ZAHARA DE LA SIERRA (Cadiz)

 



ZAHARA DE LA SIERRA


Zahara de la Sierra es un municipio de la provincia de Cádiz dentro de la comunidad de Andalucía. Se encuentra en el centro del parque natural Sierra de Grazalema, en el extremo nororiental de la provincia, concretamente en la falda de la Sierra del Jaral, entre los ríos Guadalete y Bocaleones, y a la orilla del embalse de Zahara-El Gastor. Forma parte de la Ruta de los Pueblos Blancos, desde la cual podemos contemplar magníficas vistas de sus alrededores, ademas de formar parte de la Asociacion de los Pueblos mas Bonitos de España. Su nombre oficial es «Zahara», sin ningún añadido. Se acompaña frecuentemente del añadido «de la Sierra» para diferenciarla de la otra localidad gaditana de Zahara de los Atunes.
La fundación de la actual Zahara se debe a la época musulmana de la que se conserva, además del típico entramado urbano andalusí, el castillo, recuperada torre del Homenaje y los restos de la villa medieval con tramos de murallas.
Su emplazamiento a lo largo de la ladera le da al caserío una fisonomía urbana peculiar. Los diferentes niveles obligan a las calles a escalonarse. En su coqueto casco urbano resaltan la iglesia de Santa María de la Mesa, la capilla de San Juan de Letrán, la torre del Reloj y el puente de los Palominos.
La silueta de Zahara de la Sierra se divisa en lo alto mucho antes de llegar a esta hermosa localidad de bonitas plazas y calles empinadas que se van adaptando al terreno de forma escalonada. Se ve desde cualquiera de las carreteras de la zona, así que su emplazamiento es ideal para contemplar esta zona de Andalucía. Justo antes de entrar al pueblo, existe un mirador desde donde se pueden tomar las mejores fotografías. El casco urbano de Zahara de la Sierra, salpicado de viviendas de los siglos XVI y XVII, tiene la declaración de Conjunto Histórico-Artístico desde 1983. Descubrirás en tu deambular por la localidad bonitos rincones y muchas casas adornadas con macetas de colores y flores. Zahara de la Sierra ofrece lo mejor de la arquitectura tradicional andaluza, rincones llenos de encanto, mucha historia grabada en piedra y un entorno natural único.



Si por algo destaca Zahara de la Sierra es porque podríamos denominarlo "el pueblo mirador”. Su ubicación, en el Monte del Jaral, a más de 500 metros de altura, es la razón por las que sólo paseando por ese pueblo encontrarás preciosos balcones con vistas maravillosas de la Sierra de Cádiz y del maravilloso embalse que en días claros parece teñido de turquesa.
Callejuelas estrechas, blancas y de trazado improvisado… Pasear por estos pueblos es todo una sorpresa porque no sabes qué te vas a encontrar tras cada esquina. Zahara de la Sierra forma parte la famosa Ruta de los almoravides y almohades y todas sus calles, al igual que pasa con el resto de pueblos blancos, os recordarán la historia de su pasado.
El pueblo de Zahara de la Sierra cuenta con un bello patrimonio cultural a lo largo de su casco urbano gracias a la herencia monumental que se muestra en la localidad. Para conocer los monumentos y elementos arquitectónicos de Zahara de la Sierra, una de las mejores opciones es pasear por sus calles. Podrás apreciar sus calles intrincadas y escalonadas, con sus casas encaladas, algunas de ellas tradicionales de la sierra gaditana.



Aunque no son muy abundantes los restos arqueológicos encontrados, podemos considerar, no obstante, que el término municipal de Zahara de la Sierra, estuvo habitado desde la Prehistoria. Sus orígenes, por el momento, han de buscarse desde el Calcolítico o Neolítico, en base a las hachas pulimentadas encontradas en varios yacimientos. En cuanto al pueblo, se emplaza, aunque sea parcialmente, sobre un hábitat romano que tendría su correspondiente necrópolis. Varias villae se esparcían por su entorno y una de ellas, la del Tesorillo, debió tener cierta entidad debido a la extensión de sus hallazgos.
Las primeras noticias prehistóricas en el término de Zahara nos hacen remontarnos al Paleolítico, si hacemos caso a unas vagas referencias sobre una serie de hallazgos de sílex en la cueva de la Garganta y en la cueva de la Arena -al pie de la peña-, aunque arqueológicamente no se haya podido constatar. Dicho material sería usado, en tareas domésticas, para tallar los instrumentos y cortar. Otros hallazgos han sido varias hachas pulimentadas de granito, utilizadas como azadas o hachas, denotando su uso agrícola, y que nos evidencian un pasado neolítico o bien calcolítico. Dichos restos aparecieron en la afluencia del arroyo Bocaleones con el río Guadalete, en el olivar de los Tardíos y en la cueva de las Covatillas.


Durante la romanizacion la cultura material ha estado más presente en este periodo. Así, por ejemplo en la actual calle Peñas se encontraron varias tégulas; y corroborando dicha presencia romana y cerca del actual Arco de la Villa, en el camino que va al cementerio, se hallaron fortuitamente un león tallado en piedra de tradición tardorromana, un trozo de una columna y un fragmento de arenisca en lo que parece ser parte de la jamba de una puerta. Restos que han hecho sospechar que pudieron pertenecer a una necrópolis romana. En Arroyomolinos, a 3 km. de Zahara, está el yacimiento del Tesorillo: tégulas, varios fragmentos de cerámica, y una columna de mármol rosa que hacía las veces de umbral de entrada a la casa de la huerta. Material, por otra parte, muy abundante en el municipio romano de Acinipo, distante unos 30 km. En una de las fincas del Parralejo, se halló una sepultura de grandes piedras que contenía un vaso cerámico. Actualmente ya no quedan restos, pero por el término se hallaron fragmentos de ladrillos, tégulas y vasos cerámicos. A 3 km. de la localidad, sobre el cauce del Guadalete en el antiguo camino de Olvera, se situaba un puente que llamaban el Viejo de Zahara y que sirve de límite con el término de Algodonales. Considerado por algunos historiadores como romano, otros prefieren mantenerlo en la duda al no ajustarse a las características teóricas constructivas de los puentes romanos. A 4 km. del pueblo, cerca del nacimiento del arroyo Bocaleones, hay otro pequeño puente conocido como puente de los Palominos, y que se asemeja más a los ideales de la arquitectura romana: empleo exclusivo del arco de medio punto, horizontalidad respecto a la calzada y estar construidos de sillería con almohadillado más o menos rústico.


La adscripción de Zahara con un poblado visigodo es de dudosa interpretación, aunque más bien y siguiendo tradición romana, hemos de hablar de asentamientos dispersos, sin ninguna trama urbanística. En el cerro de Algamazón, en la Sierra Margarita, se encuentra la Majá de los Bueyes. En 1906 se hallaron restos de un cementerio con 18 sepulcros de piedra, hoy perdidos por completo. También en el mismo lugar, y afortunadamente conservadas, dos lápidas de mármol blanco con tres inscripciones. En la dehesa del Chorreadero apareció en 1894 un fragmento de un ara de altar conservado en el Museo Arqueológico de Cádiz. La inscripción está publicada y dice: hay en este altar reliquias (le los santos... Baudilio, Augurio, Eulogio... fue consagrado Y esculpido...

El primer testimonio documental es de 1282 cuando Alfonso X el Sabio le pide ayuda al sultán de los Benimerines, Ben Yusef o Abu-Yusuf Ya'qub, para que le auxilie contra la sublevación de su hijo, el futuro Sancho IV. El sultán le emplaza en Zahara, que es una importante fortaleza y frontera de los Nazaríes.
De 1407 a 1481 es ocupada por los cristianos, que la pierden el 28 de diciembre de 1481 a manos de los Nazaríes. Esta conquista es tomada por los cristianos como pretexto para iniciar la guerra de Granada. La toma final cristiana de Zahara se produce en octubre de 1483 a manos de Rodrigo Ponce de León que saliendo de Marchena, y tras un corto asedio logra vencer la plaza en octubre de dicho año (no sabiendo exactamente el día pues las fuentes nos hablan de tales acontecimientos desde el 14 al 28). Previamente, en septiembre del mismo año hubo un intento de ganarla a cargo del conde de Cifuentes, pero fracasó en su intento.
Independientemente de las crónicas, algo parece no tener duda: Zahara se encontraba en situación previa de guerra y en constante alerta, y actuaba como una avanzadilla militar debido a su lugar estratégico en la frontera: en el momento de la conquista, don Rodrigo no encontró en ella mujeres ni niños, sino hombres para la guerra, lo que evidencia dicha afirmación.
Tras las conquistas cristianas, los acuerdos de guerra se establecían a tenor de la mayor o menor resistencia que hubieran ejercitado las tropas musulmanas en la defensa de la plaza. Para Zahara, habría que estar más de acuerdo con lo reflejado por Fray Antonio Agápida en el que el marqués no deseaba continuar el asedio, al no contar con suficientes provisiones. En consecuencia, les ofreció una capitulación muy favorable, permitiéndoles salir sin sus armas, pero llevando consigo todos los efectos personales que pudieran cargar y autorizándolos para emigrar a Berbería. A partir de ese momento, Zahara de la Sierra se convirtió en una localidad cristiana y experimentó un período de relativa tranquilidad. Sin embargo, durante los siglos siguientes, el pueblo sufrió diversas dificultades, como epidemias y problemas económicos, lo que resultó en la emigración de muchos de sus habitantes.


La Villa de Zahara fue durante todo el antiguo régimen Marquesado y Señorío entre los siglos XV y XVIII, gozando de importantes rentas. El poder jurisdiccional era ejercido por el alcaide del castillo, en quien lo delegaba el señor, al que correspondía la tenencia de la villa. El señorío de la villa lo dieron los Reyes Católicos a Rodrigo Ponce de León, duque de Arcos y marqués de Zahara.
El gobierno local recaía en el Consejo que lo componía: dos alcaldes, un alguacil mayor, tres regidores, un escribano, dos jurados, un personero y un mayordomo. En el siglo XVIII uno de los dos alcaldes, uno de los tres regidores y uno de los dos jurados mencionados anteriormente, residían y eran máxima autoridad en la Puebla de Algodonales, que se había constituido en un importante núcleo de población. La Puebla de Castores (El Gastor) tenía jurisdicción pedánea y un alcalde nombrado por la villa y confirmado por el duque.
Su término se extendía sobre la Puebla de Algodonales, la Puebla de Castores (El Gastor) y la aldea de La Muela. Limitaba al norte con el término de Villamartín, al sur con el de Ronda y las Cuatro Villas de la Serranía, al este con los términos de El Coronil, Morón y Olvera, finalmente se unía por la parte oeste a los términos de las Cuatro Villas de la Serranía.


En plena guerra de la independencia llegan los franceses a tierras andaluzas, adentrándose en la Sierra de Cádiz para asaltar los pueblos de la comarca, con el Rey José I Bonaparte a la cabeza. Este a su paso por Zahara, se instala a modo de guarnición junto a sus soldados en la fortaleza nazarí el 28 de febrero de 1810 ya que se encontraba abandonada, debido a la emancipación y desarrollo de la villa hacia el lugar donde hoy día se ubica. Hasta en tres ocasiones hubo intentos de ser asaltado el castillo y fortaleza por las tropas españolas, si bien en la primera liderada por el zahareño Pedro Pineda el 11 de enero de 1811, estuvo a punto de serlo. El segundo ataque tuvo lugar a manos del propio Jefe de Escuadra José Serrano Valdenebro comandante de los ejércitos y partidas de la sierra el 17 de mayo de 1810, pero también fracasó. Y el último a cargo del general Ballesteros el 8 de abril de 1812, que tampoco consigue doblegar y asaltar a los franceses defensores del castillo.
El Jefe de Escuadra José Serrano Valdenebro, comandante de los ejércitos y partidas de la sierra, aprueba un osado plan de ataque ideado por el capitán Pedro Pineda, para atacar la guarnición francesa de Zahara. Pineda, vecino de Zahara conocía muy bien la zona, el imponente castillo cristiano-nazarí y las formas de subir hasta la Torre del Homenaje. Serrano Valdenebro sabe de la importancia del lugar y su castillo, es un punto estratégico en la cuenca alta del Guadalete, desde donde se domina gran parte de la comarca y la principal vía de comunicación entre Olvera y Montellano.
En resumen, la historia de Zahara de la Sierra es un testimonio de los diferentes períodos históricos que han dejado su huella en este encantador pueblo andaluz. Desde su origen antiguo hasta su papel durante la Reconquista, Zahara ha sabido conservar su belleza y atractivo a lo largo de los siglos, convirtiéndose en un lugar de visita obligada para aquellos que desean disfrutar de la historia y la naturaleza de la región de Cádiz.



El asentamiento urbano actual de Zahara de la Sierra, pese a su carácter agreste y su actual atractivo, data de la Edad Moderna. La Zahara islámica se situaba en un nivel superior, en la ladera de la peña que da la espalda al pueblo actual. En época cristiana, perdida la necesidad de defensa, el núcleo descendió a su nuevo emplazamiento, buscando una situación algo más cómoda.
El despoblado que se desarrolla hoy en la parte alta de la peña es conocido como la Villa Medieval de Zahara, campo de trabajo de la arqueología, pues es sabido que debido al carácter de continuidad de los asentamientos de origen islámico (y preislámico) son difíciles los estudios arqueológicos rigurosos que aporten datos objetivos sobre la vida en este periodo. En este sentido, podemos afirmar que en la Sierra de Cádiz, con los despoblados de esta villa medieval y el Barrio Alto de Benaocaz, la arqueología medieval tiene un campo de estudio incomparable en el contexto del antiguo reino nazarí.
La Villa Medieval estuvo rodeada de un cinturón de murallas, siguiendo un planteamiento técnico de defensa y ataque de la fortaleza, se basaba en su relieve accidentado con su orografía irregular, en la cerca urbana cuyo flanco oeste es la misma peña, en el recinto castral o última línea defensiva en la parte más alta, y por último en la Torre Mayor, antecedente de la actual Torre del Homenaje». Estas murallas son, en su mayor parte, de mampostería con las separaciones entre la distinta hilada típicamente nazarí, trabada con mortero de cal y arena, en algún caso de mampostería irregular, delatando reconstrucciones de época castellana. Su traza es absolutamente irregular, adaptándose a las abruptas ondulaciones del terreno. A lo largo de su desarrollo se distribuyen hasta ocho cubos de flanqueo, cuatro de ellos semicirculares y el resto cuadrangulares. La única puerta de acceso es la llamada Puerta de la Villa, al norte del yacimiento, que sigue siendo el punto de ingreso, desde el final de la calle El Fuerte. Ya existía en época islámica, si bien los restos actuales corresponden a una reconstrucción cristiana. Se trata de una puerta de mocheta simple, cubierta con un arco carpanel recientemente perdido. El grosor de los paramentos laterales permite pensar en la necesidad de soportar una considerable carga vertical, así que debió ser una puerta con un destacado volumen constructivo.






En cuanto al castillo, la estructura hoy más prominente es el gran donjon de factura cristiana que se superpuso a la fortaleza islámica, quedando escasos restos de la misma alrededor de la gran torre: paramentos de una pequeña torre cuadrangular y dos pequeños cubos de flanqueo, arrasados completamente, también cuadrangulares. El resto de la muralla era la cerca urbana que protegía el núcleo de población que se desarrollaba en su interior. De éste, se han documentado restos de la mezquita, después transformada en la primitiva iglesia de Santa María de la Mesa, cuyas ruinas consolidadas son visitables. La torre-donjon es de características muy similares a la de Olvera, con dos plantas y un tiro de chimenea en la superior, culminada en terraza y con las esquinas redondeadas.
La torre cuenta con artificios defensivos como saeteras, restos de matacanes sobre la puerta original de la primera planta, y un talud en la cara noroeste con varias funciones. Era el último refugio en caso de caída de la villa, brindando esperanza a los sitiados mientras esperaban ayuda o negociaban una rendición.
Es una Torre de dos plantas unidas por una escalera de bóveda de cañón, subdividas cada una en cuatro dependencias abiertas con bóvedas baídas revestidas de ladrillos. La imagen exterior de la parte superior sobre la cornisa de ladrillos es producto de la última restauración a mediados de los ochenta en el siglo XX. Originalmente los vanos existentes entre las esquinas eran más estrechos. Es una torre en la que se entremezclan la función civil con la militar. Claro ejemplo son las ventanas con una patente función doméstica pero que sólo se han abierto en la planta superior para mayor seguridad.







En el actual casco urbano de Zahara, adosada a la cabecera de la Capilla de San Juan de Letrán, se conserva la llamada Torre del Reloj. Reutilizada como campanario, se trataba originalmente de una torre vigía, como delata su ubicación en lo alto de un espolón rocoso, en situación avanzada del recinto fortificado. Se ilumina con saeteras y vanos rectangulares en su cuerpo superior, previo al cuerpo de campanas. Su planta cuadrada con las aristas redondeadas la relaciona formalmente con la Torre del Homenaje, estando datada en el siglo XVI.


La belleza de su casco urbano con sus calles (las más empinadas y estrechas de todos los pueblos blancos), de casas encaladas y balcones floridos nos da un claro ejemplo de su pasado medieval y morisco. Zahara es un pueblo para andar y disfrutar de su poblado nazarí, calles típicas andaluzas, miradores fascinantes y paisajes que un buen fotografo jamas deseharia perderse...un fotografo o un amante de los sitios bonitos y con sabor a tradición y señorio, historia y buen hacer de la cultura durante miles de años. Está asentado este pueblo sobre un gran risco o peña desde donde parten las calles empinadas que parecen hechas a mano unas sobre otras, picadas en la peña y que se funden con lo nuevo del pueblo en lugar más bajo y más llano, que es como una mesa algo llana que se hace en el mismo risco antes de subir a lo muy alto. 
Hay dos tipos de casas: la de ventanas y puertas pequeñas y de herrajes sencillos, que corresponderían a los siglos XVI y XVII; y de las representantes de los dos siglos posteriores, que llegan a introducir un tercer cuerpo con huecos circulares, decora sus fachadas con recercados para los vanos de ventanas e incluso pueden introducir escudo en la portada.







En esta amalgama de callejuelas se entrelazan plazas que son perfectos miradores desde donde el viajero podra disfrutar de unas vistas espectaculares tanto del pueblo como del entorno donde se ubica. 
Esto permite al viajero realizar por el pueblo la Ruta de los Miradores, lugares privilegiados desde donde contemplar todo el encanto de Zahara. 

Mirador Tres Provincias o Mirador del Canapé: Desde este mirador, situado en la zona este del pueblo de Zahara de la Sierra, en el Camino Nazarí, puedes obtener unas espléndidas vistas del Embalse de Zahara de la Sierra-El Gastor. No obstante, también tendrás ocasión de divisar algunas zonas de la Sierra Sur de Sevilla y de la Serranía de Ronda, en la provincia de Málaga.

Mirador Arco de la Villa: Cerca del mirador anterior y en el mismo Camino Nazarí, se encuentra la Plaza Arco de la Villa. Desde esta plaza podrás obtener otra panorámica diferente del Embalse de Zahara de la Sierra-El Gastor, en este caso la del rebosadero. Asimismo, desde el mirador puedes conseguir unas bonitas vistas de la Iglesia de Santa María de la Mesa, donde destaca su torre campanario. También podrás divisar parte del casco urbano de Zahara de la Sierra.

Mirador Plaza del Rey: Siguiendo la Calle Fuerte desde el Mirador Arco de la Villa y en dirección hacia el Ayuntamiento, llegarás a la Plaza del Rey, junto a la cual se encuentra la Iglesia de Santa María de la Mesa, con su preciosa fachada de estilo barroco-neoclásico. Desde esta plaza podrás obtener unas impresionantes vistas enormemente abiertas del Embalse de Zahara de la Sierra-El Gastor, así como del precioso entorno natural del municipio de El Gastor al otro lado de la orilla. A espaldas de la plaza, podrás divisar, en la cima de la cumbre, la Torre del Homenaje del Castillo de Zahara de la Sierra.







Mirador Alameda Jardín de los Pinsapos: Este mirador está situado muy cerca del Mirador Plaza del Rey, y desde él podrás disfrutar de unas panorámicas muy similares, con vistas parciales también del casco urbano de Zahara de la Sierra.

Mirador de las Peñas: Siguiendo el recorrido en dirección oeste, hacia la Calle Peñas y tras dejar la Biblioteca Municipal, llegarás a una pequeña plazoleta dotada de bancos donde podrás descansar de tu ruta y refrescarte en la fuente que hay en uno de los extremos de la misma. En este lugar se encuentra el Mirador de las Peñas, desde el que podrás divisar unas panorámicas de la zona norte del pueblo de Zahara de la Sierra, así como de su maravilloso entorno montañoso.

Mirador Boquete: En la Calle Boquete de San Juan y junto a la Torre del Reloj, se ubica este mirador que te ofrece unas preciosas vistas parciales de la zona oeste del casco urbano del pueblo y una bella estampa de la Torre del Homenaje con el azul del cielo de fondo. Desde aquí, igualmente podrás disfrutar de unas maravillosas puestas de sol en el equinoccio del verano-otoño, así como de la fascinante silueta montañosa que deja este tras ocultarse.

Mirador de la Alameda de Lepanto: Emplazado en la Alameda de Lepanto, este mirador te ofrece unas preciosas vistas parciales de la zona oeste del casco urbano del pueblo de Zahara de la Sierra. Asimismo, te proporciona una estupenda fotografía de la Torre del Homenaje con el azul del cielo de fondo, situada prácticamente en la misma vertical coronando el cerro.






Mirador del Altillo: Desde la Alameda de Lepanto y siguiendo Calle Nueva hasta su intersección con Calle Barrero, llegarás al Mirador del Altillo. Aquí podrás obtener una panorámica bastante completa del casco urbano de Zahara de la Sierra desde el suroeste, con una preciosa estampa de la peña coronada por la Torre del Homenaje.

Alameda de Rodrigo Ponce de León: Tomando nuevamente Calle Nueva en sentido sur, llegarás a la Alameda de Rodrigo Ponce de León, situada a la entrada del pueblo. Desde aquí podrás obtener unas amplias vistas del Embalse Zahara-El Gastor y del entorno natural que le rodea.

Peñón de la Horca o Mirador de Zahara de la Sierra: Este mirador se sitúa al norte de la localidad y desde él podrás obtener una de las panorámicas 360º más completa, aunque más alejada, del casco urbano de Zahara de la Sierra, del Embalse Zahara-El Gastor y de la Torre del Homenaje coronando la peña.




Otra ruta que el viajero puede realizar por Zahara es la de los Rincones Especiales, lugares con encanto que guardan historias unicas como la del Rincon de la Perica complice de viejas historias de enamorados donde cuenta la leyenda que en una noche estrellada se escucha el aullido de una joven suplicando el regreso de su amado caballero en la media cueva formada por la montaña donde espera sus besos..., el del Tajo, el Pinsapar, un pequeño bosque de pinsapos, formación boscosa de abetos mediterráneos que constituye una reliquia del Cuaternario y que se nos manifiesta en su total plenitud, siendo Zahara de la Sierra el único municipio que tiene un bosque de pinsapos dentro de su centro urbano. Este pequeño bosque de pinsapos trata recrear con el mayor rigor científico posible un pinsapar del tipo de la Sierra del Pinar, además, tenemos otros tipos de árboles autóctonos de la zona como el quejigo, la encina y el madroño. Y finalmente el Rincon de Beso, conocido por su encanto y las historias de enamorados que lo rodean.



Dentro del patrimonio religioso destacan edificios como son la Capilla de San Juan de Letran, la Iglesia de Santa Maria de la Mesa y los restos de la antigua iglesia situada dentro de la Villa Medieval que alberga el Centro de Interpretacion de la misma.
La capilla de San Juan de Letrán es una ermita ubicada en la Plaza San Juan construida en el siglo XIX y que constituye una destacada muestra de la arquitectura religiosa andaluza de la segunda mitad de dicho siglo. La Ermita actual está edificada sobre el solar que ocupó la antigua mezquita, de la que sólo queda en pie la torre y​ fue bendecida e inaugurada en el año 1956. Es de una sola nave y su portada es un amplio arco de medio punto coronado por tres espadañas que cobijan las campanas fundidas el mismo año de su construcción.
Está dedicada a la advocación de Nuestra Señora de los Dolores, Patrona de Zahara de la Sierra. En el interior, puede contemplarse un retablo barroco que preside el Santísimo Cristo de la Veracruz, Nuestra de los Dolores y San Juan Evangelista, imágenes de valor incalculable que pueden fecharse del siglo XVI y de finales del siglo XVII el Cristo y la Virgen. Además en los laterales se encuentran las imágenes del Santo Entierro, el Resucitado, San José, San Roque y San Juan Bautista.



La iglesia de Santa María de la Mesa constituye una destacada muestra de la arquitectura religiosa andaluza de la segunda mitad del siglo XVIII,​ marcada por la plenitud del barroco y la llegada de los primeros matices del estilo Neoclásico. La contemplación del exterior de la iglesia de Santa María de la Mesa de Zahara constituye una destacada muestra de la arquitectura religiosa andaluza de la segunda mitad del siglo XVIII, marcada por la plenitud del barroco, con excesiva y recargada ornamentación, y la llegada de los primeros matices del estilo Neoclásico, que se evidencia por su sobriedad y desnudo juego de volúmenes a distinta altura manifiesta que se está ante un templo de planta de cruz latina con una nave central más ancha y elevada que sus dos compañeras, al estilo de las antiguas basílicas, más en crucero. Éste se cubre con una llamativa media naranja, cubierta con tejas, cuyas aristas, marcadas por medio de líneas de cerámica vidriada, se unen en un pináculo central sobre la clave de la cubierta. ​Llama la atención, a primera vista, la clara desnudez de las paredes laterales del templo en contraste con la riqueza ornamental y dinamismo de líneas de las portadas, tanto principal como lateral. ​La torre campanario, situada a los pies de la nave derecha se divide en dos partes el fuste y el cuerpo de campanas, siguiendo un modelo muy extendido por el arzobispado de Sevilla en el siglo XVIII.



En planta el templo responde al modelo de cruz latina inserta en un rectángulo. Desde los pies de la iglesia se observa cómo el templo se divide en tres naves perpendiculares al espectador. ​Perpendicular se sitúa el crucero, si se avanza por la nave central y se sitúa bajo la cúpula o media naranja se está en el centro de la Iglesia y del crucero, el brazo de la cruz que forma la planta del templo.​ Si se eleva la vista se observa como la cubierta central del crucero consiste en una bóveda semiesférica o media naranja, que se divide en ocho cascos por medio de una serie de fajas que convergen en un círculo central adornado por un florón. ​Sin moverse de la parte central del crucero, se observa al frente la cabecera del templo compuesta por la capilla mayor y dos colaterales. En la primera se halla el retablo mayor de la Iglesia.
Se trata sin duda de la pieza estrella de su patrimonio,​ gran máquina de madera tallada, cuajada de ornamentos y resplandecientes dorados, que atrae, cual poderoso imán, la mirada del espectador, y acaba perdiéndose ante tanta acumulación de elementos. ​Este despliegue, según la mentalidad barroca, busca atraer al fiel hacia su Divinidad, mediante el reclamo de los sentidos. Imantado por esta explosión queda predispuesto a percibir el mensaje de salvación que se le ofrece por medio de la imaginería repartida por el Retablo.​
En definitiva, el rococó ha llegado aquí al paroxismo ornamental,​ desdibujando las líneas tectónicas, que se disuelven en este mare mángun decorativo, donde las superficies crepitan nerviosamente, sin que la vista encuentre reposo en ningún lugar. Tan significativo conjunto puede fecharse en el último tercio del siglo XVIII, hallándose su anónimo autor estrechamente relacionado con la producción de Cayetano de Acosta, que en la iglesia sevillana del Salvador consiguió el triunfo del Rococó en el mundo de la retablística sevillana. ​Las noticias documentales hablan de que su compra, dorado y colocación en el altar mayor se llevó a cabo entre 1779 y 1781. Pedro de Cuenca gestionó su compra a los Padres Dominicos de Cádiz, y su dorado se financió de los quinientos ducados que dejó don Juan Pineda Tardío, cura difunto de la parroquial de Zahara. Este trabajo lo ejecutó el maestro dorador Anselmo de Fuentes.​
Pasando ya al análisis iconográfico del retablo, hay que comenzar refiriéndose a la excepcional escultura de la Titular, Santa María de la Mesa. La virgen, de pie, porta al Niño sobre el brazo izquierdo, mientras que en su mano derecha muestra una fruta o una flor. En lo que a su estilo se refiere, la imagen constituye una interesante muestra de la transición entre el Gótico de última hora y las primeras manifestaciones renacentistas.​ La ligera incurvación que adopta la figura y el tratamiento de las vestiduras, cuyos pliegues se resisten a desprenderse de la rigidez de los paños en zigzag tan típicos del gótico, sobre todo de la fase hispano-flamenca del estilo, como la esbeltez del cuello y el tipo de rostro ovalado de María que hablan de un gótico de última hora. En cambio, en la figura del Niño se avanza por la senda de los postulados renacentistas, con el delicado estudio de la anatomía infantil que consigue el artista. ​Sin noticias documentales sobre su autoría, los rasgos estilísticos expuestos invitan a los especialistas a fecharla en el primer cuarto del siglo XVI.​
Las calles laterales están ocupadas por las imágenes de los patronos de la localidad, San Simón y San Judas Tadeo. Son considerados patronos de Zahara, porque en su onomástica se conquistó definitivamente la villa y fortaleza de manos de los musulmanes: “Día de los gloriosos apóstoles san Simón y san Judas, a veinte y ocho días de octubre, año susodicho de mil cuatrocientos y ochenta y tres”, dice la Crónica de Bernáldez.
Si se vuelve la vista hacia los pies de la iglesia desde el crucero, en el extremo contrario del edificio, se puede admirar el coro, o lugar del templo reservado al clero en el que los clérigos cantaban las horas canónicas y celebraban el oficio divino.
El Coro oculta la visión de la puerta del templo, con sobria sillería neoclásica, integrada por quince sitiales separados por pilastras, disponiéndose en medio de este espacio el facistol destinado sustentar los libros de canto litúrgico. En la ejecución de este mueble, de madera de pino de flandes y haya, intervinieron el maestro Francisco del Valle y Juan J.de Salamanca entre los años 1779 y 1780.​ Sobre la tribuna de los pies se sitúa el órgano, con sobria caja neoclásica que cobija la trompetería.
Por último, adosado a uno de los pilares del crucero se encuentra el púlpito, obra del siglo XVIII de movidas líneas, cuya caja ostenta decoración del tipo chinesco, coronándose por tornavoz sobre el que descansa una figura angélica con trompeta. Su construcción se llevó a cabo entre 1780-1782, por el maestro tallista Juan Sánchez de Castañeda.




El Centro de Interpretación "Villa Medieval de Zahara" esta construido sobre la iglesia de Santa María de la Concepción que a su vez probablamente se contruyó sobre la antigua mezquita islámica, tal y como dejan entrever los textos cristianos. Es una torre hexagonal de los siglos XV al XVII. Actualmente lo único resaltable es la torre construida de aparejo irregular con hiladas de ladrillo a diferentes alturas. Sobresalen los contrafuertes para su sustentación, situados en cada vértice del hexágono, y en cada una de sus caras son evidentes los mechinales cuadrados. Está dividido en tres dependencias: una central mas amplia y las dos laterales subdivididas a su vez en dos compartimentos.
Es un espacio expositivo que ofrece unas pinceladas sobre la historia del yacimiento y del actual pueblo, que se centra en el tema Espacio Ritual, ya que este lugar ha sido sagrado desde la antigüedad. Entre los restos arqueológicos podemos destacar restos de una cisterna excavada en la roca de época turdetana (S.V-IV a. C.) donde según los arqueólogos se realizaba culto a las aguas depositándose ofrendas en el interior de la cisterna.
De época romana quedan algunos restos también relacionados con el agua como una cisterna que se puede ver en el exterior en la pared oriental del edificio. Los restos islámicos se conservan en mal estado, limitándose al muro de la derecha de la pasarela de madera de la entrada.




Como decíamos anteriormente, la estratégica ubicación de Zahara de la Sierra, en pleno corazón del Parque Natural de Sierra de Grazalema, te permite disfrutar en su entorno de infinidad de posibilidades al aire libre. El pinsapo constituye una reliquia del Cuaternario, su riqueza natural provocó que en 1977 la UNESCO declarara su entorno como Patrimonio de la Humanidad y que en 1984 obtuviera la distinción como Parque Natural, y concretamente que las dos Gargantas y el pinsapar como Reserva Natural. Rutas de senderismo como la de la Garganta Verde, el Paseo por el río Bocaleones o espeleología en la Cueva del Susto, son algunas de las diversas opciones que tienes en la zona. La visita a los pinsapares también es otro de los aspectos destacados que no te puedes olvidar en tu visita a Zahara de la Sierra.
Tiene algunos parajes de reconocido valor medioambiental, como: La Garganta Verde, un desfiladero en forma de garganta (de ahí su nombre) que culmina en una sorprendente cúpula natural a la que los zahareños llaman La Ermita de la garganta.
La Ribera de Bocaleones, un afluente del Guadalete, con hermosos parajes como el puente de Los Palominos, próximo a Garganta Seca.
La Ribera de Arroyomolinos, salpicada de molinos harineros de gran valor antropológico (hoy bajo el agua del embalse de Zahara muchos de ellos) y con un lago artificial (La playita) ideal para el disfrute, recreo y ocio.
El Embalse de Zahara, enmarcado entre montañas y junto a la población, que al estar enclavada en la Sierra del Jaral permite desde ella contemplar un paisaje llamativo, dadas las latitudes en que se encuentra. Previamente a su construcción había un puente de valor artístico era el conocido como "Puente romano de Zahara de la Sierra", que fue desmontado al crear el embalse. A pesar de la promesa de reconstruirlo, nada queda de él. Algunas fuentes apuntan a un origen romano. 
La imagen del pantano aparece frecuentemente en televisión como atractivo turístico de Andalucía. El embalse es un gran atractivo turístico de Zahara, pues además del efecto estético (el embalse se observa desde el balcón de su plaza mayor y el embalse se refleja el pueblo desde sus otillas), también se usa para actividades al aire libre, como pruebas de natación (travesías, triatlones, kayak, hidropedales, competiciones de pesca, en el Área Recreativa La Puente (El Mogote) y el Centro de Ocio y Deportivo El Higuerón. Además rutas paisajísticas por el contorno del embalse de (senderismo, equitación y ciclismo desde el Centro de Ocio y Deportivo El Higuerón hasta el Área Recreativa de Arroyomolinos - La Playita y viceversa.




Garganta Verde es un espectacular cañón de roca originado por el azote de las aguas del arroyo Bocaleones que acaba en una cavidad llamada Cueva de la Ermita o Ermita de la Garganta, por el parecido con la cúpula de un templo religioso, al que se accede a traves de un sendero de 2,5 km. Además, este enclave emblemático es el hábitat de una importante colonia de buitres leonados. Se trata de una zona de acceso restringido por lo que hay que solicitar autorización a la Consejería de Medio Ambiente.


Ademas en la carretera que une Zahara con la vecina Grazalema el viajero podra disfrutar durante su serpenteante recorrido hasta llegar al Puerto de las Palomas de miradores como el del Puerto de los Acebuches, el Mirador del Embalse o el Mirador Tugate de los Cielos desde donde contemplar vistas panoramicas espectaculares de la Sierra de Grazalema.






GASTRONOMIA:

Comidas basadas en productos e ingredientes propios del carácter rural serrano de Zahara, que aunque poco a poco van, como la mayoría del mundo artesanal, perdiendo ímpetu, todavía conservan ese sabor propio y tradicional con que nacieron.
Son platos típicos en la gastronomía de Zahara de la Sierra las gachas, tortillas y guisos de espárragos, tagarninas, acelgas con garbanzos, quemones, «sopa hervía» o «sopa tostá», sopa de tomate, menudo, chacinas, carnes de membrillo, diferentes variedades de aceituna, etc.


FIESTAS:

-Carnaval.
-Semana Santa.
-Romería de Bocaleones, se celebra el segundo o tercer fin de semana de mayo en honor a la Virgen de Comares, conocida popularmente esta festividad como Romería de la Pastora por ir la virgen ataviada de pastora; fue instaurada esta fiesta religiosa por el párroco D. Pedro hace ya más de 20 años, esta imagen en la antigüedad se hallaba y veneraba en la ermita del Cortijo de Comares, que se encuentra dentro del término municipal de Zahara, en dirección a Prado del Rey.
-Corpus Christi, celebrado desde hace más de 500 años.​
-Festividad de San Juan, se celebra cada año en torno al 24 de junio o domingo más próximo; en la antigüedad se celebraba durante todo el fin de semana y era prácticamente una feria; con verbenas diurnas en las distintas ventas de las huertas de Arroyomolinos, grupos musicales, atracciones, turroneros, torneos, competiciones, culminando la fiesta el domingo con la misa en honor al santo en el altar instalado por los vecinos de Arroyomolinos. Hoy día ha quedado reducida a celebrarse en domingo, llevando a la imagen de San Juan Bautista en romería desde Zahara acompañándolo en carroza, a pie y a caballo hasta la Ribera de Arroyomolinos, para después de la misa en su honor pasar un buen día de convivencia romeros y romeras y visitantes.
-Feria, se celebra en torno al 20 de agosto; con sueltas de vaquillas, actuaciones musicales, gymkanas, carreras cintas, competiciones acuáticas, torneos de fútbol, etc.
-Festividad de la Patrona, en torno al 15 de septiembre tiene lugar los cultos religiosos, que culminan con la procesión de la patrona la Virgen de los Dolores, por las calles de la Villa.
-Sierrasur Ecofestival, festival de música en directo en el Área Recreativa La Playita en torno al puente del Pilar del 12 de octubre.
-Recreación Histórica Toma de la Villa de Zahara, se conmemora la conquista definitiva de D. Rodrigo Ponce de León el 28 de octubre de 1483. (Se celebra en torno al tercer fin de semana de octubre).​
-Festividad de los Santos Patronos San Simón y San Judas Tadeo (onomástica de los patronos del pueblo coincidiendo con el aniversario de la toma castellana de zahara 28 de octubre de 1483).







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