TREVELEZ
Trevélez es una localidad de la provincia de Granada dentro de la comunidad autónoma de Andalucía, situada en la parte septentrional de la Alpujarra Granadina, cuenta con poco mas de 700 habitantes. Gran parte de su término municipal forma parte del parque nacional de Sierra Nevada, llegando hasta la cima del Mulhacén (donde se disfruta de un aire fresco y limpio con el que se curan sus afamados jamones), techo de la península ibérica, que comparte con Capileira y Güéjar Sierra. La localidad se encuentra al oeste del río Trevélez o río Grande que, junto al río Chico y al Poqueira (afluentes del Guadalfeo), rodean el núcleo.
Trevélez está dividido en tres barrios (Alto, Medio y Bajo) que conforman el casco urbano, donde se articulan en un ármonico descenso hasta las orillas del río Trevélez, susurro permanente de aguas cristalinas donde abundan las truchas, con una diferencia de nivel de hasta 190 m. La casa más elevada del Barrio Alto llega a alcanzar los 1610 m de altitud sobre el nivel del mar, lo que le hace ser el pueblo mas alto de España. El único puente sobre el río está en el Barrio Bajo. El Barrio Bajo es un importante centro turístico, mientras que los Barrios Medio y Alto son más típicamente alpujarreños, aunque el turismo es importante para la economía de todo el pueblo.
La mirada tiene el límite blanco de las crestas de Sierra Nevada y los barrancos fragosos, pintados por el verde de una vegetación singular, lugar ideal para la práctica del senderismo y reponer fuerza después, en cualquiera de los fabulosos y tradicionales bares del pueblo.
Se puede disfrutar de unas vistas preciosas e inmejorables del paisaje, así como de la característica arquitectura típica de la Alpujarra, casas perfectamente adaptadas a lo quebrado del terreno y a la climatología de la zona, que se ordenan en estrechas calles, adornadas con el verdor de macetas y plantas, donde perdura la memoria de su pasado morisco.
El origen de su nombre es sin duda árabe, muy abundante en la toponimia andaluza. Algunos autores identifican el nombre "bellis" con una arabización de la palabra valle; otros entienden que vélez se traduce por barrio, así Trevélez sería "tres barrios". El casco histórico del pueblo se divide en tres barrios como hemos referido anteriormente. Lo mejor es empezar la visita a Trevélez por el Barrio Bajo, el lugar donde más abundan los negocios de artesanía y la industria jamonera tan conocida. Aquí se puede visitar la iglesia de San Benito. Las cuestas es algo con lo que lidiar en Trevélez y es que hay que subir unas cuantas para llegar al Barrio Medio, una zona más tranquila con las típicas casas alpujarreñas de arquitectura montañesa con fachadas blancas. Más pendientes y más tinaos con fuentes, lavaderos y abrevaderos tan abundantes en Trevélez gracias al agua de sierra Nevada hasta llegar al Barrio Alto. Aquí, con la ermita de San Antonio que acoge a la Virgen de las Nieves y a San Antonio, se tienen las mejores vistas de Trevélez desde el mirador de la Era del Fuerte.
El porqué de esta curiosa división, forma parte de una de las leyendas que acompañan al pueblo. Se cuenta que eran tres hermanos a los que su padre al fallecer les deja todas sus tierras dividas del siguiente modo; al hijo mayor las tierras más altas o barrio alto, al mediano las tierras del medio o barrio medio y al pequeño las tierras bajas o barrio bajo. Todo se desarrollaba sin problemas y los hermanos se llevaban viviendo en las tierras del medio, pero esto no duró para siempre y los hermanos se pelean y deciden cada uno de ellos irse a vivir a las tierras que su padre les había legado, de ahí su nombre.
Una piedra en el monte del pueblo, con inscripciones que aún no se han podido descifrar seguramente nos hable de un poblamiento neolítico o cuanto menos anterior a la llegada de los romanos. No obstante el origen cierto es desconocido, pero su nombre, procedente del término latino «inter-valles» y la existencia de algunos restos del siglo III permiten aseverar un origen romano.
Con la llegada de los árabes se configura el actual Trevélez, con las características que hoy presenta el municipio. El sistema de regadío, sino inventado, si perfeccionado por los árabes contribuyó a configurar el paisaje que actualmente vemos, con cultivos en terrazas, una vega alrededor del pueblo y el núcleo de población dividido en tres barrios. Esta herencia perdura en muchos aspectos, pero sobre todo en la forma de construcción.
En la época de los Reyes Católicos, y la Guerra de Conquista del Reino de Granada (1482-1492), los ejércitos cristianos se adentraron en la Alpujarra, pero no llegaron hasta Trevélez. Aunque en 1492 se toma Granada, a Trevélez apenas llegaron cristianos y la población sigue siendo musulmana. En 1500 rompiendo las famosas capitulaciones de Santa Fe, los Reyes Católicos obligan a esta población a bautizarse. De esta manera aparecen los moriscos, nombre que designa a los musulmanes teóricamente convertidos al cristianismo, pero que profesaban su antigua religión en secreto. Las tensiones se recrudecen y finalmente estallan en la cruenta Guerra de Rebelión de los Moriscos (1568-1572). En Trevélez los moriscos se alzan y muchos se dirigen a la Sierra para actuar como bandoleros contra las tropas cristianas.
Tras la derrota definitiva de los moriscos, el rey Felipe II decide expulsarlos del Reino de Granada. Pero para evitar la despoblación del territorio se buscan nuevas personas que pueblen Trevélez. Concretamente hasta el pueblo vinieron bastantes personas del Norte de la Península, aunque también acudieron gentes de Murcia, de Castilla, etc.
En el siglo XVII la repoblación se afianza y la vida transcurre de forma pacífica y aislada. Es a finales del siglo XVIII cuando empiezan a aparecer viajeros y exploradores en Sierra Nevada, y para ello acuden a Trevélez, lugar desde donde parten para sus viajes. Pero será en el siglo XIX cuando los viajeros románticos, especialmente los ingleses, creen un aura bucólica e idílica de esta comarca, hablando de moriscos, de leyendas y elaborando mitos que aún perduran.
El casco urbano de este municipio presenta un peculiar entramado, el cual conserva la arquitectura típica alpujarreña de calles empinadas, pequeñas casas blancas con tejado plano, chimeneas con sombrero y tinaos. Pasear por las calles de Trevélez es la mejor forma de conocer el casco histórico, apreciando los terraos y tinaos típicos de las Alpujarras, así como la estructura irregular heredada de la época árabe del pueblo. Desde las distintas eras, convertidas en miradores, que hay distribuidas por los tres barrios que conforman su casco urbano, podrás contemplar maravillosos parajes naturales. La arquitectura alpujarreña popular emerge como uno de los elementos culturales más distintivos de esta región, configurando un paisaje inigualable.
Se sugiere que la raíz de la arquitectura alpujarreña proviene de las tribus bereberes que históricamente habitaron la región, encontrándose casas similares en el Rif marroquí y otros lugares del Mediterráneo. Aunque algunos autores indican que el origen podría remontarse al Neolítico, lo esencial de esta arquitectura radica en la construcción con materiales locales, preferiblemente suministrados gratuitamente por la naturaleza. Esta práctica vincula la arquitectura alpujarreña con la sostenibilidad y la adaptación al entorno, en entornos muy montañosos.
Y es que el urbanismo de la Alpujarra se adapta a su geografía montañosa, presentando pueblos dispuestos en escalera y orientados al Sur para aprovechar el clima mediterráneo. La mayoría de los pueblos están encalados hoy en día, aunque en el pasado se camuflaban con el entorno utilizando materiales locales.
Esta ruta es un recorrido por sus tres barrios visitando sus rincones más típicos. Se puede comenzar el itinerario en el Punto de Información Turística, localizado en la Plaza de la Carretera, llamada Francisco Abellán, en reconocimiento al ingeniero que dirigió las obras que trajeron la carretera a Trevélez en los años 50 del siglo XX. La plaza es uno de los centros neurálgicos del pueblo y aparece rodeada de numerosos negocios. Siempre está congestionada de treveleñas y treveleños, visitantes y turistas que pasean, toman el sol o charlan alegremente. Allí nos encontramos incrustada en un muro que rodea el lado Norte de la plaza, una antigua fuente, construida en tiempo inmemorial. La fuente ha abastecido durante generaciones a toda esta zona del pueblo. En esta zona del pueblo el viajero encontrara la inmensa mayoria de establecimientos de hosteleria asi como de tiendas donde comprar los productos tipicos de la comarca.
En la plaza podemos contemplar una de las muchas fuentes que hay distribuidas por los tres barrios como es la Fuente del Jamon. Es una fuente espectacular que simboliza la deliciosa gastronomía del jamón en este municipio, un verdadero monumento a la tradición de Trevélez. Esta idea tan original y el excelente trabajo en su creación son, sin duda, los detalles únicos que atraen a las personas, permitiéndoles tomarse fotos en un lugar que no encontrarán en ningún otro sitio. Ademas cercana a la fuente puedes ver los Cerditos de Trevelez que haran las delicias a los mas pequeños. La imagen presenta un excelente ejemplar de cerdo junto a unos adorables lechones. Al rendir homenaje a uno de los animales más representativos del ganado de la región, se reconoce al protagonista indiscutible de la gastronomía local. Y por ultimo la Cabra Montes, esta representación de la cabra montés se relaciona con Sierra Nevada, que es hogar de la población más significativa de cabra montés a nivel mundial y cuenta con la mayor diversidad genética.
Desde la plaza se asciende por la calle Real en la que se pueden observar interesantes elementos de la arquitectura tradicional como son los tinaos o corralones. Destacan: El corralón de Elenica; La Casa de Frasquito, que junto al Tinao de Juan Medina, forman un pintoresco rincón de macetas; El Corralón de Juan Maloles, que llama la atención por situarse a un nivel inferior a la calle; y la Fuente de la Placetilla, de aspecto tradicional que conserva su emblemático lavadero y su pilón para que los animales puedan beber agua. Finalmente llegamos a la Plaza de los Tilos, cuyo nombre proviene de dos grandes ejemplares centenarios situados en ella y donde se encuentra ubicada la Iglesia de San Benito.
La Fuente de la Placetilla se ubica en la calle Real. El conjunto consta de una antigua fuente de
dos caños con lavadero que se encuentra restaurada. Está construida en mampostería a
piedra seca de material metamórfico, presentando además un pequeño tinao con vigas de
madera y cubierta de launa con alero de lajas. elemento característico de la arquitectura
alpujarreña que hace aparecer un tramo de calle a modo de pequeño tunel. El antiguo lavadero también se encuentra actualmente restaurado, construido en
mampostería seca de piedra metamórfica, la parte restaurada, y de mampostería a piedra
vista la parte antigua no restaurada. Presenta una balsa en forma de L dividida en varios
compartimentos, siendo uno de ellos más grande y los otros más pequeños y sirviendo de
lavaderos.. Todo ello se ubica bajo un tinao sujeto por un pilar que hace de esquina, cuya
cubierta es plana de launa y con alero de lajas, estando conformado por vigas de madera. El
lavadero presenta la imagen de San Antonio. Las fuentes de Trevélez son construcciones emblemáticas e históricas que reflejan la importancia que tiene el agua en la comunidad. Estas fuentes, que están cuidadosamente diseñadas, se pueden encontrar en diferentes puntos del pueblo y proporcionan agua fresca a todos sus habitantes.
La Iglesia Parroquial de San Benito fue construída en el siglo XVII de estilo mudejar, anteriormente fue una mezquita. Fue dañada durante la Guerra Civil, por lo que tuvo que ser restaurada posteriormente. En su interior se pueden admirar diferentes imágenes religiosas de gran valor. Su exterior sencillo esconde una rica historia ligada a las tradiciones religiosas del pueblo. El ambiente sereno que se respira dentro y las vistas desde los alrededores hacen de esta iglesia un lugar especial. Es una iglesia de cajón rectangular con entradas sin ornamentos a los pies y en la nave del evangelio. Cuenta con una nave dividida en tres tramos y con capilla mayor con testero plano.
En la Plaza de la Iglesia siempre ha existido una fuente, que ha sido reformada en diversas ocasiones. Una imagen, ya antigua, nos muestra una fuente monumental, con un gran estanque alrededor que actualmente no existe. La actual fuente, bastante más reducida en tamaño, y con un "tinao" que la cubre, data del año 1991.
Subiendo por la Calle Cuesta, de acusada pendiente, hasta hace pozo ocupada por huertos, antigua vía de comunicación entre los barrios, se pasa junto al antiguo cementerio transformado en parque, nos adentramos en el Barrio Medio de Trevelez. Siguiendo la cuesta se encuentra la Casa de Doña Cándida, muestra de vivienda señorial donde se hospedó en su visita a la Alpujarra la reina Fabiola de Bélgica.
Más arriba se encuentran varios corralones, en uno de ellos se puede observar una placa con la inscripción árabe »Mitaite». A mitad de la cuesta está la Fuente del Castaño. La Placeta del Pescao, que destaca por ser un rincón adornado por balcones e infinidad de macetas. La Fuente del Mellizo, junto a la que se encuentra el reguero que baja de la Era Juan Pérez. A mano derecha existe un sendero local que conduce al Molino Altero pasando por la Fuente Garbal. A la izquierda se encuentra la Ermita de San Antonio, de estilo mudéjar, al lado del ayuntamiento. En su interior se encuentran imágenes de interés como la Virgen de las Nieves y San Antonio. Subiendo la calle Horno se puede pasar por debajo de una tinao especial soportado por un arco de piedra, de escasa utilización en la arquitectura tradicional alpujarrense, y se llega a la Fuente del Moreno, de donde parte el camino a Siete Lagunas.
Las calles de Trevélez son un laberinto lleno de encanto, con suelos empedrados, balcones llenos de flores y pequeños detalles que capturan la esencia del pueblo. Pasear sin rumbo entre sus barrios es una experiencia mágica, donde cada esquina parece una postal. En el recorrido, los sonidos de fuentes y el aroma a chimenea te envuelven por completo. Entre las calles más pintorescas destacan la calle El Fuerte, en el Barrio Alto, con vistas espectaculares y un aire rústico inconfundible. La calle Horno te sorprenderá con su arquitectura típica y detalles únicos. Por su parte, la calle Posadas mezcla tradición y tranquilidad, ideal para perderse y disfrutar del silencio.
Cuando paseamos entre las casitas encaladas de las callejuelas de un pueblo alpujarreño, escuchamos el murmullo de sus fuentes o nos refugiamos a la sombra de un tinao, comprendemos parte de su carácter, su historia, sus tradiciones, su identidad. Al fin y al cabo la arquitectura es una de las mayores manifestaciones culturales que mantenemos de nuestros antepasados. El urbanismo alpujarreño en general y la vivienda en particular es una reliquia de pasado histórico que se ha conservado gracias a estar en una comarca de difícil acceso hasta hace pocas décadas.
El estilo predominante de la arquitectura alpujarreña es mediterráneo, influencia que se atribuyen a la cultura musulmana, que buscó refugio en La Alpujarra tras la caída del Reino Nazarí de Granada. De hecho, podemos encontrar construcciones similares en el Atlas marroquí.
El mapa de sus calle son una entramada y laberíntica red de complejos recovecos, trazados a semejanza de los terrenos de cultivos, con acceso en zig-zag para evitar el esfuerzo de la subida en recta y aprovechar al máximo el terreno. Asimismo; las casas se construyen en el menor espacio posible, aprovechando los espacios menos propicios para el cultivo, dejando los accesos necesarios según el paso al bancal. En ocasiones, si no había paso cedido la calle se cerraba con la construcción, originando los adarves.
Otra originalidad de las construcciones alpujarreña es la adaptación al relieve. Las casas se han levantado aprovechando el relieve, a veces una roca grande se convierte en un buen muro. Al ser las calles estrechas, las casas están apiñadas, adaptadas al desnivel y sin tejados inclinados. La mayoría tienen más de un piso. Y por supuesto, están pintadas con cal, blanca como la nieve.
Con este espíritu de aprovechamiento los utilizados en la construcción son en su mayoría originarios de la zona. Así los muros son construidos con piedras y argamasa. Para las vigas de los techos se utiliza madera, de nogal, castaño pino y almendro. Sobre estas, dispuestas en cruz, se colocan las alfarjías de los mismos árboles, y sobre estas planchas de pizarra. Las viviendas más auténticas suelen tener un balcón de madera cubierta, en algunos casos de reformas la madera ha sido sustituida por hierra.
Muchas viviendas tienen claraboyas para aprovechar la luz sobre la cocina, en ocasiones la dependencia más importante para la vida familiar. La casa alpujarreña es el templo de sus moradores, íntima y reservada. Hay mucho respeto por la vivienda ajena, otra idiosincrasia del pueblo alpujarreño.
También de la necesidad de respetar el paso y aprovechar el espacio surgen surgen los tinaos, una de las características arquitectónicas más representativas de la zona. Se trata de una construcción por encima del paso que producen un ambiente misterioso y laberíntico de comunicación entre unas calles y otras, y entre las viviendas.
En el barrio medio podemos visitar la Ermita de San Antonio. Un pequeño santuario que alberga las imágenes de San Antonio y la Virgen de las Nieves, dónde son venerados. Es un punto histórico que une al pueblo en términos de fe. Cuenta con una sola nave con planta rectangular. La entrada se sitúa a los pies del templo, sin que exista en la fachada portada alguna. El altar mayor se organiza a través de un arco de medio punto. No existen capillas laterales. Toda la iglesia, incluido el altar mayor, está cubierta por una techumbre a dos aguas realizada con técnicas y materiales actuales. La portada principal está ornamentada por varias cristaleras con motivos religiosos. En la misma se encuentra una torre, cuya planta cuadrada es de gran dimensión, tiene dos cuerpos y se eleva poca altura.
Las fuentes de Trevélez son construcciones emblemáticas e históricas que reflejan la importancia que tiene el agua en la comunidad. Estas fuentes, que están cuidadosamente diseñadas, se pueden encontrar en diferentes puntos del pueblo y proporcionan agua fresca a todos sus habitantes.
La Fuente del Castaño es una de las atracciones más emblemáticas del pueblo. Ubicada en un entorno natural, esta fuente es conocida por sus aguas frescas y puras, siendo un lugar de encuentro tanto para locales como para visitantes. Rodeada de castaños, ofrece un paisaje pintoresco y un ambiente tranquilo perfecto para relajarse. La fuente no solo es un punto de referencia histórico, sino también un lugar ideal para disfrutar de un picnic o un paseo. Su agua, famosa por su calidad, ha sido una parte integral de la vida del pueblo durante siglos, reflejando la conexión de Trevélez con la naturaleza.
Si seguimos a la izquierda por la calle Pereza, llegaremos hasta otra pequeña placeta, que esconde la fuente de Colón. La fuente data de los años 50 cuando fue construida para dar abastecimiento a una zona del pueblo que no tenía agua. Se pueden observar dos lavaderos, además de la fuente y de un abrevadero, como es habitual en este tipo de arquitectura del agua, donde la presencia del agua se aprovechaba para el lavado de la ropa, dar de beber a los animales, y el abastecimiento humano.
Si nos adentramos en la calle Posadas, encontramos enseguida otra fuente pública reformada en 1990, pero enmarcada bajo una casa, como si fuese un soportal más, se trata de la Fuente de la Ermita. El fondo y los laterales muestran muros de mampostería encalados. Sólo un zócalo de pizarra permite adivinar que allí existe una fuente pública.
A través de la calle Horno pasando por numerosos tinaos y corralones se llega al Barrio Alto, el más típico y singular de Trevélez por conservar aún los elementos más tradicionales de la arquitectura alpujarreña. Al principio del barrio se encuentra otra fuente de piedra y un mirador situado en la plaza donde se puede contemplar la grandeza de Sierra Nevada, perfilada por sus montes verdes tan solo molestados por la salpicadura blanca de las casas de Trevélez. También se avista la cima del Mulhacén, lugar donde se levantó la Ermita de la Virgen de las Nieves, patrona de la localidad. Unos metros mas delante está el Camino del Charquillo que da acceso a los senderos GR7 y Sulayr. Desde allí se puede ascender a la Era del Fuerte, un mirador con vistas al valle y al pueblo de Trevélez.
Justo cuando llegamos al Barrio Alto nos desviamos de la pista por un pequeño camino que nos lleva directos a la Fuente-Lavadero de dicho barrio. Allí encontramos de nuevo un conjunto formado por la fuente propiamente dicha, una pila-abrevadero, y un lavadero. La fuente completamente renovada en 1993 sin embargo fue remozada conforme al estilo. La fuente está techada y cuenta con dos chorros de agua que caen a una pila abrevadero rectangular de gran tamaño y que su vez se conecta con otras tres más pequeñas. En una de sus paredes hay una pequeña hornacina con una imagen de la Virgen.
Las "eras" en Trevélez son superficies circulares empedradas, generalmente ubicadas en zonas expuestas al viento. Estas áreas, antiguamente, se utilizaban para realizar tareas agrícolas como la trilla y el aventado, procesos que separaban el grano de la paja. En Trevélez, algunas de estas eras han sido recuperadas y se han convertido en miradores, como la "Era del Fuerte", que ofrece vistas del valle.
Trevélez es un pueblo de cuento. Y es que han construido las casas de los tres cerditos, una por cada uno de los tres barrios en los que se divide el pueblo. La casita de paja la encontramos en el barrio bajo. La de madera en el barrio medio. Por último, la de ladrillo, que está representada como una casa típica alpujarreña y la encontraremos en el barrio alto. Esta iniciativa surge como un nuevo reclamo turístico y se instalaron coincidiendo con la segunda edición de la Feria del Jamón y Productos Típicos. El colocar una en cada barrio hace que los visitantes lleguen al barrio alto, uno de los menos visitados pero que sin embargo es el que más encanto tiene y en el que mejor se conserva la arquitectura alpujarreña. Además de estas tres casas por todo el pueblo puedes ver diferentes animales relacionados con la fauna del Parque Nacional de Sierra Nevada y el cerdo, animal donde se obtiene su producto estrella como es el jamon y todo lo relacionado con este, desde su crianza hasta la tradicional matanza. Asimismo tanto en el barrio medio como en el bajo podemos contemplar a traves de muñecos escenas tipicas de la vida y la vivienda de la gente de las alpujarras.
Una de las cosas que sitúa a Trevélez en el mapa es sin duda su famoso jamón. En las Alpujarras se elaboran jamones desde hace siglos, pero no fue hasta 1862 que el jamón de Trevélez tuvo el reconocimiento que se merecía. Y esto fue gracias a la reina Isabel II, que en ese mismo año concedió a este jamón el distintivo del “Sello de la Corona”.
Desde entonces el jamón de Trevélez se ha convertido en una institución que cuenta con su propio Consejo de Indicación Geográfica Protegida. Porque en el jamón de Trevélez se sigue elaborando de manera tradicional, con un proceso de secado natural y huyendo de las grandes producciones en serie. Es por eso que los secaderos de jamón hace años que abren sus puertas a viajeros que quieren saber un poco más.
En Trevélez varios secaderos admiten visitas. Lo suyo es hacerlo en Vallejo, uno de los pilares del jamón de Trevélez, donde se puede hacer un recorrido completo desde el despiece del cerdo hasta el resultado final en el plato. Incluso se puede visitar su Museo del Jamón, un lugar donde se puede aprender un poco más sobre la historia de este manjar y que da pie a una degustación con un buen vino.
El jamón amparado por la Indicación Geográfica Protegida “Jamón de Trevélez” se obtiene únicamente de cerdos de las razas Landrace, Large-White y Duroc-Jersey, o sus cruces. La alimentación de los cerdos es con piensos vegetales. El jamón se elabora con pernil de cerdo blanco de macho castrado o hembra, de la máxima calidad, haciendo una selección de carne grasa y suave. Se utiliza sal marina (sin conservantes ni nitrificantes). El proceso de elaboración y las especiales características climatológicas de la zona donde se elabora hacen que sea un jamón con bajo contenido en sal. El proceso de secado y curado se realiza de forma natural y bajo métodos tradicionales. Una larga curación natural que al superar los 14 meses hace aflorar todos los aromas y sabores.
El Jamón de Trevélez es un jamón de forma redondeada, conservando la corteza y la pata. Tiene un tamaño medio y medio a grande. Tiene un color rojo, ligeramente pálido por la ausencia de sales nítricas, es brillante al corte y con grasa parcialmente infiltrada en la masa muscular. La grasa es de consistencia untuosa, brillante y color blanco. Es aromático y de sabor suave y ligero. Jugoso y poco salado. Su grasa es de sabor agradable.
Situado en el corazón del Parque Nacional de Sierra Nevada, Trevélez nos ofrece parajes naturales de belleza excepcional. Está rodeado por algunos de los picos más altos del macizo montañoso: el Mulhacén, Alcazaba y Atalaya, entre otros. En sus cumbres nace el río Trevélez. Si quieres saber qué hacer en Trevélez, podrás elegir entre senderismo, escalada, pesca y otras muchas actividades en la Naturaleza. Es el lugar ideal para establecer tu base y explorar desde aquí Sierra Nevada. Hay muchas rutas de senderismo que parten de aquí. La subida a las Siete Lagunas es una de las más populares. Te llevará a un impresionante valle de origen glaciar donde podrás contemplar los borreguiles y alguna de la flora endémica de Sierra Nevada, como la estrella de las nieves.
GASTRONOMIA:
Ademas de su plato estrella como es el jamon, hay otros platos típicos, realizados de forma artesanal y tradicional, con productos del pueblo como son: Lomo de orza, Sopa alpujarreña, Sopa de ajo tostado, Puchero de garbanzos, Sopa de pimentón, Sopa de almendras, Migas, Gachas con pimentón. Arroz liberal. Cazolilla de habillones. Arroz de los cazadores. Guisote de calabazas. Pollo a la moruna. Perdiz a la antigua. Solomillo con jamón y setas. Choto en ajillo. Trucha a la brasa. Plato alpujarreño. Sin olvidar los riquisimos dulces como: Dulce del paraíso. Roscos fritos. Flan de higos con salsa de albaricoque. Soplillos, etc.
FIESTAS:
Trevélez posee una gran tradición festiva, con numerosas fiestas a lo largo de todo el año donde la principal característica de sus fiestas es su diversidad.
Frente a la importancia de las Fiestas Patronales de San Antonio o de la Feria (originariamente de Ganado), se opone la sencillez de San Benito, la tradición montañera de la Virgen de las Nieves y otras celebraciones como la celebración del Carnaval por las asociaciones del municipio; la Fiesta de la Cruz por la Asociación Juvenil de Trevélez Ilusiones de Altura; la Semana Cultural por el C.E.I.P. Ntra. Sra. de las Nieves; y la Fiesta de la Castaña el primer fin de semana de noviembre.
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