LAS BATUECAS
El Parque natural de Las Batuecas - Sierra de Francia es un espacio natural protegido del oeste español y más concretamente de la esquina suroeste de la comarca de la Sierra de Francia, en la provincia de Salamanca, en Castilla y León, junto al límite con Extremadura.
Su declaración como parque natural se realizó el 11 de julio de 2000. Ocupa total o parcialmente 15 términos municipales: Monsagro, El Maíllo, Serradilla del Arroyo, La Alberca, El Cabaco, Nava de Francia, Mogarraz, Herguijuela de la Sierra, Monforte de la Sierra, Madroñal, Cepeda, Villanueva del Conde, Miranda del Castañar y Sotoserrano. San Martín del Castañar fue incluido el 18 de diciembre de 2008.
Situado al sur de la provincia de Salamanca y con una extensión de
30.183 ha, el Parque Natural forma parte de las estribaciones
occidentales del Sistema Central.
Sus cotas más altas se sitúan en el Pico Hastiala (1.735 m) y en la
cresta de la Peña de Francia, que con sus 1.723 m domina el conjunto de
la comarca.
El Parque se establece en la divisoria de dos cuencas hidrográficas: los ríos Alagón, Francia y Batuecas vierten al Tajo, mientras que el Agadón pertenece al Duero.
La comarca de la Sierra de Francia, designada reserva de la biosfera por la UNESCO junto con la Sierra de Béjar y sus alrededores, es un territorio de sierra y monte marcado por la depresión por la que discurre el río Alagón. Dentro de esta geografía plena de rincones apartados e íntimos, se diferencia por su aislamiento y personalidad el valle de Las Batuecas, que cuenta con un monasterio de Carmelitas Descalzos. La Peña de Francia, aún no siendo el pico más alto del conjunto, es el más famoso de la zona, haciendo de frontera natural con el Valle del Agadón, cuya cabecera, en los términos municipales de Monsagro y Serradilla del Arroyo, también se incluye en este espacio.
Nos desplazamos con nuestro vehiculo desde Salamanca capital hacia este valle que se encuentra a unos 80 kilometros para visitar varios de los pueblos que componen dicha comarca como son La Alberca, Mogarraz y Miranda del Castañar ya que se situan a pocos kilometros unos de otros.
Esta es una sierra abrupta, repleta de pliegues y hermosos valles que guarda el legado de una ocupacion humana ancestral. Como valioso y muy querido por sus habitantes actuales es el patrimonio arquitectonico y etnografico que atesoran sus pequeños pueblos.
Muchos de ellos pueden presumir con argumentos de una arquitectura tradicional conservada a lo largo de sus generaciones.
Amor a lo propio que se ve tambien en sus numerosas manifestaciones festivas, la tradicion artesanal aun viva o la gatronomia.
El primer pueblo que visitamos es la Alberca.
La Alberca es un municipio y localidad española de la provincia de Salamanca, en la comunidad autónoma de Castilla y León. Se integra dentro de la comarca de la Sierra de Francia. Pertenece al partido judicial de Ciudad Rodrigo y a la Mancomunidad Sierra de Francia.
Su término municipal está formado por las localidades de La Alberca, Las Batuecas y Prado Carreras, ocupa una superficie total de 60,73 km² y según los datos demográficos recogidos en el padrón municipal en el año 2016, cuenta con 1125 habitantes.
Su término municipal está formado por las localidades de La Alberca, Las Batuecas y Prado Carreras, ocupa una superficie total de 60,73 km² y según los datos demográficos recogidos en el padrón municipal en el año 2016, cuenta con 1125 habitantes.
El nombre de La Alberca procede de la palabra hebrea "bereka", combinada
con el artículo árabe "al", el nombre Al-Bereka significa lugar de
aguas.
Pasear por sus calles es uno de los principales alicientes, pero no el unico, a los hermosos rincones que componen muchas de sus fachadas, practicamente intactas desde los siglos XVIII y XIX, hay que sumarle otros sitios de interes que iremos mostrando. De hecho la conservacion de su entramado urbano y sus personales caracteristicas arquitectonicas es tal que continua siendo uno de los pueblos mas conocidos y visitados turisticamente de la sierra.
Comenzamos nuestro visita por el pueblo en la Plaza del Padre Arsenio donde nos encontramos una cruz de piedra con dos arcos a ambos lados de esta.
Desde este punto nos adentramos en el pueblo por la calle El Tablao donde empezamos a visuar la arquitectura de las calles empedradas y la singularidad de las casas hasta llegar a la Plaza Mayor.
La población ya estaba asentada en La Alberca desde antes de la llegada de los romanos, como demuestra el castro prerromano sobre el cual se asienta una parte del pueblo. De la época visigoda hay pocos datos, no obstante se sabe que se reutilizó material de estos momentos para construir la Ermita de Majadas Viejas. En los dinteles de las puertas suele haber inscripciones religiosas, esto podría indicar que sus pobladores eran conversos y utilizaban este método para reafirmar su fe.
En la Edad Media, entre los siglos XII y XIII se produjo la repoblación por decisión del rey Alfonso IX de León. Del flujo de gente que llegó a esta tierra, parte destacada fue la de origen francés a través de Raimundo de Borgoña, noble francés casado con la posteriormente reina Urraca I de León, hija primogénita de Alfonso VI de León. Este origen justificaría la numerosa presencia de topónimos franceses en la Sierra de Francia.
En el siglo XIII La Alberca era una villa dependiente de la corona leonesa, siendo de los pocos lugares de la Sierra de Francia que no pertenecía al Condado de Miranda del Castañar, aunque compartía con este su pertenencia al Reino de León.
Al final de la Edad Media destaca un hecho de importancia capital para la zona: el hallazgo de la imagen de la Virgen de la Peña de Francia (1434), que convirtió el santuario construido posteriormente en un lugar de peregrinación, al que se unieron los peregrinos del Camino de Santiago que seguían el llamado Camino del Sur por la Calzada de la Plata. Otro hecho importante de la historia de La Alberca, según cuenta la tradición en 1465 las mujeres albercanas vencieron a las tropas portuguesas del Prior de Crato; en esta victoria se arrebató a los portugueses el pendón, que aún hoy se conserva en el pueblo, esta victoria se festeja el segundo día de la pascua de resurrección.
Precisamente en el siglo XV, Juan II hizo que la villa de La Alberca pasara a depender de la Casa de Alba, que años después logró el control de parte de la Sierra de Francia con el favor de Fernando el Católico, agrupando estos dominios bajo la jurisdicción de la villa cacereña de Granadilla. No obstante La Alberca logró mantener gran autonomía respecto a Granadilla, llegando a tener sus propias ordenanzas en 1515 y a ser Las Hurdes una dehesa de La Alberca hasta 1835.
En el siglo XVII la Peña de Francia, con su Virgen Negra, fue citada por Miguel de Cervantes en El Quijote; siendo el valle de Las Batuecas para Lope de Vega el escenario en el que se refugian dos enamorados que huyen de la Corte. Desde entonces La Alberca, con la Peña de Francia y Las Batuecas, han sido un escenario convertido en mito, en leyenda.
En el siglo XIX, con la creación de las actuales provincias en 1833, La Alberca quedó definitivamente integrado en la provincia de Salamanca, dentro de la Región Leonesa. En 1940 el pueblo se convirtió en Monumento Histórico-Artístico facilitando la conservación del casco urbano. Fue el primer municipio español que consiguió tal distinción.
Si recorres sosegadamente las calles y plazas de La Alberca, el viajero se irá encontrando con atractivos rincones y perspectivas, en los que resalta una arquitectura popular levantada a base de piedras y geométricos entramados de madera.
Destacan los dinteles cincelados con fechas de fundación de las casas, con inscripciones, signos y anagramas religiosos,
que quieren ser profesión visible de fe.
Cada una de las plantas superiores va sobresaliendo sobre la inferior, hasta llegar casi a tocarse los aleros de los tejados
de las casas que se hallan frente a frente, lo que hace que en las calles se produzca un curioso juego de luces y sombras.
La Plaza Mayor es el centro nuralgico del municipio y lugar de encuentro de los lugareños, donde se situa el edificio del ayuntamiento y la oficina de turismo, casi en el centro de la misma nos encontramos con una cruz de piedra y una fuente que emana agua procedente de la sierra. La belleza de esta plaza radica ademas de la arquitectura de las viviendas, en los soportales que la jalonan y en el vestir de las fachadas de las casas con flores que le da una gran belleza.
A las espaldas de la plaza mayor se situa la plaza de la iglesia donde se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Asuncion.
La iglesia parroquial del siglo XVIII, que como curiosidad se terminó el mismo año que la Catedral Nueva de Salamanca en 1733, posee un interesante púlpito en granito policromado del siglo XVI, así como es reseñable el Santísimo Cristo del Sudor.
Adosada a la iglesia se encuentra una gran torre construida unos 212 años antes que la iglesia actual, costeada por los primeros Duques de Alba, tienen el escudo de armas esculpido en un ángulo de la Torre. En 1693 nos cuentan que "tiene un reloj que en nada tiene que envidiar al de Benavente". Y en la torre cada campana
tiene una historia entrañable que contar, cada una acompaña según en
que momentos de la vida el devenir de los albercanos. Cuentan las
crónicas que "…en 1520 al acabar una campana
faltándole metal para acabar las asas de arriba, no dudaron los
albercanos en desprenderse de anillos, joyas de plata y fundirlos para
terminarla…"
Continuamos caminando por sus laberinticas calles hasta llegar a la zona baja del pueblo donde se situa un puente por el cual discurre un rio que pasa por el municipio. No tenemos datos sobre la antigüedad del puente pero a simple vista y por el modelo arquitectonico bien pudiera tratarse de epoca arabe. El entorno en el que se situa es precioso a pesar de que no lleva mucha agua.
Continuamos nuestra visita por el pueblo caminando por el barrio del castillo. Al parecer en esta zona del pueblo se situaba lo que en su dia fue un castillo aunque hoy en dia no quedan restos de este. La singularidad de la zona es que las casas estan construidas sobre rocas lo que posiblemente esa situacion le daria para llamarse asi.
Continuamos nuestro periplo por el pueblo bordeando el mismo por sus calles estrechas y empedradas hasta llegar de nuevo a la Plaza Mayor desde donde partimos por la calle Los Praos hasta llegar al barrionuevo del pueblo donde en un parque nos encontramos con la ermita de San Blas.
Antiguamente conocida como la de Los Santos Mártires, hasta no hace muchos años era el cementerio del pueblo. Tiene un ciprés enhiesto que destaca desde lejos. No se realiza culto en ella, sin embargo para los albercanos cobra especial importancia por la romería de "El Día del Pendón" que allí se celebra atando en su espadaña "el Pendón que las albercanas arrebataron luchando a los portugueses en 1475, y que desde entonces hasta nuestros días se celebra y se da vino gratis el Lunes de Aguas (durante siglos ha sido a costa de los Duques de Alba). Hoy lo paga el ayuntamiento de La Alberca.
Justo al lado del parque y atravesando la carretera que circula por el pueblo se situa la Ermita del Humilladero.
Ermita del Cristo del Humilladero dentro del pueblo, ésta es de la más
antiguas. Como en todos los pueblos que se precien tienen a la entrada
principal de la localidad un Humilladero, este era antiguamente el
camino de entrada desde Salamanca. Su Cristo del Humilladero se saca en
procesión el Jueves Santo de Semana Santa.
Desde esta zona y por la calle Fuente Canal volvemos a adentrarnos en las laberinticas y empedradas calles del pueblo, donde volvemos a descubrir un remanso de paz y sosiego al pasear por ellas.
Se ha dicho que la estructura urbana de La
Alberca es la de una judería, por lo intrincado, laberíntico y secreto
de sus calles. Pero tampoco han faltado
quienes, al recorrer el pueblo, lo han asociado con los arrabales
de Damasco.
La Alberca es así la unión, a lo largo de los siglos, de las culturas cristiana, islámica y judaica.
Y no debes, visitante, dejar de ver la
Plaza, y de detenerte en ella. Con sus fachadas recorridas por dos
series de balcones,
con la luz de la cal, con sus soportales e hileras de columnas
graníticas y con el crucero presidiéndola. Es, sin duda, el eje central
de La Alberca.
Y aqui terminamos nuestra breve pero intensa visita por este maravilloso pueblo.
La Alberca, un pueblo de ensueño, no sólo por sus construcciones
montañesas levantadas con piedras sostenidas con entramados de madera,
sino porque como pocos guarda tradiciones en sus fiestas, en el vestir
–todavía se pueden ver mujeres que conservan en su atuendo vestigios de
viejas costumbres-, en sus artesanías, y en su exquisita gastronomía.
Caminar por La Alberca resulta placenteramente extraño: Uno piensa por
momentos que se encuentra en una antigua judería, o también, en un
intrincado zoco árabe abandonado. Es que sus callejuelas parecen un
laberinto misterioso. Tal vez el efecto lo producen los aleros de las
plantas altas de las casas casi tocándose, cubriendo las callecitas como
si estuvieran techadas, los bajos y robustos dinteles inclinados por el
tiempo, cincelados con fechas de fundación, las gastadas inscripciones
religiosas. La sensación desaparece en la pequeña y deliciosa Plaza
Mayor, que parece grande al abrirse al aire serrano y a la luz.
GASTRONOMIA:
En el terreno gastronómico, La Alberca cuenta con sobrados productos naturales que junto con los del campo
charro hacen de la comida tradicional y popular, una de las más ricas, sabrosas y variadas de la península.
Las carnes uno de sus platos fuertes, con
numerosas especies ganaderas, vacuno, caprino, ovino y porcino. “Cabrito
Cuchifrito"
y asado típicamente serrano que hacen las delicias de quien lo
degusta. Dentro de las carnes tiene un lugar destacado, los embutidos,
jamón de cerdo Ibérico, chorizo, salchichón, lomo, cabeza de lomo,
curados al aire serrano.
Así mismo son muy apreciados los hornazos,
empanada a base de embutidos. El limón serrano hecho con limón, naranja,
huevo duro y chorizo.
Sus vinos, cosechas de la comarca y los
dulces de extraordinaria calidad realizados con productos naturales,
turrones, obleas, perrunillas, miel y polen.
FIESTAS:
En La Alberca, los ritos se hacen celebración y
tradición y los albercanos se visten con trajes hermosísimos, heredados
de sus antepasados.
La fiesta albercana por excelencia es la de la Virgen de la Asunción, celebrada el día 15 de agosto
como fiesta patronal del pueblo
(Diagosto). A lo largo de tres días que siempre tienen su
prolongación, se celebran ritos y ceremonias repetidos año tras año:
El Lunes de Pascua,
se celebra en las eras el día del Pendón, que arrebataron las
albercanas del siglo XV a las
tropas portuguesas del prior de Ocrato. El lunes siguiente (el de
la octava de Pascua) es el día la Romería: en la Plaza, el Ayuntamiento
convida al pueblo y a todos los visitantes a obleas y vino, servido éste
por los escancianos (mozos recién casados).
El lunes de Pentecostés (ahora trasladado al sábado anterior), se celebra la romería de Maralviejas o Majadas Viejas, en
una ermita situada en un bosque de robles cercano al pueblo.
Y llegamos a la del Corpus Christi, una de las más hermosas celebraciones albercanas; se pulen las ventanas y balcones
por donde va a pasar la procesión con colchas y paños bordados.
Siguen vivas muchas costumbres
tradicionales en La Alberca, aunque no se descubran a primera vista, ni
en un viaje rápido,
están arraigadas en lo más profundo del sentir de su gente,
perpetuadas a lo largo de los siglos, es herencia de nuestros
antepasados.
Desde el mismo momento que sus pies pisan las piedras de La
Alberca. Al viajero de ojos curiosos se le muestran en toda su esencia,
transportándolo a través del tiempo a lugares y épocas de leyenda,
en otros sitios olvidados.
Todo se puede resumir en una sola palabra "Medieval".
La Moza de Animas:
Todos los días del año, haga frío o calor, llueva o nieve, al atardecer,
cuando el crepúsculo de la tarde está cayendo, se oye por las calles de La Alberca, el tañir de una campana
acompañada de un salmo y bisbiseo acompasado;
«Fieles cristianos
acordémonos de las benditas almas del
purgatorio
con un padrenuestro y un avemaría
por el amor de Dios»
Da tres toques con la esquila y continúa con la salmodia:
«Otro padrenuestro
y otro avemaría por los que están
en pecado mortal
para que su Divina Majestad
los saque de tan miserable estado»
La Moza de Ánimas, va acompañada por otras mujeres, haciendo un recorrido por las calles del pueblo, parándose en determinadas
esquinas del pueblo para llamar a la oración a los vecinos.
Esta es sin duda una de las tradiciones con más arraigo en La Alberca, y que se conoce desde siempre.
El Marrano de San Anton:
El día 13 de Junio, festividad
de San Antonio de Padua, se
celebra en La Alberca un acontecimiento especial;
un cerdo, también conocido como garrapato o marrano, se suelta por
las calles después de haber sido bendecido, y de que se le coloque
una campana en el cuello; es el Marrano de San Antón, que permanecerá suelto por el pueblo hasta el día 17 de enero, San Antón, día en
el que será sorteado.
Este cerdo vaga libremente por el pueblo, y
los encargados de alimentarlo son los propios vecinos, que en muchas
ocasiones también lo cobijan en alguna cuadra por la noche.
Antiguamente este cerdo era cebado por los vecinos, y después se
entregaba a
la familia más desfavorecida o pobre; en la actualidad el cerdo es
subastado, previa compra de unas papeletas. La recaudación de estas se
destina a obras sociales o a una ONG.
La Loa:
El día 16 de Agosto,
después del encierro matinal por las calles del pueblo, y de que
las campanas de la Iglesia convoquen a los vecinos, se celebra en el
Solano la “loa”.
Ésta no es más que un auto sacramental, en el que se escenifica
la victoria del
bien sobre el mal, pero con
la particularidad de que es uno de los autos sacramentales
medievales, más antiguos de España, la arraigada tradición que tiene en
La Alberca, y la
peculiaridad de sus personajes.
El más destacado sin duda es el conocido como la “serpiente”, un monstruo con cuerpo y cabeza de chivo, y con siete
cabezas de serpientes, que representan los pecados capitales.
Sobre los lomos de la serpiente, hace su aparición el demonio, y
comienza un espectáculo pirotécnico, simulando el fuego del infierno.
El demonio tienta a los galanes que van a celebrar la fiesta de la
Asunción, pero en esos momentos aparece el Arcángel San Miguel,......
Santisimo Cristo del Sudor:
La fiesta del Santísimo Cristo del Sudor suele celebrarse en Mayo, siempre en Domingo. Componen la Cofradía,
más de 100 miembros (aproximadamente), de los que 33 tienen el rango de cofrades, y el resto son “aspirantes”.
Los miembros de esta Cofradía acuden a Misa
con Capa charra y sombrero negro. Es una Cofradía únicamente masculina,
con mucho arraigo y
antigüedad en La Alberca.
El Santísimo Cristo del Sudor se llama así,
porque sudó sangre; es una talla atribuida a Juan de Juni, maestro de
la imaginería castellana.
Carnavales Patahenos:
La figura del Pataheno albercano no puede pasar
desapercibida dentro del ámbito carnavalesco hispano. Es una
representación burlesca de una improvisada de corrida de toros. Que
posiblemente venga de la
suelta de alguna vaquilla carnavalesca para ambientar y divertir
la Plaza convertida en momentáneo coso taurino.
El
pataheno, hombre relleno a base de sacos
de heno y paja, es una figura ridícula, chocante, grotesca, torpe
en movimientos, que quizás lo que intentara es pasar desapercibido,
hasta que la
vaquilla asustada por el extraño bulto le corneara y viera en él
una buena ración de heno y paja para darse un festín.
Hoy la vaquilla se ha transformado en un
hombre-toro con horca en vez de cuernos, y no muy buenas intenciones...
En La Alberca también existió la costumbre
de
hacer un muñeco de paja que representaba a Judas Iscariote y se le
ahorcaba desde lo alto del campanario de la Torre Y la quema del mismo
junto a la
figura noble de piedra del cerdito de San Antón mostraría a este
las bondades mágicas de purificación del fuego, para con los marranos,
gurrinos, cerdos
y mil nombres más.
Dia del Trago:
Se celebra en La Alberca el Lunes siguiente al
del Pendón; coincide con la festividad del Lunes de Aguas en Salamanca;
ese día los
escancianos, aquellos que se hayan casado ese año, son los
encargados de repartir el vino a los vecinos del pueblo reunidos en la
plaza.
El vino se reparte en galletas y
barquillos; las galletas son ánforas de cobre, y los barquillos vasos de
plata; esta celebración también está relacionada con la Provisión de
la Duquesa de Alba de 1547, y la victoria de las albercanas sobre
las tropas portuguesas del Prior de Ocrato.
Hay muchos que afirman, que el motivo de
esta celebración es distinto; su origen estaría en el agua que La
Alberca cedía a pueblos como
Monforte o Sotoserrano, es decir, La Alberca dejaba correr
libremente el curso de los ríos que llevaban agua a estas localidades, a
cambio de un impuesto
tasado en vino. Este podría ser uno de los motivos por los que se
sirve vino del Soto y no de otras localidades.
Estas son algunas de las fiestas o tradiciones mas populares y arraigadas que se celebran durante el año en esta localidad.
Cojemos nuestro vehiculo para dirigirnos al siguiente pueblo que vamos a visitar y que se encuentra a unos 7 kilometros del anterior como es Mogarraz.
Mogarraz es
Conjunto Histórico y Artístico, situado en el corazón del Parque Natural de Las
Batuecas y Sierra de Francia; Reserva de la Biosfera. A causa de su aislamiento
natural Mogarraz ha conservado su
arquitectura civil y militar en perfecto estado. Es una villa medieval
construida y repoblada en el siglo XI por franceses, gascones y roselloneses,
procedencia manifiesta en sus apellidos de origen galo. Se ha conservado
perfectamente hasta nuestros días su arquitectura civil de tramonera y piedra.
Destaca su agricultura en terrazas perfectamente integradas en la naturaleza lo
que llama la atención del visitante. MOGARRAZ conserva sus tradiciones folclóricas, culturales y religiosas en los
dinteles esculpidos de sus puertas, se habla de su historia en epigramas, de su
religión, de sus miedos y esperanzas. Su artesanía es extensamente conocida en
toda España y en el extranjero, sobre todo su joyería y trajes tradicionales,
sus bordados serranos todo ello traído y llevado por ricas leyendas épicas y de
moras encantadas por nuestros arrieros de un punto al otro de la Vía de la
Plata…
El forastero que visita Mogarraz, independientemente de su condicion y cultura, ya sea turista, viajero o caminante, retendra en su mirada multitud de imagenes, formas, luces y sombras, que sin haberlas antes visto, las recordara, y es que el pueblo debido a su aislamiento secular, no ha cambiado esencialmente en siglos. La fundación de Mogarraz se debe al proceso de repoblación llevado a cabo por los reyes leoneses en la Edad Media en la Sierra de Francia. De este modo, Mogarraz pasó a formar parte del alfoz de Miranda del Castañar tras la creación de este por el rey Alfonso IX de León en 1213. Con la creación de las actuales provincias en 1833, Mogarraz fue incluido en la provincia de Salamanca, dentro de la Región Leonesa, adscripción territorial que se ha mantenido vigente hasta la actualidad. La villa, una de las pocas juderías conversas al cristianismo y Conjunto Histórico Artístico, ha "resucitado" los rostros de 388 vecinos que no emigraron en los años sesenta con una exposición, donde los lugareños miran al visitante desde la fachada de la casa que habitaron.
A la entrada del pueblo se situa la Ermita y Fuente del Humilladero, en este sitio empezamos ya a vislumbrar una imagen que se vera al pasear por este pequeño pueblo de poco mas de 300 habitantes como es la fotografia o pintura de las gentes que habitaron o habitan cada vivienda del pueblo.
La Salamanca más rural se vive en esta pequeña localidad de la Sierra de Francia donde no solo los edificios medievales constituye su razón de ser: también el proyecto artístico que, desde 2012, decora las fachadas de sus casas. Impresiona, sin duda. Más si se desconoce por qué cientos de rostros de tamaño considerable decoran las vetustas casas de Mogarraz, el pueblo de los retratos. Caminar por sus estrechas calles empedradas, entre antiguos edificios medievales construidos en piedra, mientras sus miradas parecen vigilar cada uno de nuestros movimientos, resulta un tanto inquietante.
Sin embargo, poco dura esa sensación. Básicamente, el tiempo que tardamos en conocer los detalles de la peculiar historia que se halla tras Retrata2 388, el proyecto por el que Florencio Maíllo, profesor de la Universidad de Salamanca en Bellas Artes, decidió inmortalizar a sus vecinos de su pueblo allá por el 2008 para transformarlo en un auténtico museo al aire libre.
Resulta que, en 1967, un gran número de vecinos de Mogarraz necesitaban renovar su carné de identidad, y para ello precisaban de fotografías nuevas. Un fotógrafo aficionado del pueblo se ofreció a hacerlas, y los negativos de aquellas instantáneas quedaron durante años olvidadas en un cajón. Ya fallecido este, su viuda los encontró por casualidad, y también por casualidad lo comentó con Florencio Maíllo, quien lo tuvo claro: aquello tenía que convertirse en algo más grande.
Pasaron algunos años en los que el pintor se mantuvo ocupado en estos quehaceres sin compartir con nadie cuál era el fin. No fue hasta 2012, y ante la mirada atónita de sus vecinos, que se descubrieron los 388 retratos pintados sobre planchas de latón colgados en las paredes del pueblo, con los años, la colección se ha ido ampliando, que hasta ese momento habían estado tapados con bolsas de plástico: no solo los habitantes de Mogarraz quedaron encantados, también los curiosos y viajeros que, desde entonces y más que nunca, incluyen Mogarraz en su ruta por esta zona de Salamanca.
Hoy lucen en las fachadas de las casas particulares y en las de negocios, en las de la torre vigía del pueblo y en las de la propia iglesia. Todos revelan así quiénes fueron aquellos vecinos que una vez muchos, aún la actualidad, vivieron allí.
En Mogarraz proliferan las casas con entramados, los grandes alerones en los tejados o el trazado irregular de las calles.
Pero tambien es visible un estilo constructivo que no se da en otras poblaciones cercanas, con abundancia del granito, de los callejones o los pasadizos para unir espacios enrevesados, de las escaleras que trepan desde las calles para alcanzar la puerta de entrada a las viviendas.
El pueblo no dispone de un extenso patrimonio monumental, aunque este en si mismo si lo es.
Entre ellos cabe destacar la fuente Caboaldea, la iglesia parroquial de nuestra Señora de las Nieves, o la plaza Mayor.
Hoy Mogarraz, el pueblo de los retratos, está habitada por apenas 300 habitantes que contemplan cómo su pueblo continúa irradiando esa esencia medieval a pesar del paso del tiempo: no es de extrañar que pertenezca al grupo de Pueblos más Bonitos de España, y que además fuera declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1986. Lo mejor es perderse por sus calles, que se retuercen sin ton ni son formando un trazado de lo más irregular. Pararse en sus detalles, en sus balcones floreados y en el esgrafiado de algunos de sus edificios, y dejarse embaucar. Al final del día, probablemente uno acabe planteándose cómo es vivir en un lugar así, donde reina el sosiego.
Llaman la atención esas tradicionales casas serranas protagonizadas por tramoneras que quedan a la vista en sus edificios de piedra y adobe. Sí: también tienen su historia. Y es que Mogarraz fue construida y repoblada en el siglo XII por franceses llegados desde la Gascuña, de ahí que gran parte de sus vecinos continúen teniendo el apellido Cascón —la “g” se convertiría con el tiempo en una “c”—: hasta no hace tanto, también se conservaba el de Rosellón.
Con ellos, además de sus apellidos, trajeron también su cultura, por eso las casas en esta zona de la Sierra de Francia recuerdan más a pequeñas localidades centroeuropeas que a las propias de España. La zona era rica en castaños por aquella época, así que fue la madera utilizada para las estructuras, que durante mucho tiempo permanecieron ocultas tras la cal o, tiempo más tarde, tapadas por chapas reutilizadas de bidones para evitar su deterioro. Ahora vuelven a relucir para deleite de quienes se acercan a conocer el pueblo.
Si hay algo que no se descubre a simple vista es su actividad artesanal que es muy sobresaliente. Es el paisaje interior de un pueblo que ha hecho de sus bordados, sus cueros y filigranas en plata y oro tambien su seña de identidad, tal como se revela al visitante en el Museo Etnografico o Casa de las Artesanias situada en la Plaza Mayor del pueblo.
Al igual que otras poblaciones de la Sierra su casco urbano se desenreda hacia arriba o hacia abajo a partir del eje que constituye su calle principal. Casas con arquitectura tradicional de la Sierra de Francia. Fachadas con entramados serranos de madera rellenas de mampostería y símbolos a descubrir grabados en la piedra. Balconadas típicas. Asimismo, Mogarraz cuenta con un trazado urbano muy característico, con influencia del mundo árabe y judío.
También presume Mogarraz de un gran patrimonio del que se es testigo desde el primer instante. Ya hemos podido comprobarlo, sí, pero aún hay más.
Y para conocerlo, primero hacemos parada en la Torre del Campanil, del siglo XVII, una construcción de carácter defensivo situada aparte de la Iglesia que se usaba cuando debían advertir de algún acontecimiento o peligro.
Hay que visitar la Iglesia Parroquial, un vetusto edificio dedicado a Nuestra Señora de las Nieves y levantado en piedra en el que el tiempo ha ido haciendo mella. Atesora en su única nave un puñado de piezas religiosas de cierto valor y un pórtico en el que merece la pena detenerse.
Esas estructuras marcan la división de los edificios, casas en su mayoría con un mismo reparto de los espacios: en la parte de abajo solían encontrarse la cuadra —gran parte de la población era arriera, así que poseían animales de carga— y la bodega. Y es menester aquí hacer un inciso: Mogarraz pertenece a la Ruta del Vino de la Sierra de Francia, donde la uva rufete es la gran protagonista, y esto ya era así en el siglo XI. Por lo tanto, gran parte de los vecinos hacían su propio vino, que después consumían y/o vendían. Sobre la bodega, las dos plantas principales de la casa, y por último, el desván.
Acercándonos a la zona más antigua de la localidad, donde algunos edificios, tristemente, apenas logran mantenerse en pie, otro nuevo detalle llama la atención: los dinteles de las casas, que comienzan a lucir labrados y dibujos muy singulares. Muchos de ellos fueron, en el Medievo, el hogar de judíos conversos que, tras huir del sur, alcanzaron este rincón de España con la necesidad de demostrar su fe en el catolicismo. De ahí que muchos de los símbolos sean marianos y dominicos.
Mogarraz, un pueblo anclado en el pasado que desprende paz y sosiego al viajero que la visita, pasear por sus calles, hablar con su gente cercana y amable, descubrir sus tradiciones y fiestas ha hecho que este considerada como uno de los pueblos mas bonitos de España y a fe que es verdad.
GASTRONOMIA:
La cocina de Mogarraz se fundamenta en los productos propios de la
Sierra y en la sabiduría que atesoran muchos de los platos
tradicionales. Entre ellos, las patatas meneas, el limón serrano, el
cabrito cuchifrito o el tostón; los embutidos y jamones ibéricos y su
extensa repostería
FIESTAS Y TRADICIONES:
Referente a sus fiestas y tradiciones, Mogarraz conserva sus tradiciones
folclóricas, culturales y religiosas siguiendo la tradición de sus
antepasados.
San Antón se celebra el día 3 de febrero, con el cerdo de San Antón;
tradición que procede de la Edad Media. En esa época, los judíos
conversos para demostrar su conversión regalaban cada año un cerdo a la
comunidad, que era alimentado por los vecinos hasta el día de San Antón,
en que era subastado entre los vecinos.
El Ofertorio de Nuestra Señora de las Nieves durante el que se realiza
la ofrenda de frutos y bienes en la Plaza Mayor como marca la tradición.
Es una ocasión única para admirar las ricas indumentarias y joyerías
serranas en los trajes de los participante.
También se celebra la Noche de las Almas en que la que los vecinos y
visitantes podrán acompañar a la Moza de Ánimas en su recorrido por las
calles solicitando la oración para las almas del purgatorio. Los
acompañantes van vestidos con capas, las calles se iluminan con velas y
las campanas doblarán toda la noche. En la plaza del pueblo se asan
castañas que se comen acompañadas de aguardiente y perrunillas.
Una vez visitado el pueblo nos dirigimos a nuestro ultimo pueblo que visitamos por la comarca de las Batuecas y de la Sierra de Francia como es Miranda del Castañar.
Miranda del Castañar es un municipio y localidad española de la provincia de Salamanca, en la comunidad autónoma de Castilla y León. Se integra dentro de la comarca de la Sierra de Francia. Pertenece al partido judicial de Béjar y a la Mancomunidad Sierra de Francia.
Su término municipal está formado por un solo núcleo de población y según los datos demográficos recogidos en el padrón municipal elaborado por el INE en el año 2016, cuenta con una población de 426 habitantes.
Esta localidad luce uno de los recintos fortificados mas notables de Salamanca, por eso destaca de su perfil con contundencia la torre del Castillo.
A sus pies queda lo que en su dia fuera la plaza de armas y que ejerce la funcion ocasional de coso taurino.
La población se asienta sobre una loma coronada por un castillo con recinto amurallado, que aún conserva sus cuatro puertas. Al sur y al este, se encuentran las Puerta del Postigo y Puerta de San Ginés, respectivamente. Al oeste, la de Nuestra Señora de la Cuesta, patrona de la localidad, cuya fiesta se celebra entre el 8 y el 9 de septiembre. Y, por último, al norte, la Puerta de la Villa.
El castillo de los Zúñiga o de los condes de Miranda del Castañar, situado al este, es uno de los mejores conservados de la
provincia, y se distribuye a lo largo de una planta de trapecio
irregular, con cubos en los ángulos, donde se abren ventanas geminadas.
Fue reconstruido a principios del siglo XIV sobre un castillo anterior
del siglo XII, junto con parte del recinto en 1451, según reza la
inscripción que, sobre un blasón de los Zúñiga,
se halla en la cara oriental, coincidiendo con la señorialización de la
villa. Al exterior, de la fortaleza, aún se conservan exentas las
murallas, mientras que en el interior el acceso al camino de ronda,
respetado en su mayor parte, presenta algunas pasarelas. El castillo
nuevamente pertenece a manos privadas tras la donación a la Villa
realizada en 1954 por Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba, que además poseía el título de XIX condesa de Miranda del Castañar.
Delante del castillo se situa la plaza de toros y antiguo Patio de Armas del Castillo (La más antigua cuadrada de España).
Entre el castillo y la puerta de San Gines se encuentra La Alhóndiga
Casa pública o sitio real donde se pesaba, compraba, vendía y
almacenaba el grano de los vecinos y/o labradores con los pesos y
medidas del rey y cuyo fin era socorrer a los mismos en épocas de
escasez (Hoy sede del Ayuntamiento).
Desde este lugar podemos ir observando el magnifico entramado de casas y calles del pueblo que nos devuelve a un pasado medieval.
Esta población nació en el siglo XII con la orden Hospitalaria de Jerusalén, y se consolidó tras la repoblación de Alfonso IX de León en el siglo XIII, que hizo de Miranda la capital administrativa de la Sierra de Francia, al convertir este rey de León en 1213 a Miranda en villa y concejo, del que dependían la mayoría de los pueblos serranos.
Hay constancia de que en 1282 ya era señor de Miranda el infante Pedro, hijo de Alfonso X el Sabio y de Violante de Aragón. El infante Pedro también fue señor de Ledesma, Cabra, Alba de Tormes, Montemayor del Río, Salvatierra, Galisteo y Granadilla, y también poseía toda la ribera del Río Coa y las villas de Sabugal, Castelo Rodrigo, y Alfaiates, que actualmente forman parte de Portugal.
A la muerte del infante Pedro, que falleció en octubre de 1283, la mayoría de sus señoríos fueron heredados por su único hijo legítimo, Sancho el de la Paz, que falleció en 1312 sin dejar descendencia legítima, por lo que a su muerte todos ellos, incluyendo los de Miranda del Castañar y Ledesma, volvieron a la Corona, durante el último periodo del reinado de Fernando IV de Castilla, que era primo carnal de Sancho el de la Paz.
Posteriormente, en 1457, Miranda del Castañar fue otorgado como condado a Diego López de Zúñiga, pasando dicho condado a la Casa de Alba en el siglo XIX debido al matrimonio entre el duque de Alba y la condesa de Miranda.
Con la creación de las actuales provincias en 1833, Miranda del Castañar pasó a integrarse en la de Salamanca, dentro de la Región Leonesa.
Atravesamos la puerta de San Gines y se alza la calle larga la cual vertebra el transito por el interior de un casco urbano apretado pero con no pocos rincones que conservan el sabor tradicional de la arquitectura serrana.
Y llegamos a la Plaza Mayor que es el mayor espacio abierto intramuros en el que se situa la iglesia parroquial de Santiago y San Gines de Arles, esta es una iglesia austera y sencilla por dentro, debido al hundimiento de su
artesonado que sufrió pillajes pero todavía conserva su estructura y
algunas piezas artísticas dignas de visitar.
Enfrente de la iglesia queda la torre de las Campanas que fue levantada en el siglo XVII.
Un callejon por detras de la iglesia nos conduce hasta la puerta del Postigo desde la cual podemos observar parte del recinto amurallado del pueblo.
La muralla completa del Casco Histórico. Iniciada su construcción a
principio del siglo XIII, Miranda del Castañar es de los pocos pueblos
que conserva toda su muralla intacta y completa (con sus cuatro puertas
orientadas a los cuatro puntos cardinales).
Continuamos nuestro callejeo por el pueblo hasta la puerta del postigo y seguimos descubriendo el entramado de calles empedradas y casas que se juntan unas con otras.
Pasear por sus calles, callejear, subir,
bajar, meterse por los rincones, sorprenderse de las fantásticas vistas
de la Sierra de Francia es lo que nos ofrece el pueblo.
Casas en madera, piedra, adobe, construcción tradicional serrana que
unida a su estructura medieval, hacen de este encantador pueblo un lugar
para el descanso, el olvido de los quehaceres diarios y para que
fantaseando con los sueños podamos revivir o imaginar, modos de vida de
siglos pasados. En sus calles se ha parado el tiempo, sus fachadas nos
hablan de su historia y su silencio nos despierta y evoca palabras
escondidas en sus piedras. Durante el paseo podemos contemplar casas como la del Escribano, La Carniceria Real, la Casa del Cura o la Carcel Real.
Antes de irnos del pueblo y como en los demas pueblos visitados visuamos la Ermita del Humilladero que se encuentra a la entrada del mismo.
Miranda del Castañar se trata de un histórico
pueblo cuyo casco antiguo está declarado Bien de Interés Cultural. Su paisaje
urbano envuelve a todo aquel que lo visita en un conjunto de aire medieval,
compuesto por construcciones populares de mampostería y madera, típicas de la
sierra de Salamanca, y casas blasonadas en piedra de sillería, contando con la
plaza de toros más antigua de España. Sus calles pasarán a ser conocidas a lo
largo del mundo gracias a la reciente acreditación del municipio como uno de
los Pueblos más Bonitos de España.
GASTRONOMIA:
Lo más destcable es el cabrito asado, además de la chafaina, arroz con
trocitos de chorizo y de carne, las chichas, a base de carne de cerdo,
el
cochinillo al fuego, el hornazo, empanada rellena de carne, chorizo,
jamón y huevos duros.
Entre sus dulces destacan los chochos (dulces anisados) y el bollo maimón (tipo de bizcocho) ai como las perrunillas.
FIESTAS:
Las fiestas patronales se celebran la primera semana de septiembre en honor a la Virgen de la Cuesta.
Y con la visita a Miranda del Castañar ponemos nuestro punto final a la ruta realizada por algunos de los preciosos pueblo que componen las Batuecas-Sierra de Francia y nos volvemos a dirigir de nuevo hacia Salamanca. durante el trayecto de vuelta hacemos una parada en el pueblo de Vecinos para probar la rica gastronomia serrana, ademas podemos contemplar kilometros y kilometros de dehesas de toros, vacas y cerdos ibericos.
Sin duda un gran trabajo.
ResponderEliminarSoy de miranda y lo de los chuchos dulces no lo ge oído ni comido nunca típicas de siempre son la perronillas
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