que data de 1496, es atribuido al Maestro de Ávila, pintor identificado por algunos como García del Barco.
Consta de cinco tablas, de las cuales la central presenta a la Virgen con el Niño, una bella figura sentada en su trono, con un rostro muy expresivo y gran bondad en su mirada. A su lado hay dos tablas con menor uso del oro, aunque de clara inspiración flamenca. Se trata de la Anunciación y el Nacimiento. Bajo estas hay otras dos tablas menores con figuras de profetas, quedando en el centro el sagrario procedente de otro retablo pero adaptado a este en el siglo XX. Esta capilla está presidida por la hermosa vidriera de la Virgen con el Niño, obra del siglo XV de Juan de Valdivieso y Diego de Santillana.
Enfrente de esta capilla se situa el Tostao o Trasaltar, el Trasaltar es el espacio dedicado a la sepultura del obispo del siglo XV, Alonso Tostado y Ribera, más conocido como Alonso de Madrigal o El Tostado, que ocupó la cátedra entre 1449-1455 y destacó por su santidad y su ciencia. La zona se compone de un total de cinco paños, situados en la cara interna de la girola, donde se representa a los evangelistas en los laterales, reservando el central para el gran obispo de Ávila. Todo el conjunto es obra del escultor Vasco de la Zarza, pero es el cuerpo central el que se acepta como una de las obras magnas de la escultura del renacimiento en España.
Está trabajado a modo de retablo pétreo en el que se emplea la más exquisita decoración escultórica. Partiendo del arranque de la bóveda, aparece la figura de El Padre Eterno, situado sobre el relieve de la Natividad. Debajo aparece un friso con el viaje de los Magos de Oriente, que tiene su fin en la escena inferior, La Adoración. Este relieve en formato de tondo sirve para enmarcar a la figura del prelado, que aparece ataviado con la capa pluvial y la mitra, concentrado en su tarea de estudio con los ojos entrecerrados por los problemas de visión que tuvo al final de sus días. Está rodeado por la personificación de las Siete Virtudes, que se sitúan en hornacinas aveneradas sobre el sepulcro.
Proseguimos nuestra visita por la catedral y antes de acceder a la zona del Museo y del Claustro nos encontramos con la Capilla de San Juan Evangelista, se encuentra junto a la capilla de Nuestra Señora de Gracia y contaba con un retablo que representaba al evangelista, pero que fue retirado en 1966. La verdadera advocación de este espacio viene dada por la vidriera del siglo XIII, de la cual solo se conserva un pedazo que representa al santo apóstol.
En esta capilla se encuentran los sepulcros de doña Beatriz Vázquez y de fray Domingo Suárez, obispo de Ávila en 1321 y enviado como embajador a Alemania por Alfonso X el Sabio.
La Capilla de San Segundo, en el año 1594 fue el obispo de Ávila don Jerónimo Manrique de Lara quien, viendo la devoción que los fieles de Ávila tenían hacia su primer pastor, solicitó el traslado de las reliquias desde la ermita románica del rio Adaja hasta la Catedral, proponiéndose también la construcción de una capilla para la conservación de los restos.
El arquitecto Francisco de Mora comenzó las obras de la capilla, a la cual se accede a través de la girola y desde el exterior del templo, por unas escalerillas en la calle que lleva el nombre del santo. El conjunto se da por terminado en 1615, año en que se instalan definitivamente allí las reliquias en una urna. La capilla se compone de un espacio rectangular con tribuna, con cubierta de medio cañón para el presbiterio y bóveda semiesférica sobre pechinas para el altar.
Muy posterior al conjunto arquitectónico es el actual retablo-baldaquino que custodia las reliquias del santo obispo. Se trata de una obra magna de la retablística barroca española, realizada por el salmantino José Benito de Churriguera en 1716. Se caracteriza por las pautas propias del pleno barroco, de abundante y compleja decoración en elementos vegetales que enmascaran la estructura, buscándose requiebros que produzcan efectos de luces y sombras.
(De estas dos capillas no dispongo de documento grafico)
Y la Capilla de San Blas o de Santa Teresa, situada en el lado derecho del crucero, se distingue principalmente por los restos de pintura mural que presenta, trabajados en estilo gótico y ocultos durante siglos por un retablo dedicado a San Blas. Tras retirarse el retablo en 1964, se dedicó la advocación a Santa Teresa, cuya imagen en madera policromada ocupa el centro del conjunto.
También encontramos en este espacio los sepulcros de algunos miembros de la familia Dávila, como el de don Blasco Dávila, obispo de Sigüenza, o el don Sancho Dávila, capitán de los ejércitos de los Reyes Católicos. En el nicho restante, carente de decoración, se ha supuesto el enterramiento del obispo don Sancho Blázquez Dávila, quien impulsó las obras de finalización de la catedral en el siglo XV.
El arquitecto Francisco de Mora comenzó las obras de la capilla, a la cual se accede a través de la girola y desde el exterior del templo, por unas escalerillas en la calle que lleva el nombre del santo. El conjunto se da por terminado en 1615, año en que se instalan definitivamente allí las reliquias en una urna. La capilla se compone de un espacio rectangular con tribuna, con cubierta de medio cañón para el presbiterio y bóveda semiesférica sobre pechinas para el altar.
Y desde este punto por una puerta accedemos a los que es el Museo de la Catedrla de Avila, el cual esta compuesto de varias salas, la Capilla de Cardenal, la Sala Capitular, la Sala de Cantorales y la Sala de Pasio.
La Capilla de Cardenal: La sala principal del museo coincide con la capilla que mandó construir el Arzobispo Quiroga en 1490, llamada Capilla de Cardenal. A esta gran sala de estilo gótico se accede cruzado una rejería plateresca de Juan Francés y está cubierta con bóvedas de crucería, recibiendo iluminación exterior a través de dos bellas vidrieras renacentistas que representan el Nacimiento de Cristo y la Adoración de los Magos. Es, asimismo, la capilla funeraria del Cardenal Francisco Dávila Mújica y de Garcibáñez de Mújica y Bracamonte, cuyo retrato, realizado por El Greco entre 1604 y 1614, preside la sepultura.
El centro de la sala lo ocupa la Custodia Procesional de Juan de Arfe, realizada en 1571. Está trabajada toda ella en plata, mide 1,70 metros y pesa aproximadamente 70 kg. Tiene la estructura de una esbelta torre, una micro-arquitectura en la que se siguen los preceptos arquitectónicos renacentistas, quedando dividida en un total de seis pisos en los que se narra un complejo programa catequético al servicio de la Eucaristía, combinándose relieves y figuras de bulto redondo.
Para presidir el altar de esta capilla fue realizado en el siglo XVII el gran lienzo de Bartolomé Román, discípulo de Velázquez, que representa a San Francisco de Asís en la Porciúncula. Entre las otras muestras pictóricas del conjunto cabe destacar la Madonna de Lorette, una imagen de la Sagrada Familia, que si bien no se puede atribuir directamente a Rafael Sanzio, sí se relaciona con alguno de sus discípulos aventajados como Giulio Romano o Giafrancesco Penni.
En cuanto a las piezas de escultura, esta sala cuenta con un total de seis Crucificados de marfil, entre los que destaca uno románico del siglo XII y uno barroco del 1700, con los brazos muy verticales para adaptárlo a la única pieza en que se trabaja. Las tallas en madera más importantes son dos Vírgenes con Niño del siglo XIII, así como el magnífico sarcófago del siglo XVIII trabajado en madera de nogal.
La Sala Capitular: Hasta el siglo XVIII, la cercana Capilla de San Bartolomé había sido utilizada como Sala Capitular, pero ante la necesidad de convertir este espacio en Sacristía, se decidió realizar una nueva estancia para el capítulo en la panda oriental del claustro, la cual fue ejecutada por Alberto de Churriguera uniéndola a la Capilla del Cardenal.
Tras la construcción de la sala, se planteó realizar un altar y un
retablo dorado con hornacina para acoger la talla de la Inmaculada,
imagen que todavía hoy se puede ver presidiendo el conjunto. Junto a
ella se encuentran otras de las piezas escultóricas que acoge este
espacio capitular, como son los bustos relicarios de Santa Emerenciana y
Santa Eufemia, tallas flamencas principios del siglo XVI que
representan a dos santas ligadas al martirio de Santa Úrsula y las Once
Mil Vírgenes. En la misma vitrina se puede ver otro relicario con el
Apóstol Santiago y dos peregrinos, trabajados en azabache a principios
del siglo XVI. La talla de San Vidal, obra del siglo XVIII, es un bello
ejemplo del barroco más recargado, tal y como demuestra la contorsionada
postura del santo o los amplios pliegues de la ropa trabajada a estofa.
El espacio central de la sala lo ocupa una vitrina destinada a mostrar algunos ejemplos de casullas pontificales, ricamente bordadas, capas pluviales realizadas entre los siglos XVI y XVIII y dos dalmáticas moriscas del siglo XV.
En cuanto a las pinturas que decoran las paredes, merece especial atención la tabla románica del siglo XII que representa a San Pablo, una pieza procedente del cenotafio de la basílica de San Vicente y que es la pintura más antigua del museo. Es destacable también el gran lienzo relacionado con la escuela de Murillo, el de San Juan de Dios atendido por un ángel; o la pintura de San Jerónimo traduciendo la Vulgata, pieza relacionada con los discípulos de José de Ribera.
El espacio central de la sala lo ocupa una vitrina destinada a mostrar algunos ejemplos de casullas pontificales, ricamente bordadas, capas pluviales realizadas entre los siglos XVI y XVIII y dos dalmáticas moriscas del siglo XV.
En cuanto a las pinturas que decoran las paredes, merece especial atención la tabla románica del siglo XII que representa a San Pablo, una pieza procedente del cenotafio de la basílica de San Vicente y que es la pintura más antigua del museo. Es destacable también el gran lienzo relacionado con la escuela de Murillo, el de San Juan de Dios atendido por un ángel; o la pintura de San Jerónimo traduciendo la Vulgata, pieza relacionada con los discípulos de José de Ribera.
La Sala de Cantorales: En este espacio, que originariamente sirvió de acceso a la Sala Capitular, ahora es la Sala de Cantorales, donde se exponen actualmente un total de seis cantorales miniados del siglo XV, realizados en pergamino por Juan de Carrión y clasificados en dos grupos, los Missarum de Tempore y los Missarum de Sanctis. Se puede observar la excelente factura de las miniaturas a través de representaciones como la Natividad, la Resurrección, Pentecostés, la Asunción de María o el Martirio de San Esteban, es decir, algunas de las festividades que con mayor fervor se celebraban en la Catedral abulense.
Esta sala cuenta con distinguidas muestras pictóricas de óleo
sobre tabla o lienzo, como el Niño Jesús dormido o San Juanito,
relacionados con la escuela del maestro barroco del siglo XVII Bartolomé
Murillo, así como La Magdalena Penitente de Claudio Coello, de la misma
centuria que los anteriores.
También se encuentra expuesto en esta sala el proyecto del carro
triunfalpara la custodia del Corpus Christi, un dibujo sobre papel del
siglo XVIII, realizado por Antonio Escribano Hernández.
Y por ultimo terminamos nuestra visita a la catedral viendo el Claustro de la misma.
Con motivo de la exposición de Las Edades del Hombre “Testigos”, en 2004, el claustro de la Catedral fue adaptado para la visita turística, acristalando el conjunto e introduciendo vitrinas en las crujías este y sur. Actualmente dichas vitrinas acogen numerosas piezas de orfebrería, entre las que se intercalan capiteles y cruces de piedra procedentes de la primitiva construcción catedralicia.
Las Cruces Procesionales responden a modelos propios de los siglos XIV a XVI, como la realizada en 1580 por Diego de Alviz, en plata con figurillas sobredoradas. También es importante la colección de cálices expuestos, siendo el más moderno el realizado por Espúñes en el siglo XIX, mientras que el más antiguo es el llamado Cáliz de San Segundo, de 1320. Esta pieza, procedente de la ermita del santo patrón abulense, se completa con una patena, ambas piezas trabajadas en bronce sobredorado, repujado y con esmaltes, realizadas según la inscripción, por el sienés Andrea Petrucci.
Otras piezas relevantes son la arqueta eucarística de 1675, en bronce dorado con esmaltes y rematada en una figura de Cristo Resucitado, o la lámpara cristiano-romana que muestra el “Agnus Dei”, trabajada en barro cocido y fechada en el siglo IV, en dicho claustro reposan los restos mortales del ex-presidente del gobierno D. Adolfo Suarez y su esposa.
Ya fuera de la catedral y desde la plaza nos dirijimos a coger el coche para dirigirnos a la zona donde se encuentra el monumento de los 4 Postes, para salir del recinto amurallado de la ciudad lo hacemos por la puerta de San Vicente situada en la parte este de la ciudad amurallada.
Una vez fuera podemos contemplar uno de los lienzos de la espectacular muralla de la ciudad y de la Basilica de San vicente ( de estos dos monumentos daremos informacion mas adelante con una visita especifica a cada uno)
Y llegamos al monumento de los Cuatros Postes, se encuentra en la margen izquierda del río Adaja, dominando la ciudad desde poniente, se erige el humilladero (pequeña ermita a las afueras de la población) de San Sebastián, popularmente conocido como Los Cuatro Postes. Y es que el conjunto está constituido por cuatro monolíticas columnas dóricas unidas por un arquitrabe, que ostenta el escudo de la ciudad; en el centro una cruz granítica.
Se construye en 1566, habiendo autores que defienden que se levantó donde en época romana se erigiría un pequeño templo. También hay quienes afirman que se construyó para rememorar el lugar en que Francisco de Cepeda, tío de Teresa de Jesús, encontró a la santa y a su hermano Rodrigo cuando estos huyeron para sufrir martirio en tierra de moros.
El lugar constituye un mirador único sobre la ciudad amurallada, especialmente al atardecer, cuando el día da paso a la noche y la muralla queda iluminada artificialmente, desde el mismo las vistas son espectaculares de la ciudad de Avila.
Desde la zona de los cuatro postes nos dirigimos con el coche para dejarlo en un aparcamiento situado cerca de la Puerta del Carmen para volver al interior de la ciudad amurallada, en este lugar podemos volver a contemplar mas lienzos de la espectacular muralla.
Accedemos al interior de la ciudad por la Puerta del Carmen a la cual subimos por unas escaleras de piedra.
Esta Puerta, identificable por la espadaña de ladrillo, recibe su nombre porque allí se adosaba un convento carmelita, después Cárcel Provincial, sobre cuyos restos se ha levantado el actual Archivo Histórico Provincial.
Para acceder desde el exterior, se debe efectuar un viraje, impidiendo que se pueda encauzar de una forma recta. Típico en la arquitectura militar musulmana ya que garantizaba una mejor defensa al impedir un ataque frontal.
También se diferencia de otros accesos porque los torreones que lo circundan tienen planta cuadrada, construidos en el siglo XIV, encontrandose en la intervención arqueológica llevada a cabo en esta puerta, como en uno de los torreones de la puerta se había concebido hueco, con revoco al interior y que, después, fue colmatado.
Se trata del único de todo el recinto murado en el que se ha comprobado esta circunstancia. Actualmente esta torre sirve de acceso (sólo de salida) al adarve de la muralla. Al interior de la Puerta se sitúan las Bóvedas del Carmen, las antiguas caballerizas del Palacio de los Vela, espacio habilitado como depósito de piezas arqueológicas halladas en diversos puntos de la capital y que merece ser incluido en nuestra visita.
Desde la Plaza Concepcion Arenal donde se situa la Puerta del Carmen subimos por la calle Marques de Canales donde nos encontramos con el Palacio de Juan de Henao o Benavites.
El palacio fue construido en la segunda mitad del siglo XVI y fue residencia de la dinastia de los Henao, a lo largo de su historia ha sufrido diversos avatares, siendo cuartel de la guardia civil, vivienda particular y hoy en dia se ubica el parador de turismo de Avila.
Justo al lado del palacio se encuentra el Convento de las Dominicas y la Capilla de Mosen Rubi.
En la plaza del mismo nombre, se levanta
un original conjunto arquitectónico constituido en el siglo XVI por el Hospital de la
Anunciación (a partir de 1872 convento de Dominicas) y la capilla de
Mosén Rubí, cuya arquitectura refleja la convivencia del último gótico y
el renacimiento.
El ábside, obra de Juan campero, es
gótico tardío de planta poligonal, con los ángulos reforzados con
machones y decorados con escudos de armas y el típico perlado abulense
en las aristas. De estilo renacentista es la nave, así como la portada,
en arco de medio punto con dovelaje almohadillado, atribuida a Pedro de
Tolosa y Pedro del Valle. De planta de cruz griega, la capilla mayor se
cubre con bóveda nervada –gótico tardío-, y la nave con bóveda
semiplana, separada de la capilla mayor por arcos renacentistas.
Toda la construcción se ejecuta en
sillería de granito berroqueño, excepto la bóveda nervada, que se
ejecuta en granito veteado "caleño".
Ocupando una posición central queda emplazado el cenotafio de los fundadores, Don Andrés Vázquez Dávila y Doña María Herrera.
A las espaldas de la Capilla de Mosen Rubi esta la Plaza Fuente el Sol donde se encuentra el Palacio de los Bracamonte, adosado intramuros al lienzo septentrional de la muralla, fue mandado
construir, a principios del S.XVI, por los descendientes de Álvaro
Dávila y Juana de Bracamonte, sobre la antigua casona medieval de estos.
Del S.XVI conserva el patio porticado de doble galería, la inferior con columnas toscanas dóricas, y la superior con pretil decorado con goticistas formas geométricas y blasones, del que parten cortas columnas que sostienen dinteles. De gran interés es la ornamentación con escudos de las principales familias abulenses, constituyendo un documento gráfico que explica las estrechas relaciones entre los linajes de la ciudad.
Como ocurra con la mayoría de palacios de la ciudad, con la crisis del S.XVII y la partida de la nobleza a la corte, el palacio entrará en un largo periodo de abandono y ruina, hasta que en 1898 sea reconstruido por Francisco de santa Cruz. En la actualidad alberga el servicio territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León.
Del S.XVI conserva el patio porticado de doble galería, la inferior con columnas toscanas dóricas, y la superior con pretil decorado con goticistas formas geométricas y blasones, del que parten cortas columnas que sostienen dinteles. De gran interés es la ornamentación con escudos de las principales familias abulenses, constituyendo un documento gráfico que explica las estrechas relaciones entre los linajes de la ciudad.
Como ocurra con la mayoría de palacios de la ciudad, con la crisis del S.XVII y la partida de la nobleza a la corte, el palacio entrará en un largo periodo de abandono y ruina, hasta que en 1898 sea reconstruido por Francisco de santa Cruz. En la actualidad alberga el servicio territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León.
Pegado al palacio de los Bracamonte y en la misma plaza se situa el palacio de Don Gaspar del Aguila, actualmente es un edificio de oficinas de la Junta de Castilla Leon.
Continuamos nuestra ruta y saliendo de la plaza por la calle Lopez Nuñez nos encontramos con el Palacio de los Aguila, es también conocido como Casa de don Miguel del Águila, pues fue
construida por este caballero avilesino y por su esposa doña Sancha de
Arellano. Se edificó en el siglo XVI y sufrió diversas obras y
alteraciones más tarde, en especial a comienzos del siglo XX, al
efectuarse una restauración romántica. A comienzos de la centuria citada
era propiedad de la Duquesa Viuda de Valencia.
Continuamos por la misma calle y tenemos el Palacio de los Verdugo. Iniciativa de Suero del Águila, se
construye en el primer tercio del S.XVI, caracterizándose por su
austeridad y lo rotundo de sus volúmenes.
Construida en sillería de granito, la
larga fachada, flanqueada por dos torres apenas sobresalientes que
indicarían su carácter defensivo, es plateresca, con portada adintelada y
escudos nobiliarios enmarcados en alfiz de bolas; sobre ella se abre la
ventana principal, con decoración de grutescos.
De gran interés es el patio central
inacabado, con arcadas con decoración floral y escudos de diferentes
linajes abulenses, y el artesonado de la escalera.
En la fachada principal se emplaza una escultura zoomorfa vettona.
Declarado Monumento Nacional en 1976,
actualmente alberga la Sede de Ciudades Patrimonio de la Humanidad, el
Archivo Municipal y la Concejalía de Patrimonio y Turismo.
Enfrente del palacio de los Verdugo y adosado a la puerta de San Vicente se situa el Palacio de Sofraga, casa señorial del siglo XVI en la actualidad alberga un complejo hotelero.
Aqui terminamos nuestra ruta de dia de nuestro primer dia en Avila, nos vamos a descansar al hotel que se encuentra a escasos 100 metros del palacio de Sofraga y justo enfrente del palacio de Los Aguila, para luego despues de cenar comenzar nuestra ruta nocturna por la ciudad.
PRIMER DIA: RUTA NOCTURNA.
Nuestra ruta nocturna por el casco antiguo de Avila la dedicamos a captar fotografias de monumentos emblematicos de la ciudad y obtener imagenes de ellos de un modo diferente a como los veriamos de dia, algunos de los monumentos y lugares fotografiados durante nuestra ruta, los volveriamos a visitar al dia siguiente ya que en horario nocturno estan cerrados.
Comenzamos saliendo del recinto amurallado por la puerta situada en la casa de las Carnicerias, donde podemos comprobar el mismo edificio y el Cimorro o abside de la catedral que esta adosallado a la muralla.
PRIMER DIA: RUTA NOCTURNA.
Nuestra ruta nocturna por el casco antiguo de Avila la dedicamos a captar fotografias de monumentos emblematicos de la ciudad y obtener imagenes de ellos de un modo diferente a como los veriamos de dia, algunos de los monumentos y lugares fotografiados durante nuestra ruta, los volveriamos a visitar al dia siguiente ya que en horario nocturno estan cerrados.
Comenzamos saliendo del recinto amurallado por la puerta situada en la casa de las Carnicerias, donde podemos comprobar el mismo edificio y el Cimorro o abside de la catedral que esta adosallado a la muralla.
Seguimos caminando alrededor de la catedral hasta llega a otra de las puertas que conecta la parte antigua con la Plaza del Mercado Grande o de Santa Teresa, en esta plaza se encuentra la iglesia de San Pedro.
Desde esta parte de la ciudad podemos contemplar otro trozo de lienzo de la parte oeste del recinto amurallado.
Accedemos al interior del recinto amurallado para ver la catedral iluminada durante la noche.
Salimos por la puerta de San Vicente y fotografiamos la espectacular Basilica de San Vicente.
Desde aqui nos dirigimos paseando por el exterior de la muralla que iluminada resulta espectacular.
Y terminamos nuestra ruta nocturna accediendo de nuevo al interior del recinto amurallado para dirigirnos a descansar al hotel por la puerta del Mariscal.
SEGUNDO DIA: RUTA DIURNA.
Comenzamos nuestra ruta del segundo dia de estancia en Avila visitando la Plaza del Mercado Chico, situada en el centro de la ciudad es un lugar de mercado, reuniones y celebraciones. Se inicio a finales del siglo XVIII y se concluyo en el siglo XIX. en esta plaza se encuentra el edificio del Ayuntamiento, obra de Vazquez de Zuñiga en 1865.
Adosada a la plaza se situa la iglesia de San Juan Bautista.
En este punto de la calle giramos por la travesia de Santo Domingo y ya en la calle del Pocillo, un vial quebrado lleno de sabor que se abre
paso, zigzagueando, entre sus casas bajas, se levanta una casa, con un
sorprendente arco de ladrillo apuntado recorriendo toda su fachada, que
algunos estudiosos han relacionado con la sinagoga que «fiso don
Simuel», mencionada en documentos de 1430 y 1460, una de las sinagogas
tradicionales del barrio judío de Santo Domingo.
Desde esta parte de la ciudad podemos contemplar otro trozo de lienzo de la parte oeste del recinto amurallado.
Accedemos al interior del recinto amurallado para ver la catedral iluminada durante la noche.
Salimos por la puerta de San Vicente y fotografiamos la espectacular Basilica de San Vicente.
Desde aqui nos dirigimos paseando por el exterior de la muralla que iluminada resulta espectacular.
Y terminamos nuestra ruta nocturna accediendo de nuevo al interior del recinto amurallado para dirigirnos a descansar al hotel por la puerta del Mariscal.
SEGUNDO DIA: RUTA DIURNA.
Comenzamos nuestra ruta del segundo dia de estancia en Avila visitando la Plaza del Mercado Chico, situada en el centro de la ciudad es un lugar de mercado, reuniones y celebraciones. Se inicio a finales del siglo XVIII y se concluyo en el siglo XIX. en esta plaza se encuentra el edificio del Ayuntamiento, obra de Vazquez de Zuñiga en 1865.
Adosada a la plaza se situa la iglesia de San Juan Bautista.
Templo de origen románico, que será
profundamente transformado a principios del S.XVI en estilo gótico, con
evidentes influencias renacentistas.
En la fachada norte destaca la torre de
ladrillo, levantada a finales del SXVII. La portada principal sigue el
esquema habitual del gótico final, organizada con arquivoltas que, muy
al uso abulense, se decoran con bolas y flores. La gran nave central
queda cubierta con bóveda de crucería estrellada; en ambos flancos se
alinean capillas más tardías, con detalles formales propios del
Herreriano.
De su importancia durante el medievo da
muestra el que los principales linajes abulenses se adscribiesen a esta
parroquia, y el que el atrio, que se orientaba hacia el actual Mercado
Chico, servía para la reunión del concejo de la ciudad. El 4 de abril de
1515, Teresa de Cepeda y Ahumada recibe el bautismo en esta parroquia,
en una pila gótica (S.XV) que aún se conserva.
Partimos de la plaza y pasando por debajo de un arco de los soportales descendemos por la calle Vallespin donde nos encontramos con el edificio del Palacio de los Polentinos.
Conjunto constituido por el palacio
de Contreras o de Polentinos, como núcleo original, y una serie de
edificaciones que se han ido adosando a lo largo del tiempo (desde la
instalación de la Academia de Intendencia en 1875, hasta su conversión
en Archivo Histórico Militar en 1993).
De principios del siglo XVI, está
ejecutado en sillería y mampostería de granito, incorporando el lenguaje
plateresco en la ornamentación de su portada con motivos militares, y
en los dinteles del patio con medallones.
El palacio se estructura en torno a un
patio central cuadrangular rodeado de galerías, cada frente constituido
por cinco columnas, con fustes monolíticos, basas áticas y capiteles
dóricos. La galería del piso principal está constituida por columnas de
menor altura que, de modo análogo, sostienen dinteles tallados y
escudos. Destaca la sala de homenajes, con un importante artesonado con
casetones y vigas de madera apoyados sobre ménsulas labradas.
Hoy es Archivo Histórico Militar, albergando un museo del ejército.
Continuamos paseando por el barrio judio de Santo Domingo y antes de llegar a la Plaza de la Santa nos encontramos con la Portada de la Iglesia del Hospital de Santa Ecolastica, esta es una joya de estilo gotico-renacentista obra de Pedro de Viniegra finalizada en 1506.
Y llegamos a la Plaza de la Santa, en este lugar se encuentra el Palacio Nuñez Vela, este palacio fue edificado hacia 1541 por Blasco Nuñez Vela, primer virrey del Peru, y su esposa Brianda de Acuña. Su fachada es de una gran sencillez caracteristica de las casas levantadas a mediados del siglo XVI, el edificio se situa adosado al lienzo meridional de la muralla, actualmente se utiliza como edificio de la Audiencia Provincial de Avila.
En este punto de la plaza tambien se situa La puerta de la Santa, otra de las numerosas puertas de acceso que tiene la ciudad y que una vez atravesada nos lleva al Paseo del Rastro.
Y por ultimo en la plaza se encuentra el Convento de Santa Teresa.
La iglesia, levantada sobre la casa natal de Teresa de Cepeda y Ahumada,
forma conjunto con el convento carmelitano. Por debajo, la gran cripta
abovedada de enterramientos, actual museo teresiano y única dentro de la
arquitectura religiosa española, en este museo podemos comprobar la vida y obra de una de las Santas mas ilustres de la historia de nuestro pais como fue Santa Teresa de Jesus (en dicho museo estan prohibidas las fotografias y la realizacion de videos para preservar todas las obras que se exponen en su interior y que son de incalculable valor por su significado y antigüedad). Dirigidas las obras por el arquitecto
carmelita Fray Alonso de San José, se inician en 1629, inaugurándose el
15 de octubre de 1636.
En el más puro estilo Barroco Carmelitano, la iglesia tiene planta de cruz latina con nave central y capillas laterales, cuatro por banda. Con el Altar mayor al NO, no sigue la orientación litúrgica establecida, alteración que responde al hecho de hacer coincidir el presbiterio con los aposentos donde nacería Teresa de Jesús. En el brazo derecho del crucero se abre el acceso a la capilla de Santa Teresa, coincidente con estancias de la residencia paterna, y, enfrente, la "huertecilla donde la Santa hacía sus ermitas".
La fachada, planteada a manera de retablo, se organiza en tres cuerpos, destacando la imagen de la Santa, en mármol, y los escudos de los Cepeda y Ahumada, la Orden de los Carmelitas descalzos, el del Conde Duque de Olivares, el de Intendencia y el de Doctora de la Iglesia
En el interior, notorio es el conjunto escultórico, obra de Gregorio Fernández (S.XVII) y de su taller.
En la misma plaza, se encuentra la Sala de las Reliquias y una pequeña tienda de recuerdos.
En el más puro estilo Barroco Carmelitano, la iglesia tiene planta de cruz latina con nave central y capillas laterales, cuatro por banda. Con el Altar mayor al NO, no sigue la orientación litúrgica establecida, alteración que responde al hecho de hacer coincidir el presbiterio con los aposentos donde nacería Teresa de Jesús. En el brazo derecho del crucero se abre el acceso a la capilla de Santa Teresa, coincidente con estancias de la residencia paterna, y, enfrente, la "huertecilla donde la Santa hacía sus ermitas".
La fachada, planteada a manera de retablo, se organiza en tres cuerpos, destacando la imagen de la Santa, en mármol, y los escudos de los Cepeda y Ahumada, la Orden de los Carmelitas descalzos, el del Conde Duque de Olivares, el de Intendencia y el de Doctora de la Iglesia
En el interior, notorio es el conjunto escultórico, obra de Gregorio Fernández (S.XVII) y de su taller.
En la misma plaza, se encuentra la Sala de las Reliquias y una pequeña tienda de recuerdos.
Partimos de la plaza por la calle Madre Soledad y haciendo esquina con el Convento de Santa Teresa se situa La Casa o Palacio de los Almarza, actualmente ocupado por la comunidad de las siervas de María, se
construye, en mampostería granítica, en el S.XVI. Destaca la portada, de
estilo renacentista con detalles góticos. Ofrece un acceso en arco de
medio punto de gran dovelaje, sobre el que se abre una ventana en arco
conopial con alfeizar historiado. El conjunto queda enmarcado por un
alfiz quebrado con moldura; en los laterales blasones nobiliarios.
Adosada a la casa de los Alarza se situa el Palacio de Superunda, edificio de estilo renacentista, fue construido hacia 1580 por el regidor Pedro
Ochoa Aguirre; en el S.XX será adquirido por el pintor italiano Guido
Caprotti, vinculado a la ciudad desde 1916.
En sillería de granito, la fachada queda flanqueada por dos torres. En la planta baja se abren dos ventanas que flanquean un acceso con jambas y dintel de molduras; en la planta superior se disponen tres balcones, rematados con escudos. Al interior destaca su patio adintelado, de gran sencillez y austeridad decorativa, y la escalera, con un busto de Jesucristo atribuido a Vasco de la Zarza.
Declarado Monumento Nacional en 1992, ha sido recientemente restaurado recogiendo gran parte de la obra pictórica del referido artista junto a mobiliario del palacio y dos retratos de gran tamaño de Joaquin Sorolla, asimismo se puede visitar el patio exterior de clasico estilo castellano, las dependencias y cocina de los sirvientes del palacio asi como las caballerizas del mismo.
En sillería de granito, la fachada queda flanqueada por dos torres. En la planta baja se abren dos ventanas que flanquean un acceso con jambas y dintel de molduras; en la planta superior se disponen tres balcones, rematados con escudos. Al interior destaca su patio adintelado, de gran sencillez y austeridad decorativa, y la escalera, con un busto de Jesucristo atribuido a Vasco de la Zarza.
Declarado Monumento Nacional en 1992, ha sido recientemente restaurado recogiendo gran parte de la obra pictórica del referido artista junto a mobiliario del palacio y dos retratos de gran tamaño de Joaquin Sorolla, asimismo se puede visitar el patio exterior de clasico estilo castellano, las dependencias y cocina de los sirvientes del palacio asi como las caballerizas del mismo.
Una vez fuera del palacio y en la Plaza Corral de Campanas se encuentra el Torreon de los Guzmanes, edificio de principios del S.XVI, fue mandado construir por el linaje de los
Mújica. Destaca la torre cuadrangular renacentista que, ejecutada en
sillería y mampostería, remata en merlones trebolados y matacanes, con
atalayas voladas con aspilleras en las esquinas, denotando su carácter
defensivo.
El patio central porticado es de doble galería, con columnas toscanas dóricas y arcos apainelados, abajo, y adintelada, arriba. Decoran el conjunto florones y blasones nobiliarios.
Declarado Monumento Nacional en 1983, actualmente es sede de la Diputación Provincial de Ávila. En las antiguas caballerizas se ha instalado "vetona", el Centro de Interpretación de la cultura vettona.
A escasos metros del Torreon y adosada a la muralla se situa el Palacio de los Davila.
La muralla tendría, hacia el interior, un segundo cinturón defensivo constituido por los palacios de la nobleza y el clero que, adosados intramuros, permitirían la defensa de posibles revueltas populares y/o incursiones del enemigo en la ciudad. Es el caso del palacio de los Dávila que, adosado al lienzo meridional, supone el mejor ejemplo de palacio medieval fortificado.
Construido en el S.XIII, en el mismo material granítico que la muralla, se irán añadiendo elementos hasta el S.XVI. La fachada occidental, con ventanas geminadas en la planta superior, data del S.XIII, con una portada gótica ojival; una segunda puerta en esta fachada, es adintelada, y data del S.XIV.
Los matacanes y merlones de la fachada septentrional denotan el carácter defensivo del palacio. Al margen de las ventanas geminadas góticas, destacan las dos puertas en arco de medio punto de gran dovelaje; sobre la más occidental se desarrollan unos relieves con dos salvajes encadenados flanqueados por dos caballeros con trompetas.
Completa el conjunto una ventana renacentista de 1541, mandada construir por Pedro Dávila y enmarcada por columnillas y remate en frontón con el escudo de armas de los Dávila. Por aquel entonces las puertas de la muralla se cerraban de noche. Para evitar la prohibición, se abrió una puerta en la muralla sin autorización. Ordenado su cierre, Pedro Dávila, en despecho por la orden, mandará abrir esta ventana, en la que puede leerse "Donde una puerta se cierra, otra se abre".
Al mediodía destaca, del S.XVI, la galería-mirador abierta en la muralla sobre la puerta del Rastro.
Atravesamos la Puerta del Rastro y volvemos a salir al paseo que le da el nombre de la puerta, este va siguiendo la muralla y en el se pueden ver galerias, ventanas, balcones y torres sobre el lienzo de la muralla. La Puerta del Rastro esta flaqueada por dos torres de planta cuadrada que sostienen el balcon de Doña Giomar del siglo XVI.
Desde el Paseo del Rastro podemos observar unas bonitas vistas de la ciudad de Avila con la iglesia de Santiago.
Una vez rodeada la muralla y antes de llegar a la Plaza del Mercado Grande podemos visitar el Convento de las Concepcionistas.
El traslado de las carnicerías mayores acarreó gran número de protestas, motivando el retorno a sus lugares de inicio al poco tiempo (Mercado Grande y Mercado Chico), y trasladándose, a cambio, el peso de la harina (control sobre el grano y harina que entraba en la ciudad), función que desempeñó hasta el S.XIX.
Su construcción había supuesto inconvenientes para el tránsito ordinario por el postigo del Obispo, principalmente al cabildo catedralicio. Las quejas llevaron a Felipe II a prescribir, en 1597, el tapiado del postigo del Obispo y la apertura de una nueva puerta a través de la Casa de Carnicerías, quedando el edificio dividido en dos: uno servía de alhóndiga para el vino y de peso de la harina; y el otro continuará usándose como posada de jueces y capitanes.
Actualmente contiene la Oficina Municipal de Turismo, siendo uno de los puntos de acceso a la muralla.
Accedemos al interior de la Casa para disponernos a visitar la muralla de Avila y recorrer parte del recorrido integro del mismo, casi 2 kilometros desde aqui hasta la puerta del Puente, durante el recorrido podemos obtener unas vista maravillosas de la ciudad tanto de fuera como de dentro del recinto amurallado, pasaer por el adarve, subir a los torreones, etc.
Las murallas son la imagen inequívoca asociada a la ciudad abulense y fueron la baza fundamental para que, junto a las iglesias románicas, en 1985 la UNESCO incluyese la ciudad en la Lista del Patrimonio mundial. Sin duda impresiona este recinto defensivo que cuenta con un perímetro de 2.516 m, con 87 torreones o cubos y 9 puertas siendo considerado como el recinto amurallado urbano mejor conservado del mundo. Por ello, no se debe abandonar la ciudad sin recorrer la muralla bien desde el adarve bien rodeándola perimetralmente. En la actualidad, se pueden recorrer 1.700 metros del adarve con tres accesos y un cuarto apto para personas con movilidad reducida.
La Edad Media va a ser el escenario del surgimiento de la muralla más o menos como la conocemos en la actualidad, con su perímetro de unos 2,5 km., en el que se levantan sus lienzos y torreones, y sus puertas principales. Se levantará a lo largo del siglo XII, si bien, la ciudad medieval nunca careció de muros. La población se fue acomodando al interior y fuera de la cerca, expandiéndose los arrabales que se configuraban en torno a las iglesias parroquiales, cuya construcción vivirá un momento de gran desarrollo en época románica. Otros edificios jugarán un papel destacado en su interrelación con las murallas, bien integrándola, como es el caso del Alcázar; bien abriéndose paso ante ella, como ocurre con la cabecera de la Catedral; y en otros casos adosándose intramuros, caso del Episcopio. Durante los siglos medievales, las defensas fueron objeto de reformas y reparaciones, no solo como consecuencia del desgaste propio de un edificio de estas características y dimensiones, sino, a tenor de los avances y novedades que conoció el desarrollo de la guerra.
Aunque no se conocen los detalles de su construcción, ni los nombres de los que participaron en la misma, probablemente trabajasen cristianos y mudéjares. A estos últimos se les atribuyen los frisos de esquinilla y las labores de ladrillo que rematan gran parte de los lienzos norte y oeste, o los arcos de ladrillo que dan paso a los cubos en esa misma zona.
El mantenimiento corría a cargo del concejo y entre los cargos municipales figura un veedor de las obras de los muros. En relación con su conservación, un documento publicado por Serafín de Tapia recoge como se repartía: Los caballeros e hidalgos hacían la ronda, los ciudadanos velaban, los campesinos reparaban los adarves, limpiaban los fosos y acarreaban los materiales necesarios mientras que los moros ponían las manos y los judíos el hierro; minorías que también eran obligadas a velar.
La visita nos permite comprobar como la construcción de sus lienzos y cubos se fue adaptando al terreno. Así, los lienzos meridionales tienen una menor altura debido al escarpe natural sobre el que se asientan mientras que el occidental y el norte se van haciendo más fuertes y es en la zona oriental donde alcanzan su mayor desarrollo. Allí fue preciso reforzar las defensas de la ciudad por ser la zona más accesible y por ello, se levantó el alcázar, se reforzaron las dos puertas que pasan a ser las más fuertes, la del Alcázar y la de San Vicente y ante los muros se dispuso un sistema defensivo formado por un foso y una barbacana.
Recorriendo el recinto amurallado descubriremos las nueve puertas que en él se abren: Puerta del Alcázar, del Peso de la Harina, de San Vicente, del Mariscal, del Carmen, del Adaja, de la Malaventura, de la Santa o Montenegro y del Rastro. Cada una con una función y trazado diferente. Esta variedad también se aprecia en las almenas que rematan sus muros y en sus cubos a pesar de su imagen como un todo homogéneo.
La muralla ha llegado a nosotros bastante bien conservada, pero para ello fueron necesarias diversas actuaciones, generalmente acertadas, que independientemente de su alcance han sido decisivas en la imagen y en el estado actual de la misma. Estas labores de mantenimiento se sucedieron periódicamente desde su construcción pero se han redoblado en las últimas décadas con el fin de posibilitar un uso lúdico y turístico de la defensa.
A la muralla se puede acceder por tres puntos diferentes: Casa de las Carnicería (junto al ábside de la catedral), Puerta del Alcázar y Puerta del Puente (tramo accesible) complementándose con un cuarto punto de salida en la Puerta del Carmen.
Terminamos nuestro viaje por la muralla saliendo por la Puerta del Puente para desde ahi dirigirnos a visitar algunos de los monumentos cercanos al paso del rio Adaja por la ciudad de Avila.
Primero visitamos el Molino de la Losa, antiguo molino harinero que utilizaba la fuerza y el paso del rio para la molienda del cereal, hoy esta convertido en uno de los restaurantes referencia de la ciudad por su buena gastronomia.
Seguidamente visitamos las antiguas tenerías judías de (el barrio de) San Segundo, donde los judíos abulenses se dedicaban a la industria de la tintorería y el curtido de pieles fueron objeto de un alto presupuesto municipal para el proyecto de su restauración general y puesta en valor. Dicha obra arqueológica debería estar finalizada y abierta al público antes de que llegue el nuevo año.
Las tenerías judías de Avila estuvieron en uso al menos desde el S XIV hasta el S XVII.
El barrio de S. Segundo se sitúa en el Arrabal del Puente, conocido por ser sede industrial de diversa artesanía, como batanas y telares, molinos y tenerías, tal cual se cuenta en la Crónica Abulense. Entre los años 2001 y 2005 se realizaron las prospecciones arqqueológicas que sacaron a la luz las antiguas tenerías judías, y desde entonces se ha estado trabajando en su restauración monumental.
Y por ultimo la Ermita de San Segundo.
Emplazada en la ribera del río Adaja, se levanta, en granito "caleño", entre 1130 y 1160. Anteriormente a la titularidad de San Segundo (dada tras el hallazgo, en 1519, de los restos del primer obispo de la ciudad), su advocación fue a San Sebastián y Santa Lucía. Los restos del obispo serán trasladados, en 1615 y en medio de grandes fastos, a la capilla de San segundo, adosada al cimorro de la catedral y construida a tal efecto.
Con planta de inspiración basilical, tiene tres naves y cabecera triabsidada, cerrada con bóvedas de cañón y de horno. Una desviación NE en la orientación probablemente responda a la existencia de un templo anterior o a un fallo de replanteo. La portada meridional está configurada por cinco arquivoltas sobre columnas; otras de similares características, al Norte y Oeste, fueron sustituidas en el S.XVI. La armadura de las naves fue reemplazada, en 1521, por un armazón de influencia mudéjar. El aspecto actual es consecuencia de las reformas acometidas a partir del S. XVI.
La decoración escultórica románica se reduce a unos capiteles con decoración vegetal y figurativa. En el interior destaca la escultura orante de San Segundo, obra de Juan de Juni.
Una vez visitada la ermita volvemos a la puerta del puente y accedemos otra vez al interior del recinto amurallado para subir por la calle Marque de Santo Domingo para visitar los Hornos Post-Medievales.
Posiblemente durante el S.XVI (nunca con anterioridad) se construye un alfar dedicado a la fabricación industrial de recipientes cerámicos, en un lugar de la ciudad intramuros, pero poco habitado y directamente relacionado con el río Adaja, al que se accedía por el cercano arco del Adaja o San Segundo. La arrabal del Adaja, en estas fechas, era una zona industriosa, donde, por su proximidad al río, se llevarían a cabo las actividades más insalubres y necesitadas de agua: tenerías, tintes, telares, batanes y molinos.
Otro tipo de actividades menos insalubres, como lo es la alfarería, podrían desarrollarse intramuros. El alfar se mantendrá en uso hasta el S.XVIII, momento en que la actividad cesará. Tras la demolición de las estructuras aéreas y colmatación de las subterráneas, ya a finales del S.XVIII- principios del S.XIX, en el solar se llevarán a cabo importantes aportes de paquetes de relleno, transformando el ámbito en huertas.
Una vez visitado los hornos, nos dirigimos por la calle Cucadero hasta llegar a la Plaza de San Esteban que da nombre a la iglesia que ahi se situa.
Construida a mediados del S.XII, es la única iglesia románica que se conserva intramuros. Edificada en piedra "caleña", de su estructura original conserva el potente ábside, el cierre septentrional y los materiales reutilizados en el S.XVI en su reconstrucción. La portada se organiza a partir de una arquivolta decorada con rosetas de cuatro pétalos, suponiendo una reinterpretación de la portada original desmontada. El ábside únicamente queda roto por dos columnillas y por los canecillos del alero, con decoración influenciada por el románico cántabro.
Y aqui hacemos un alto para comer en uno de los muchos restaurantes que hay dentro del recinto amurallado y probar la rica gastronomia abulense de la que daremos cuenta mas adelante.
Reanudamos nuestro recorrido en la Plaza Italia que se encuentra situada enfrente de la Casa de las Carnicerias, ahi podemos visitar el Palacio de los Serrano, edificio construido en estilo renacentista, en 1557, perteneció al regidor Pedro Álvarez Serrano. Ejecutado en sillarejo de granito, tiene tres alturas, hecho anómalo en la ciudad. La portada principal adintelada, orientada a Saliente, está enmarcada por pilastras estriadas corintias y arquitrabe liso, sobre el que se hallan dos escusones laterales, coronados por flameros, con blasones familiares flanqueando un medallón central. En su interior destaca el patio adintelado, del que sólo restan dos crujías.
Justo enfrente de este edificio se situa la iglesia de San Tome El Viejo, se construye extramuros, a mediados del S.XII, frente a la puerta de la muralla del Peso de la Harina, acceso que se abre en el S.XVI cuando se ciega la del Obispo.
Construida en granito "caleño", del S.XII se conservan, al margen de algunos elementos en su interior, las portadas oriental y meridional en arco de medio punto con arquivoltas que apoyan en columnas en la portada Oeste, y sobre la imposta de los capiteles en la Sur; ofrecen una rica decoración figurativa, vegetal y geométrica. En 1520 se eliminarán los ábsides de la cabecera y los arcos de separación de las naves (sustituidas por columnas que forman a cada lado dos arcos de gran tamaño), quedando reducida la planta a una nave rectangular.
Al margen de los propios de una iglesia, muchos usos ha tenido este edificio románico. Tras la desamortización de Mendizábal, pasará a manos privadas, sirviendo de garaje y surtidor de gasolina hasta 1960, en que pasará al Estado. En 1963 es Declarado Monumento nacional. En la actualidad es un anexo del Museo Provincial que, abierto al público, funciona como almacén de elementos arqueológicos en piedra.
Desde aqui y cerca de este se situa la Plaza Nalvillos donde se encuentra la sede del Museo Provincial de Avila, creado en 1913 el Museo Provincial de Ávila tiene su sede, desde 1969, en la Casa de Los Deanes. Consta de tres secciones: Arqueología (cultura material), Bellas Artes (obras del SS.XIII al XX), y Etnología (cultura material en extinción).
Desde aqui y por la calle Arturo Duperier llegamos a la Ermita del Humilladero, el edificio se encuentra ubicada frente a la puerta de San Vicente del lienzo este de la muralla, en los aledaños de la Basílica de los Santos Mártires Vicente, Sabina y Cristeta, es la sede de la Hermandad penitencial más antigua de Ávila: el Ilustre Patronato de la Santa Vera Cruz, erigido canónicamente hacia 1540 en el Monasterio de San Francisco, extramuros de la ciudad (actualmente Auditorio Municipal).
Con la visita al Monasterio de la Encarnacion terminamos nuestra ruta y visita a la preciosa ciudad de Avila. Durante el fin de semana hemos visitados numerosos monumentos de la ciudad pero han quedado algunos que no hemos podido visitar por falta de tiempo.
Monumentos como la Ermita de Santa Maria de la Cabeza, la Iglesia de San Martin, la iglesia de San andres, la iglesia de San Juan de la Cruz, el Monasterio de San Francisco, el Convento de San Antonio, el Real Monasteriode Santa Ana, la Ermita del Cristo de la Luz, la iglesia de Santa Maria de Jesus, el Real Monasterio de Santo Tomas, la Ermita de las Vacas, el Convento de Nuestra Señora de Gracia, la iglesia de Santiago y la iglesia de San Nicolas de Bari.
GASTRONOMIA:
Son característicos en las mesas abulenses los platos de judías del Barco, el chuletón de Ávila, las patatas revolconas y las yemas de Santa Teresa. También son típicos de la ciudad el hornazo, bollo de pan relleno de chorizo, tocino, lomo y huevo, las mollejas de ternera o el cochinillo (denominado tostón asado), cuchifrito en la capital y al horno en Arévalo.
Las fiestas patronales de Ávila son las de Santa Teresa de Jesús, el
15 de octubre, y San Segundo, el 2 de mayo. Las fiestas de verano de la
ciudad tienen lugar durante la segunda quincena de julio. También es patrona de Ávila la virgen de Sonsoles.
La Semana Santa en Ávila es considerada como de Interés Turístico Regional desde el año 1993 y como de Interés Turístico Nacional desde el año 2005. Desde 2014 hasta la actualidad es considerada como de Interés Turístico Internacional.
El patio central porticado es de doble galería, con columnas toscanas dóricas y arcos apainelados, abajo, y adintelada, arriba. Decoran el conjunto florones y blasones nobiliarios.
Declarado Monumento Nacional en 1983, actualmente es sede de la Diputación Provincial de Ávila. En las antiguas caballerizas se ha instalado "vetona", el Centro de Interpretación de la cultura vettona.
A escasos metros del Torreon y adosada a la muralla se situa el Palacio de los Davila.
La muralla tendría, hacia el interior, un segundo cinturón defensivo constituido por los palacios de la nobleza y el clero que, adosados intramuros, permitirían la defensa de posibles revueltas populares y/o incursiones del enemigo en la ciudad. Es el caso del palacio de los Dávila que, adosado al lienzo meridional, supone el mejor ejemplo de palacio medieval fortificado.
Construido en el S.XIII, en el mismo material granítico que la muralla, se irán añadiendo elementos hasta el S.XVI. La fachada occidental, con ventanas geminadas en la planta superior, data del S.XIII, con una portada gótica ojival; una segunda puerta en esta fachada, es adintelada, y data del S.XIV.
Los matacanes y merlones de la fachada septentrional denotan el carácter defensivo del palacio. Al margen de las ventanas geminadas góticas, destacan las dos puertas en arco de medio punto de gran dovelaje; sobre la más occidental se desarrollan unos relieves con dos salvajes encadenados flanqueados por dos caballeros con trompetas.
Completa el conjunto una ventana renacentista de 1541, mandada construir por Pedro Dávila y enmarcada por columnillas y remate en frontón con el escudo de armas de los Dávila. Por aquel entonces las puertas de la muralla se cerraban de noche. Para evitar la prohibición, se abrió una puerta en la muralla sin autorización. Ordenado su cierre, Pedro Dávila, en despecho por la orden, mandará abrir esta ventana, en la que puede leerse "Donde una puerta se cierra, otra se abre".
Al mediodía destaca, del S.XVI, la galería-mirador abierta en la muralla sobre la puerta del Rastro.
Atravesamos la Puerta del Rastro y volvemos a salir al paseo que le da el nombre de la puerta, este va siguiendo la muralla y en el se pueden ver galerias, ventanas, balcones y torres sobre el lienzo de la muralla. La Puerta del Rastro esta flaqueada por dos torres de planta cuadrada que sostienen el balcon de Doña Giomar del siglo XVI.
Desde el Paseo del Rastro podemos observar unas bonitas vistas de la ciudad de Avila con la iglesia de Santiago.
Una vez rodeada la muralla y antes de llegar a la Plaza del Mercado Grande podemos visitar el Convento de las Concepcionistas.
Construida en estilo románico tardío
de finales del S.XII, se eleva, extramuros, frente al torreón del
Homenaje de la muralla. Es ahora iglesia de las monjas franciscanas de
la Concepción.
Litúrgicamente orientada y fabricada en
granito "caleño", del antiguo templo conserva el acceso Oeste y Norte y
el ábside, que ofrece la particularidad de tener dos alturas, con sus
correspondientes aleros de canes animalísticos. Destaca la portada
occidental, en arco de medio punto decreciente con cinco arquivoltas que
se elevan desde columnas, cuyos capiteles están decorados con hojas,
gallos y otras aves. Una espadaña barroca se eleva al oeste del conjunto
arquitectónico.
El interior es de tres naves, individualizadas por amplios y robustos arcos formeros rebajados del S.XVI.
Y llegamos a la Plaza del Mercado Grande o de Santa Teresa, esta es uno de los lugares mas representativos de la ciudad de Avila. Los diversos documentos y restos arqueologicos confirman el uso de la misma como lugar de mercados y ferias, destaca en esta plaza la Puerta del Alcazar, uno de los accesos a la muralla, la estatua a Santa Teresa y la iglesia de San Pedro.
Presidiendo la plaza del Mercado Grande, se proyecta a semejanza de la
basílica de San Vicente la iglesia de San Pedro. En su atrio los monarcas juraron respetar los
fueros de Castilla, lo que denota la importancia de esta iglesia en el
período de mayor relevancia política de la ciudad.
Tiene planta de cruz latina, con nave central de mayores dimensiones que las laterales. Iniciada en el segundo cuarto del S.XII y concluida ya en el S.XIII, tras un periodo en el que las obras estuvieron paralizadas, en la arquitectura y en la decoración se observa una interesante evolución, fruto de esta dilatada construcción.
En la triple cabecera, con ábside por cada una de las naves, aglutina un magnífico repertorio escultórico con motivos vegetales, faunísticos, geométricos y escenas bíblicas. En el S.XIII se cubrirían las techumbres con bóvedas de cañón y crucería. El transcurrir del tiempo conllevó que los arcos comenzasen a apuntarse como prolegómeno de las corrientes góticas. Por último se levantó la torre sobre el punto en el que se cruza la nave principal y el crucero.
La fachada principal se articula en dos cuerpos: el superior, dominado por un gran rosetón, y el inferior, que alberga una portada en la que el vano de entrada es magnificado por seis arquivoltas sin decoración. Similar, pero de menores dimensiones, es la portada meridional. El acceso norte es el más elaborado, moldurado con cinco arquivoltas, dos ornamentadas con las típicas rosetas de Ávila.
En el interior destacan las tablas distribuidas por los muros de las naves, los altares renacentistas, el retablo de la capilla mayor, y sus rejas.
Tiene planta de cruz latina, con nave central de mayores dimensiones que las laterales. Iniciada en el segundo cuarto del S.XII y concluida ya en el S.XIII, tras un periodo en el que las obras estuvieron paralizadas, en la arquitectura y en la decoración se observa una interesante evolución, fruto de esta dilatada construcción.
En la triple cabecera, con ábside por cada una de las naves, aglutina un magnífico repertorio escultórico con motivos vegetales, faunísticos, geométricos y escenas bíblicas. En el S.XIII se cubrirían las techumbres con bóvedas de cañón y crucería. El transcurrir del tiempo conllevó que los arcos comenzasen a apuntarse como prolegómeno de las corrientes góticas. Por último se levantó la torre sobre el punto en el que se cruza la nave principal y el crucero.
La fachada principal se articula en dos cuerpos: el superior, dominado por un gran rosetón, y el inferior, que alberga una portada en la que el vano de entrada es magnificado por seis arquivoltas sin decoración. Similar, pero de menores dimensiones, es la portada meridional. El acceso norte es el más elaborado, moldurado con cinco arquivoltas, dos ornamentadas con las típicas rosetas de Ávila.
En el interior destacan las tablas distribuidas por los muros de las naves, los altares renacentistas, el retablo de la capilla mayor, y sus rejas.
Enfrente de esta se situa la iglesia de Santa Maria de las Angustias, el edificio se encuentra en fase de rehabilitacion y no pudimos obtener informacion de la misma.
Desde la Plaza del Mercado Grande partimos por la calle Duque de Alba para visitar otro de los monumentos emblematicos de la vida de Santa Teresa de Jesus como es el Convento de San Jose.
A finales del S.XIX, coincidiendo con la
llegada del ferrocarril, el monasterio se componía de un conjunto de
casas, que se agruparon creando un espacio arquitectónico que aún hoy se
conserva y una pequeña iglesia, hoy desaparecida, que fue sustituida,
entre 1608-1615, por otra levantada con las trazas del arquitecto
Francisco de Mora, que planteó el prototipo de iglesia carmelitana, con
una planta longitudinal de nave única y orientación norte-sur; a cada
lado de la nave se abren tres capillas.
El único acceso se abre a mediodía,
concibiéndose la fachada tipo carmelitana, posteriormente reproducida en
otras iglesias. Su estructura se encuentra coronada por un frontón
triangular con un gran óculo en el centro. Bajo él se abre un nicho con
la imagen del santo titular en mármol blanco.
Es este convento la primera fundación,
recogiendo el ideal monástico de Teresa de Ávila, caracterizado por la
sencillez y austeridad. Conserva las antiguas dependencias conventuales,
que permiten imaginar cómo era aquel primer convento de la reforma y el
espíritu de su promotora: cocina, refectorio, celda de la santa,
claustro, campana fundacional y la escalera del diablo, por la que
Teresa cayó en las Navidades de 1577, rompiéndose el brazo izquierdo.
Varios de estos elementos pueden contemplarse en el museo del convento.
Volviendo sobre nuestros pasos volvemos de nuevo a la plaza y desde ahi nos dirijimos a escasos metros al edificio de las Casas de las Carnicerias y de la Misericordia.
Atribuida a Francisco de Mora, se construye, adosada al paramento
exterior de la muralla, en 1590-1591 con la finalidad de implantar un
almacén para vender el vino que entrara en la ciudad, albergando,
además, las dos carnicerías mayores.El traslado de las carnicerías mayores acarreó gran número de protestas, motivando el retorno a sus lugares de inicio al poco tiempo (Mercado Grande y Mercado Chico), y trasladándose, a cambio, el peso de la harina (control sobre el grano y harina que entraba en la ciudad), función que desempeñó hasta el S.XIX.
Su construcción había supuesto inconvenientes para el tránsito ordinario por el postigo del Obispo, principalmente al cabildo catedralicio. Las quejas llevaron a Felipe II a prescribir, en 1597, el tapiado del postigo del Obispo y la apertura de una nueva puerta a través de la Casa de Carnicerías, quedando el edificio dividido en dos: uno servía de alhóndiga para el vino y de peso de la harina; y el otro continuará usándose como posada de jueces y capitanes.
Actualmente contiene la Oficina Municipal de Turismo, siendo uno de los puntos de acceso a la muralla.
Accedemos al interior de la Casa para disponernos a visitar la muralla de Avila y recorrer parte del recorrido integro del mismo, casi 2 kilometros desde aqui hasta la puerta del Puente, durante el recorrido podemos obtener unas vista maravillosas de la ciudad tanto de fuera como de dentro del recinto amurallado, pasaer por el adarve, subir a los torreones, etc.
Las murallas son la imagen inequívoca asociada a la ciudad abulense y fueron la baza fundamental para que, junto a las iglesias románicas, en 1985 la UNESCO incluyese la ciudad en la Lista del Patrimonio mundial. Sin duda impresiona este recinto defensivo que cuenta con un perímetro de 2.516 m, con 87 torreones o cubos y 9 puertas siendo considerado como el recinto amurallado urbano mejor conservado del mundo. Por ello, no se debe abandonar la ciudad sin recorrer la muralla bien desde el adarve bien rodeándola perimetralmente. En la actualidad, se pueden recorrer 1.700 metros del adarve con tres accesos y un cuarto apto para personas con movilidad reducida.
La Edad Media va a ser el escenario del surgimiento de la muralla más o menos como la conocemos en la actualidad, con su perímetro de unos 2,5 km., en el que se levantan sus lienzos y torreones, y sus puertas principales. Se levantará a lo largo del siglo XII, si bien, la ciudad medieval nunca careció de muros. La población se fue acomodando al interior y fuera de la cerca, expandiéndose los arrabales que se configuraban en torno a las iglesias parroquiales, cuya construcción vivirá un momento de gran desarrollo en época románica. Otros edificios jugarán un papel destacado en su interrelación con las murallas, bien integrándola, como es el caso del Alcázar; bien abriéndose paso ante ella, como ocurre con la cabecera de la Catedral; y en otros casos adosándose intramuros, caso del Episcopio. Durante los siglos medievales, las defensas fueron objeto de reformas y reparaciones, no solo como consecuencia del desgaste propio de un edificio de estas características y dimensiones, sino, a tenor de los avances y novedades que conoció el desarrollo de la guerra.
Aunque no se conocen los detalles de su construcción, ni los nombres de los que participaron en la misma, probablemente trabajasen cristianos y mudéjares. A estos últimos se les atribuyen los frisos de esquinilla y las labores de ladrillo que rematan gran parte de los lienzos norte y oeste, o los arcos de ladrillo que dan paso a los cubos en esa misma zona.
El mantenimiento corría a cargo del concejo y entre los cargos municipales figura un veedor de las obras de los muros. En relación con su conservación, un documento publicado por Serafín de Tapia recoge como se repartía: Los caballeros e hidalgos hacían la ronda, los ciudadanos velaban, los campesinos reparaban los adarves, limpiaban los fosos y acarreaban los materiales necesarios mientras que los moros ponían las manos y los judíos el hierro; minorías que también eran obligadas a velar.
La visita nos permite comprobar como la construcción de sus lienzos y cubos se fue adaptando al terreno. Así, los lienzos meridionales tienen una menor altura debido al escarpe natural sobre el que se asientan mientras que el occidental y el norte se van haciendo más fuertes y es en la zona oriental donde alcanzan su mayor desarrollo. Allí fue preciso reforzar las defensas de la ciudad por ser la zona más accesible y por ello, se levantó el alcázar, se reforzaron las dos puertas que pasan a ser las más fuertes, la del Alcázar y la de San Vicente y ante los muros se dispuso un sistema defensivo formado por un foso y una barbacana.
Recorriendo el recinto amurallado descubriremos las nueve puertas que en él se abren: Puerta del Alcázar, del Peso de la Harina, de San Vicente, del Mariscal, del Carmen, del Adaja, de la Malaventura, de la Santa o Montenegro y del Rastro. Cada una con una función y trazado diferente. Esta variedad también se aprecia en las almenas que rematan sus muros y en sus cubos a pesar de su imagen como un todo homogéneo.
La muralla ha llegado a nosotros bastante bien conservada, pero para ello fueron necesarias diversas actuaciones, generalmente acertadas, que independientemente de su alcance han sido decisivas en la imagen y en el estado actual de la misma. Estas labores de mantenimiento se sucedieron periódicamente desde su construcción pero se han redoblado en las últimas décadas con el fin de posibilitar un uso lúdico y turístico de la defensa.
A la muralla se puede acceder por tres puntos diferentes: Casa de las Carnicería (junto al ábside de la catedral), Puerta del Alcázar y Puerta del Puente (tramo accesible) complementándose con un cuarto punto de salida en la Puerta del Carmen.
Terminamos nuestro viaje por la muralla saliendo por la Puerta del Puente para desde ahi dirigirnos a visitar algunos de los monumentos cercanos al paso del rio Adaja por la ciudad de Avila.
Primero visitamos el Molino de la Losa, antiguo molino harinero que utilizaba la fuerza y el paso del rio para la molienda del cereal, hoy esta convertido en uno de los restaurantes referencia de la ciudad por su buena gastronomia.
Seguidamente visitamos las antiguas tenerías judías de (el barrio de) San Segundo, donde los judíos abulenses se dedicaban a la industria de la tintorería y el curtido de pieles fueron objeto de un alto presupuesto municipal para el proyecto de su restauración general y puesta en valor. Dicha obra arqueológica debería estar finalizada y abierta al público antes de que llegue el nuevo año.
Las tenerías judías de Avila estuvieron en uso al menos desde el S XIV hasta el S XVII.
El barrio de S. Segundo se sitúa en el Arrabal del Puente, conocido por ser sede industrial de diversa artesanía, como batanas y telares, molinos y tenerías, tal cual se cuenta en la Crónica Abulense. Entre los años 2001 y 2005 se realizaron las prospecciones arqqueológicas que sacaron a la luz las antiguas tenerías judías, y desde entonces se ha estado trabajando en su restauración monumental.
Y por ultimo la Ermita de San Segundo.
Emplazada en la ribera del río Adaja, se levanta, en granito "caleño", entre 1130 y 1160. Anteriormente a la titularidad de San Segundo (dada tras el hallazgo, en 1519, de los restos del primer obispo de la ciudad), su advocación fue a San Sebastián y Santa Lucía. Los restos del obispo serán trasladados, en 1615 y en medio de grandes fastos, a la capilla de San segundo, adosada al cimorro de la catedral y construida a tal efecto.
Con planta de inspiración basilical, tiene tres naves y cabecera triabsidada, cerrada con bóvedas de cañón y de horno. Una desviación NE en la orientación probablemente responda a la existencia de un templo anterior o a un fallo de replanteo. La portada meridional está configurada por cinco arquivoltas sobre columnas; otras de similares características, al Norte y Oeste, fueron sustituidas en el S.XVI. La armadura de las naves fue reemplazada, en 1521, por un armazón de influencia mudéjar. El aspecto actual es consecuencia de las reformas acometidas a partir del S. XVI.
La decoración escultórica románica se reduce a unos capiteles con decoración vegetal y figurativa. En el interior destaca la escultura orante de San Segundo, obra de Juan de Juni.
Una vez visitada la ermita volvemos a la puerta del puente y accedemos otra vez al interior del recinto amurallado para subir por la calle Marque de Santo Domingo para visitar los Hornos Post-Medievales.
Posiblemente durante el S.XVI (nunca con anterioridad) se construye un alfar dedicado a la fabricación industrial de recipientes cerámicos, en un lugar de la ciudad intramuros, pero poco habitado y directamente relacionado con el río Adaja, al que se accedía por el cercano arco del Adaja o San Segundo. La arrabal del Adaja, en estas fechas, era una zona industriosa, donde, por su proximidad al río, se llevarían a cabo las actividades más insalubres y necesitadas de agua: tenerías, tintes, telares, batanes y molinos.
Otro tipo de actividades menos insalubres, como lo es la alfarería, podrían desarrollarse intramuros. El alfar se mantendrá en uso hasta el S.XVIII, momento en que la actividad cesará. Tras la demolición de las estructuras aéreas y colmatación de las subterráneas, ya a finales del S.XVIII- principios del S.XIX, en el solar se llevarán a cabo importantes aportes de paquetes de relleno, transformando el ámbito en huertas.
Una vez visitado los hornos, nos dirigimos por la calle Cucadero hasta llegar a la Plaza de San Esteban que da nombre a la iglesia que ahi se situa.
Construida a mediados del S.XII, es la única iglesia románica que se conserva intramuros. Edificada en piedra "caleña", de su estructura original conserva el potente ábside, el cierre septentrional y los materiales reutilizados en el S.XVI en su reconstrucción. La portada se organiza a partir de una arquivolta decorada con rosetas de cuatro pétalos, suponiendo una reinterpretación de la portada original desmontada. El ábside únicamente queda roto por dos columnillas y por los canecillos del alero, con decoración influenciada por el románico cántabro.
Y aqui hacemos un alto para comer en uno de los muchos restaurantes que hay dentro del recinto amurallado y probar la rica gastronomia abulense de la que daremos cuenta mas adelante.
Reanudamos nuestro recorrido en la Plaza Italia que se encuentra situada enfrente de la Casa de las Carnicerias, ahi podemos visitar el Palacio de los Serrano, edificio construido en estilo renacentista, en 1557, perteneció al regidor Pedro Álvarez Serrano. Ejecutado en sillarejo de granito, tiene tres alturas, hecho anómalo en la ciudad. La portada principal adintelada, orientada a Saliente, está enmarcada por pilastras estriadas corintias y arquitrabe liso, sobre el que se hallan dos escusones laterales, coronados por flameros, con blasones familiares flanqueando un medallón central. En su interior destaca el patio adintelado, del que sólo restan dos crujías.
Justo enfrente de este edificio se situa la iglesia de San Tome El Viejo, se construye extramuros, a mediados del S.XII, frente a la puerta de la muralla del Peso de la Harina, acceso que se abre en el S.XVI cuando se ciega la del Obispo.
Construida en granito "caleño", del S.XII se conservan, al margen de algunos elementos en su interior, las portadas oriental y meridional en arco de medio punto con arquivoltas que apoyan en columnas en la portada Oeste, y sobre la imposta de los capiteles en la Sur; ofrecen una rica decoración figurativa, vegetal y geométrica. En 1520 se eliminarán los ábsides de la cabecera y los arcos de separación de las naves (sustituidas por columnas que forman a cada lado dos arcos de gran tamaño), quedando reducida la planta a una nave rectangular.
Al margen de los propios de una iglesia, muchos usos ha tenido este edificio románico. Tras la desamortización de Mendizábal, pasará a manos privadas, sirviendo de garaje y surtidor de gasolina hasta 1960, en que pasará al Estado. En 1963 es Declarado Monumento nacional. En la actualidad es un anexo del Museo Provincial que, abierto al público, funciona como almacén de elementos arqueológicos en piedra.
Desde aqui y cerca de este se situa la Plaza Nalvillos donde se encuentra la sede del Museo Provincial de Avila, creado en 1913 el Museo Provincial de Ávila tiene su sede, desde 1969, en la Casa de Los Deanes. Consta de tres secciones: Arqueología (cultura material), Bellas Artes (obras del SS.XIII al XX), y Etnología (cultura material en extinción).
Desde aqui y por la calle Arturo Duperier llegamos a la Ermita del Humilladero, el edificio se encuentra ubicada frente a la puerta de San Vicente del lienzo este de la muralla, en los aledaños de la Basílica de los Santos Mártires Vicente, Sabina y Cristeta, es la sede de la Hermandad penitencial más antigua de Ávila: el Ilustre Patronato de la Santa Vera Cruz, erigido canónicamente hacia 1540 en el Monasterio de San Francisco, extramuros de la ciudad (actualmente Auditorio Municipal).
Esta singular ermita fue construida
parcialmente en 1550 y concluida en torno a 1596. Supone uno de los
ejemplos más valiosos y mejor conservados de los humilladeros cerrados
catalogados en España. Reproduce la característica planta cuadrangular
centralizada de este tipo de monumentos que, sumada al alzado de sus
hastiales con fachadas renacentistas en tres de sus aberturas, hacen de
esta obra un referente del sencillo modo de hacer en la arquitectura
abulense del siglo XVI.
Alberga esta capilla dos esculturas de
inmenso valor artístico e histórico para la Ciudad. En la hornacina del
altar mayor, preside el espacio sagrado la talla en madera policromada
del Stmo. Cristo de los Ajusticiados, una conmovedora obra anónima del
siglo XVI, que recibe su apelativo por haber asistido a los reos
condenados a muerte en sus últimas horas; obligación ésta que en su
momento tuvieron los hermanos del Ilustre Patronato de la Santa Vera
Cruz.
La otra pieza es la Santa Cruz,
esculpida en madera de pino a principios del siglo XVI, ornada con
policromía que reproduce motivos renacentistas y añadidos de relicarios
entallados de estilo barroco en sus frentes.
Ambas obras, Stmo. Cristo y Santa Cruz,
son elementos destacados de la Semana Santa de Ávila, pues sus pasos
procesionan en la manifestación penitencial más antigua de la Ciudad en
la noche del Jueves Santo, la actualmente conocida como “Procesión de
los Pasos”, que recorre el casco antiguo de Ávila. Además, la escultura
del Stmo. Cristo protagoniza el tránsito del Vía Crucis en la madrugada
del Viernes Santo, acompañando a miles de abulenses en un recorrido
alrededor de la muralla que estremece el alma.
A continuacion visitamos la Basilica de San Vicente, edificio construido en granito "caleño", se levanta, muy condicionada por la
orografía, en el lugar donde la tradición señala fueron martirizados y
enterrados Vicente, Sabina y Cristeta. Es el gran modelo del románico en
Ávila y sus cuidadas proporciones le convierten en un ejemplo único del
románico hispano; receptor de las influencias foráneas y de la fábrica
de la catedral, es al mismo tiempo difusor del estilo en la ciudad.
Su planta es de cruz latina con tres naves de seis tramos y un brazo de crucero, presentando la singularidad de contar con un triforio gótico sobre las naves laterales. La esbelta cabecera triabsidiada se levanta sobre una cripta funeraria de carácter litúrgico.
Su construcción se inicia hacia 1120, ejecutándose la caja general, hasta alcanzar la puerta Oeste; hacia mediados de la centuria (1150-1170), se alzaron las torres y el nártex de entrada, cerrándose las naves laterales con bóvedas de cuarto de cañón deprimido y bóvedas nervadas para la central, que ya anuncian el gótico. A mediados del S.XIII se cubre el cimborrio con bóveda ochavada.
Los capiteles historiados de la capilla mayor, el cenotafio de los santos (obra de Fruchel de mediados del S.XII), en el que se relata la detención, condena y martirio de los santos Vicente, Cristeta y Sabina, la portada occidental y la cornisa meridional, constituyen lo mejor de la escultura románica del templo y de la ciudad.
La galería porticada, adosada al mediodía, se construye en el S.XV.
San Vicente será el primer edificio español restaurado de acuerdo a criterios historicistas, donde Hernández Callejo, Vicente Miranda y, sobre todo, Repullés y Vargas intervinieron desde mediados del S.XIX hasta el primer cuarto del S. XX.
Su planta es de cruz latina con tres naves de seis tramos y un brazo de crucero, presentando la singularidad de contar con un triforio gótico sobre las naves laterales. La esbelta cabecera triabsidiada se levanta sobre una cripta funeraria de carácter litúrgico.
Su construcción se inicia hacia 1120, ejecutándose la caja general, hasta alcanzar la puerta Oeste; hacia mediados de la centuria (1150-1170), se alzaron las torres y el nártex de entrada, cerrándose las naves laterales con bóvedas de cuarto de cañón deprimido y bóvedas nervadas para la central, que ya anuncian el gótico. A mediados del S.XIII se cubre el cimborrio con bóveda ochavada.
Los capiteles historiados de la capilla mayor, el cenotafio de los santos (obra de Fruchel de mediados del S.XII), en el que se relata la detención, condena y martirio de los santos Vicente, Cristeta y Sabina, la portada occidental y la cornisa meridional, constituyen lo mejor de la escultura románica del templo y de la ciudad.
La galería porticada, adosada al mediodía, se construye en el S.XV.
San Vicente será el primer edificio español restaurado de acuerdo a criterios historicistas, donde Hernández Callejo, Vicente Miranda y, sobre todo, Repullés y Vargas intervinieron desde mediados del S.XIX hasta el primer cuarto del S. XX.
Una vez visitada la Basilica cogemos nuestro vehiculo para dirigirnos a visitar el Monasterio de la Encarnacion.
El Monasterio de la Encarnación se funda en 1478 en el interior de la
ciudad amurallada, siendo a principios del S.XVI cuando el convento
carmelita se traslada a las afueras de la ciudad, construyéndose el
monasterio sobre unos terrenos adquiridos al Cabildo y que,
anteriormente, había sido el cementerio judío.
El 4 de abril de 1515, día en que la Santa fue bautizada, se inaugura, aún sin concluir, el monasterio, configurado con cuatro naves que cierran un patio central, con claustro de dos plantas. A finales del S.XVI, la celda que ocupó Teresa de Jesús se destina a oratorio, ideándose construir una capilla, la cual no quedará inaugurada hasta 1717. La configuración actual de la capilla de la Transverberación es a base de cuatro arcos torales y cúpula de media naranja.
En el XVIII se transformó el interior de la primitiva iglesia dentro de una estética barroca. La planta es de cruz latina, con una sola nave cubierta con bóveda de cañón y cúpula con pechinas y linterna. Altares y retablos pertenecen también al gusto barroco. En la fachada meridional del monasterio destaca la gran espadaña, obra de 1715.
El 4 de abril de 1515, día en que la Santa fue bautizada, se inaugura, aún sin concluir, el monasterio, configurado con cuatro naves que cierran un patio central, con claustro de dos plantas. A finales del S.XVI, la celda que ocupó Teresa de Jesús se destina a oratorio, ideándose construir una capilla, la cual no quedará inaugurada hasta 1717. La configuración actual de la capilla de la Transverberación es a base de cuatro arcos torales y cúpula de media naranja.
En el XVIII se transformó el interior de la primitiva iglesia dentro de una estética barroca. La planta es de cruz latina, con una sola nave cubierta con bóveda de cañón y cúpula con pechinas y linterna. Altares y retablos pertenecen también al gusto barroco. En la fachada meridional del monasterio destaca la gran espadaña, obra de 1715.
Este Monasterio es uno de los lugares esenciales de la vida de Teresa de
Ávila, donde permaneció casi ininterrumpidamente desde 1535 hasta 1574.
Cuando Teresa de Cepeda, sin permiso paterno, ingresa en la Orden del
Carmen, el monasterio era uno de los más poblados de la ciudad. Contaba
con un número muy elevado de bienes, y al igual que en otros muchos, la
vida de convento no era rigurosa, existiendo diferencias sociales muy
acusadas entre las monjas. En La Encarnación recibe los consejos de
Francisco de Borja, de Juan de la Cruz y de Pedro de Alcántara, y desde
aquí se preparará la Reforma del Carmelo.
El Convento alberga un museo teresiano. Una de las obras más
sobresalientes es un dibujo realizado por Juan de la Cruz que representa
a Cristo en la Cruz.
Monumentos como la Ermita de Santa Maria de la Cabeza, la Iglesia de San Martin, la iglesia de San andres, la iglesia de San Juan de la Cruz, el Monasterio de San Francisco, el Convento de San Antonio, el Real Monasteriode Santa Ana, la Ermita del Cristo de la Luz, la iglesia de Santa Maria de Jesus, el Real Monasterio de Santo Tomas, la Ermita de las Vacas, el Convento de Nuestra Señora de Gracia, la iglesia de Santiago y la iglesia de San Nicolas de Bari.
GASTRONOMIA:
Son característicos en las mesas abulenses los platos de judías del Barco, el chuletón de Ávila, las patatas revolconas y las yemas de Santa Teresa. También son típicos de la ciudad el hornazo, bollo de pan relleno de chorizo, tocino, lomo y huevo, las mollejas de ternera o el cochinillo (denominado tostón asado), cuchifrito en la capital y al horno en Arévalo.
- Yemas de Ávila. Este dulce típico de la ciudad es fabricado en la pastelería tradicional «La Flor de Castilla» con el nombre de «Yemas de Santa Teresa». El resto de pastelerías de la ciudad también lo fabrican pero bajo la denominación genérica de «Yemas de Ávila» o simplemente «Yemas». Se elaboran como su propio nombre indica a partir de la yema de huevo.
- Chuletón de Ávila. Se trata de un gran chuletón de ternera a la parrilla y poco hecho. Se puede disfrutar en cualquier punto hostelero de la ciudad. El chuletón es de ternera Avileña, raza autóctona de ejemplares negros y de excelente carne. La carne de Ávila tiene indicación geográfica protegida.
FIESTAS:
La Semana Santa en Ávila es considerada como de Interés Turístico Regional desde el año 1993 y como de Interés Turístico Nacional desde el año 2005. Desde 2014 hasta la actualidad es considerada como de Interés Turístico Internacional.
Ferias y certámenes
- Mercado medieval: Durante el fin de semana posterior al primer viernes de septiembre de cada año tiene lugar un mercado medieval en el casco histórico de la ciudad. Se puede disfrutar de una ambientación, espectáculos y gastronomía propias del medievo. El lema bajo el que se celebra de «El mercado de las tres culturas» está referido a las principales culturas que han estado involucradas en la historia de la ciudad: cristiana, judía y musulmana. Durante esta semana parte de la ciudad y muchos de sus habitantes se visten de época y se llevan a cabo pasacalles y espectáculos durante el día y la noche, en distintas zonas temáticas que cuentan con sus respectivas denominaciones: Barrio judío, Zoco árabe, Campamento militar/Arqueros, Mercaderes cristianos, Campamento medieval, Rincón infantil, Episcopio o Cetrería.
- Festival de Teatro de Calle y Artes Circenses. Tiene lugar en temporada veraniega y se llevan a cabo distintos espectáculos callejeros, de índole gratuita.
- Arteávila. Se trata de un certamen anual de artesanía. Tiene lugar durante el mes de agosto en el paseo del Rastro y es organizado por la Asociación de Artesanías Varias de Ávila (ADAVA).
- E Boca. Muestra de vino y productos de la tierra, está promovida por la Asociación de Sumilleres de Ávila (ASA), y en el año 2013 se desarrolló durante el mes de febrero.
- Feria del Libro Antiguo y Ocasión. Certamen ferial anual, es organizado por la Asociación del Libro Viejo y Antiguo de Castilla y León (ALVACAL). Tiene lugar en la plaza de Italia o en el paseo del Rastro.
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